#1 - A Thousand Years

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Escrito por: I'm Free, Like a Bird.

Género: Romance y Drama.

Contenido adulto: No.

Advertencia: Muerte de los personajes.


Ahí estaban esos dos amigos. Casi hermanos. Nine y Twelve. ¿Era cierto? Estaba a punto de detonar una bomba nuclear que los mataría a todos. ¿Era realmente lo que querían? Sinceramente ya ni ellos lo sabía. Ahora mismo se encontraban corriendo con sus máscaras. Con las cuales se mostraban como sphinx one y sphinx two. Se dirigían hacía el edificio más alto de Tokio. Querían presenciar desde lo más alto como el mundo que conocían llegaría a su fin. Preguntas los invadían. "¿Fue lo correcto dejar morir a Lisa aquel día?" Ya era tarde. Ya no se podían arrepentir. Estaban evacuando todo. Pero no sabía que esa bomba llegaría muy lejos. Twelve paró en seco. Se quedó en shock. Al cabo de unos minutos, su compañero se dio cuenta de que estaba solo. Miró hacía atrás. Ahí estaba él. "¿Por qué no corre? " Se preguntó en su cabeza. Se detuvo. Caminó tranquilo hacía atrás. Una vez llegó hacía donde estaba su amigo paró. Se agachó al mismo tiempo que vio que su amigo miraba al suelo.

— ¿Qué sucede Twelve? — Preguntó sonriendo.

A los segundos pudo ver como su compañero comenzaba a llorar. No entendía él porque. Le regaló una mirada triste. Doce – En su traducción al español. – Se abalanzó sobre él. Mientras más lloraba. Sinceramente Nueve no se lo esperaba. Puesto que su amigo siempre era divertido y muy positivo, nunca lo vería llorar pero ahora... Ahora estaba llorando... "¿Por qué? ¿Por qué justo ahora? Si nunca lloraba por más fea que se la situación." Pensó Nine. Capaz se arrepintió de la bomba... Pero ya era muy tarde. Lo que menos se imaginaba Nueve es que sus razones para llorar no eran justamente por la bomba. Había algo que no le había contado. Algo muy importante. Cosas que seguramente su amigo nunca se lo imaginaría. Aunque quizás se haya dado cuenta ya.

— Vamos pequeño. — Le dijo al menor. — Si no, no llegaremos. Cuando estemos ahí me dices que sucede. ¿Si? —

Él solo asintió como respuesta. Se separó al mayor. Que lo superaba por dos años y veinte centímetros de altura. Volvieron a correr. Solo que en la cara del menor yacía una sonrisa que por supuesto el mayor no notó ni se daría cuenta por la razón que tenía esa sonrisa. Pero el menor sabía que quizás iba a lograr algo que muchas no habían logrado. Sentía que su corazón daba brincos de alegría. Quizás, solo quizás, él saldría ganando está vez. Y que en realidad alguien si lo quiera. Pues según las malas personas del proyecto Athena, nadie los quería. Si no, ¿Por qué eran huérfanos? Aun había Von... Aun había esperanza. Iban a mitad de camino cuando se cruzaron con el detective Shibazaki. Al segundo se dieron ambos grupos cuenta. Pararon seco.

— ¿Dónde está Sphinx? — Preguntó el detective. Era crucial para ellos la respuesta. La necesitaban si o si.

Mientras Sphinx One los distraía, Sphinx Two buscaba una motocicleta. Una vez encontrada una con llave, se montó en ella y fue a buscar a su compañero.

— Me encantaría seguir hablando pero... Debo irme... Au revoir et un plaisir Shibazaki— Saludó con la mano Nine.

Se montó y su compañero arrancó antes de poder escuchar lo que el detective y su grupo de ayudantes tendría para decir. Iba esquivando a las personas y a los autos. Les quedaba un buen tiempo para llegar y se atrevía a decir que le quedaba bastante tiempo para charlar luego cuando llegaran. ¿Se tendría que enterar así? Al parecer no quedaba de otra. La bomba ya no la podrían desactivar ni aunque quisieran. No llegarían a la planta nuclear. Estaban llegando al edificio. Faltaba poco. El corazón del menor latía tan fuerte. Sentía que en cualquier momento se le saldría del pecho. Bajaron de la moto y se dirigieron a la entrada. Rompieron la puerta y subieron por el ascensor. No tenían ganas de subir unos veinticinco pisos por la escalera. Y más si había un ascensor andando. Nine estaba en cierta parte emocionado mientras que el contrario estaba más que nervioso jugando con sus manos. Las puertas se abrieron. La vista era espectacular. Perfecta para ver como todos morirían. Nine se dirigió a un sillón de los que estaban ahí y se sentó. Suspiró mientras una sonrisa se colocaba en su rostro. Twelve solo se quedó parado mirando. Apoyó su mano derecha en el vidrio. ¿Tan lejos habían llegado? Si tan solo ellos no hubieran estado entre esos veinticinco chicos del proyecto Athena, si ellos no hubieran sido superdotados. Capaz ni se conocerían. Capaz Twelve nunca se hubiera enamorado de esa manera. Capaz el mundo no tendría una cuenta regresiva. ¿Por qué el ser humano tenía que arruinar a esos pobres niños? Los que no murieron durante la experimentación o los que no murieron en el incendio serían solo tres... Five, Nine y Twelve. Pero no. Five se había suicidado justo luego de besar a Nine. Disparó contra la gasolina y se produjo una pequeña explosión. Dando así, la muerte de Five, quien trabajaba para el gobierno de los Estados Unidos contra el grupo de "terroristas". Ahora solo buscaban venganza. Venganza por lo que el gobierno les hizo. Por el dolor que soportaron toda su infancia. Esos atentados. Todos advertidos por un sitio web donde se subían vídeos. Poniendo su identidad como Sphinx one y Sphinx two.

