¿Cómo escondo mis sentimientos?

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¿Segura que no quieres volver a intentar?– insistí sonriendo enamorado.
–No quiero verme en el suelo– respondió Emily con su hermosa sonrisa.
–Creo que mejor te observo– sonrió de brazos cruzados.

La observé con detenimiento mirando cada una de sus expresiones mientras mis sentimientos peleaban dentro de mí.

«¡Corre hacia ella!, bésala y dile lo que sientes por ella. Es hermosa y sus pantalones cortos le quedan muy bien. Es hermosa, perfecta, necesitas abrazarla y decirle lo mucho que la amas, pero más allá de una amistad. ¡No Phill! lo arruinarías todo.»

–¡Te amo Emily!– se saltaron las palabras de mi boca.
–¡Awww que tierno mi amigo! Yo también te amo– se sonrojó y me abrazó fuerte.

Ella no entendió a qué me refería. Está tan convencida de que la quiero solamente como amiga. Me besó la mejilla y luego la apretó. Esto me hizo sentir bien, pero a la misma vez la frustración se revolcó en mi interior.

–Te quiero aunque seas así, tonto– dijo con sinceridad y arregló su cabello abundante y ondulado.
–¡Vamos te enseño!– levanté la skateboard y se la mostré con una mirada de travieso. Esto fue una amenaza que sólo ella pudo entender.
–Ni lo pienses– soltó una carcajada.
–¿Segura?– solté la skateboard al suelo.

La hice huir, empezamos a correr como cuando éramos niños. La seguí corriendo por toda la plaza pública. Después de varias vueltas logré atraparla, la agarré por la cintura y le hice cosquillas. Ella empezó a reírse sin parar. A mi me encantaba su risa, por lo tanto, intenté hacerla reír con más motivos. Su sonrisa llegaba de un extremo al otro de las mejillas. Era hermosa. Se retorció de la risa y caímos al suelo. Caí sobre ella en una posición incómoda. Al menos para mí lo era, ella continuó riendo. La observé de cerca. Clavé mi mirada en sus labios tiernos. Aprecié su perfección. Mi corazón latió tan fuerte y agitado que me pregunté cómo ella no pudo escucharlo. Emily me miró fijamente a los ojos y su risa desapareció.

«¡Oh por Dios! Estoy muriendo»

Vi mi rostro reflejado en sus ojos cristalinos. Ella también se vió en mis ojos. Lo noté porque fue como cuando te encuentras con tu reflejo frente al espejo. Emily pareció sentirse incómoda.

«¿Cómo escondo mis sentimientos? Que tonto soy ¿Qué se supone que haga?»

–¿Te gustaría ir por un helado?
–Emmm sabes que me fascina el helado, creo que sería perfecto– asentó algo confundida.
–¿Porqué me observas?– preguntó.
–Eeeehhh... es queee... que...teee...túuuuuu... te ves muy genial hoy– intenté no sonrojarme.

Llevé mi mano a mi frente y acomodé mi cabello en ondas que cubría la misma.

–¿Me permites?– Emily lamió su mano y dejándola húmeda peinó mi cabello.
–¡Gracias Emily!

Ella aprovechó y actuó como si fuera mi madre. Me arregló la camisa y el collar. Así solíamos jugar antes. Ella siempre elegía ser la madre o algún personaje adulto.

–¡Estás hermoso ahora! ¡Soy la mejor! ¿Cierto?
–Conozco tus bromas, pero aún así gracias
–¿Acaso quieres olvidar el helado?– sonrió deseosa.
–¡Claro que no!

Se acercó a mí, extendí mi mano para recoger la skateboard y luego rodeé su cuello con mi brazo. Caminamos platicando de todo y de nada.

–Eres lo más hermoso.

Ella no logra escuchar y me lleva a paso rápido. Caminamos una larga distancia hasta que ella se detuvo cansada. Se tiró sentada sobre un banco.

–Ve y compra los helados, yo te espero aquí.
–Cualquier cosa me envías un mensaje de texto– cogí mi skateboard y corrí en ella hasta la heladería.

Abrí la puerta y al cerrarse a mi espalda sonaron unas campanas.

–¡Bienvenido! ¿Cuál será su orden?
–Hola– me acerqué a la recepción y pedí los helados.
–¿En cono de galleta o en envase?
–Ambos en envase.

Pagué los helados y con las manos resfriadas salí. Decidí volver caminando porque sería más seguro y cómodo. Los automóviles pasaban por la carretera. El sol filtraba las nubes dándole un toque bastante iluminado a la ciudad. Una chica de cabello rubio y lacio se detuvo frente a mí. Me detuve y fijé mi atención en ella.

–¡Hola! ¿Eres de por aquí?– preguntó y asentí con la cabeza.
–¿Sabes dónde queda la Boutique de ropa para mujeres? Me dijeron que está por aquí– se rasca el cabello un poco tímida.

La miré fijamente, era linda y joven.

«Tal vez se me derritan los helados, pero seré todo un caballero»

–¿Sabes dónde queda?– preguntó preocupada.
–Sí, por supuesto, aquí al cruzar la calle, sigues cami.......– me interrumpe para hablar –¿Me acompañas?–

«Emily me espera y los helados se derretirán»

–De acuerdo sígueme– coloco la skateboard debajo de mi antebrazo y la dirijo.

La ayudé a cruzar y la acompañé hasta la Boutique.

–¿Eres nueva por aquí?– pregunté con interés mientras llegamos.
–Sí, gracias, y fuiste muy cortés– sonrió coqueteando.
–¿Cómo te llamas?

Ella se ríe sonrojada.

–Me llamo Stacy ¿Y tú?– se mordió el labio inferior. Un gesto que causó cosquillas dentro de mí.
–Yo soy Phillips, pero me dicen Phill, un placer acompañarte– levanté mi ceja y extendí mi mano para tomar la de ella.

Ella cede su mano y yo la beso delicadamente. Su mano estaba suave y cálida. Sonrió.

–¡Gracias!–
–De nada– respondí rápido que ella me agradeció.

Antes de que me fuera me agarró del brazo.

–¡Oye! Ten esto– y me envuelve un papel en el puño. –Es mi número, por siii...... no sé si desees conservarlo– se notó algo nerviosa y entró a la Boutique.

Guardé el pedazo de papel en mi bolsillo trasero y corrí a llevar los helados un poco derretidos a la plaza. Llegué asfixiado, pero observé que Emily no estaba sola, estaba hablando con un chico de la escuela. Este estaba cerca de su rostro con su mano en la mejilla de Emily. Parecía que estaba apunto de besarla. Me acerqué sin molestia alguna y pregunté un poco celoso.

Capitulo 2>>>>>>

Estoy enamorado de mi amiga [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora