Liam acabó cogiéndome, nos caímos al suelo, que resulto ser césped, él se coloco encima de mi.
- ¿Debería besarte? ¿O me demandaras por abuso al menor?- dijo sonriendo.
- Si te demando iras a la cárcel... Y te violaran y no me gusta esa idea, tu cuerpo es solo mio.
- Oh, que pequeñita más exigente.
- Mucho, así que dame ya ese beso.
Liam sonrió de oreja a oreja y después beso delicadamente mis labios. Él hacía que me sintiera como una niña pequeña, pero en el sentido de que nada me importaba, me sentía libre sin problema alguno. Le devolví el suave beso a Liam.
- ¿Y tus papis te dejan tener novio?- me pregunta.
- No, dicen que soy muy pequeña, pero no me importa lo que digan, me como las galletas cuando aun están calientes- dije sonriendo.
Liam empezó a reírse, su risa sonaba tan cerca que me dieron escalofríos y se me puso la piel de gallina. Se sentó a mi lado en el césped, yo también me senté.
- Pues bueno, niña mala. ¿Quieres ser mi novia?- dijo Liam poniendo un brazo sobre mis hombros.
- Eso suena más peligroso que robar galletas recién echas... Pero bueno, permitiré que me secuestre si pasa algo malo.
- ¿Es un si?- dijo sonriendo.
- Es un claro, por supuestísimo.
Bese sus labios, nunca habíamos dejado de ser novios, porque nunca habíamos roto, pero el tiempo rompió por nosotros
- Y hablando del secuestro....- dijo Liam y yo reí- ¿Aceptaría la violación?
- Dura- dije mordiéndome el labio y poniéndome de pie- y salvaje.
Me di la vuelta y choque mi mano con mi trasero. Liam se levanto.
- ¿Látigos?- levanto la ceja.
- ¿Por qué no?- me encogí de hombros
Todo pasó muy rápido, en un plis plas mi cuerpo estaba encima del hombro de Liam.
Empecé a reírme, tanto que me dolía la barriga.
- Bájame Payne- dije llorando de la risa.
- No.
- Dije cuando las cosas estuvieran difícil.
- Si supieras como están las cosas aquí abajo- Liam miro su paquete- te asustarías.
Me empecé a reír más fuerte, los estudiantes que estaban a nuestro alrededor nos miraban.
- No tienes remedio- dije sonriendo.
- La que no tiene remedio eres tú.
- ¿Qué hice?
- ¿Quién sumamente normal se chocaría el culo delante de su salidorro novio?- pregunto.
- ¿Salidorro?- pregunte riéndome.
- Si ¿qué pasa? No me puedo inventar palabras.
- Claro, claro que puedes. Y respondiendo a tu pregunta, lo que pasa es que yo no estoy normal.
- Cierto, ahora me dirás que ves elefantes rosas.
- No, tu amor me volvió loca.
- ¿Qué me estas diciendo cosas bonitas para que te baje?- dijo y dejo de caminar.
- ¿Funciono?
Noté como mis pies tocaban el suelo de nuevo.
- Si- pasó su brazo sobre mí.
Esta parte del internado no la conocía, era la orilla del rio, pero la orilla estaba llena de losas y había barandas y el camino estaba lleno de farolas apagadas porque era de día. Seguimos caminando.
- No conocía este sitio- dije admirando el paisaje.
- La chica mala tendría que escaparse más por las noches e investigar.
- No es mala idea.
- Cuando lo haga, no se le olvide llamar a su novio.
- ¿El salidorro?- dije sin evitar rearme.
- Si, a ese.
Liam apretó su brazo y beso mi frente. Vi como empezaban a salir unas escaleras de una parte del camino, Liam me guiaba hacía ellas.
- ¿Qué hay ahí?- dije intrigada.
- Pronto lo sabrás... Ah, una cosa ¿has traído bañador?- me pregunta.
- No...
- Pues empezamos mal.
No le entendí, pero cuando empezamos a deslizarnos por las escaleras en forma de caracol y mis pies al terminar pisaban una arena casi blanca, entendí lo que decía. Avanzamos un poco más, cuando me quite la escalera de delante, vi la masa de agua color turquesa tranquila al frente nuestra.
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