— ¿En qué piensas Twelve? — Preguntó Nine curioso. Habían pasado unos siete minutos desde que su amigo se había quedado mirando por la ventana.

— En todo...— Suspiró y giró. — Sabes... No esperaba llegar tan lejos. — Río el castaño.

— Te arrepientes, ¿No es cierto? — Negaba con la cabeza mientras sonreía. Quería molestar un poco a su amigo. Él porque No existía. Le gustaba molestarlo.

Su amigo negó con la cabeza y miró al cielo. Se tenía que declarar. No iba a llevarse esto a la tumba.

— Oye Nine... Tengo algo de qué hablarte que me inquieta un tantito. — Comentó el menor mientras se sonrojaba un poco.

— ¿Qué pasa Twelve? Sabes que puedes hablarme de lo que quieras. — Respondió mientras lo miraba aun sonriendo.

— Te lo diré porque vamos a morir todos y la verdad es que esto no quiero llevarlo conmigo a la tumba sin que lo sepas. — Dijo nervioso mientras jugaba con sus manos.

— Dime. Por favor, me estas asustando pequeño. —

— Desde hace mucho tiempo... Yo descubrí que mis gustos no van a los normales... Me tomó mucho aceptarlo... Lo normal sería que me gustaran las chicas, ¿No? Mmmh... Lo que yo quiero explicar es que... Me gusta un chico. Me gusta un chico que conozco desde hace muchos años. O más bien desde los tres años. Un chico que me apoyó siempre y nunca me dejo. Que se aguantó todas mis idioteces. Un chico muy guapo e inteligente que sabe armar y desarmar bombas. Que quiere hacer pagar al gobierno por lo que nos hizo. Un chico que de pequeño estaba perdidamente enamorado de Five. Un chico por el cual daría la vida. Por el cual esperaría por el toda una vida. Un chico de pelo negro y anteojos azules. Un chico alto que vive conmigo. Que tiene diecinueve años. Que muchas veces me deja dormir en su cama con él cuando hay truenos. Que me cuida ante todo y todos. Y sobre todo. De un chico que nunca se fijaría ni en lo más mínimo en mí. Ya que ese chico además de ser heterosexual nunca le gustaría. Pero es un placer poderlo contar al fin. Antes de morir. Pero... ¿Sabes qué? Su nombre es Nine y quiero aclarar que estoy perdidamente enamorado por él. Por el que me desvelo. Con el que sueño y no puedo sacar de mi cabeza. Gracias por escucharme Nine. —

Al instante de que terminara de hablar se sentó en el suelo. Se sentía libre pero de cierto modo mal porque sabía que no sería correspondido su amor. Mordió su labio para no llorar de nuevo. Ya se lo confesó. ¿Y ahora qué? ¿Por qué Nine no respondía? Quizás él no se puso a pensar que su amigo tenía sentimientos encontrados. Que en realidad no sabía que responderle. Que en realidad esa declaración hizo que sus sentimientos por fin hayan salido a flote del todo. Cuando el pelinegro reaccionó se paró y abrazó al menor.

— El verdadero amor no tiene edades. El verdadero amor no tiene géneros. Solo se siente y ya. — Respondió nervioso Nine. — Creó que el hecho de que te me hayas revelado hizo que mis sentimientos hacía ti se aclaren. No se si entiendes lo que digo. Pero siempre tuve miedo de decirte algo por el estilo y que te alejaras de mi. Que nunca más nos volveríamos a ver. Pero siempre te amé y te voy a amar para siempre.— Sonrió.

El menor comenzó a saltar de la alegría, de la emoción. Había sido correspondido su amor. Pero el reloj corría y solo faltaban cinco minutos. Se pararon quedando frente a frente. Se juntaron creando un hermoso beso lento. Ya no importaba el mundo o la bomba. Solo ellos.

— Te amo — Dijeron ambos cuando se separaron.

Una sonrisa se hizo presente en el rostro de los presentes, que eran ellos dos. Y volvieron a unir sus labios. Nine colocó sus manos en la cintura del contrario y Twelve rodeó con sus brazos el cuello de Nine, dando así una hermosa vista. Y fue ahí cuando la cuenta llegó a cero. La bomba estalló. No dejó a ninguno vivo. Pero ellos murieron sabiendo sus sentimientos... Murieron dándose el amor que siempre quisieron darse. Sabiendo que ellos se amarían por siempre. Sin que la muerte los separe.

Había Von... Había esperanza...


One Shots - Nine & Twelve - Zankyou No TerrorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora