Capítulo 1

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-¿Cómo crees que me irá mañana en el trabajo?-le pregunté dándole un beso corto en los labios.

-Bien, supongo, no hay nada que tu no puedas, Ana Julia.

-Eso espero amor.-le dije estando recostada en su pecho con la respiración agitada después de haber echo el amor con Damian. Mi novio.

-Además, trabajaras conmigo y conocerás a todos allí, todos somos una familia.-me da confianza con una gran sonrisa.

-Que bueno.-le doy un beso en los labios y me decido a dormir.

Ya era muy tarde y mañama sería mi primer día de trabajo junto a Damián.

Acariciaba mi espalda desnuda siempre después de hacerlo, me gustaba, y en gran parte me ayudaba a dormir.

Recuerdo perfectamente cuando lo conocí veinticuatro meses antes.

Dos años atrás.

-¡¿Que te pasa animal?!.-le grité eufórica porque un idiota había chocado mi auto.

Él bajó de su vehículo y se dirigió hacia mi.

-Lo siento tanto pero estaba hablando por teléfono algo de suma importancia...-me dijo este-...y además no te vi, ya estaba en verde cuando iba a avanzar.

-¡¿No seas bruto, eres daltónico o que?!- repliqué molesta y roja de la rabia. Era mi auto nuevo, la semana pasada papá me lo había comprado por obtener mi diploma en psicología, amaba eso, entrar en la mente de las persona y saber como piensan, entenderlas, ayudarlas. Pero también estudiaba administración de empresas. Mis dos grandes pasiones.-¡¿Que no ves que aún está en rojo maldito animal?!

-¡Hey, tranquila muñeca no es para tanto!.-hace un ademán con las manos para intentar calmarme.

Pero no consigue resultado de tal acto.

-¡Mira salvaje, si es y para mucho, es nuevo y ahora tendrás que pagar por los repuestos! ¿Entiendes?.-refunfuñe apuntando hacia donde estaba mi auto.

-Esta bien mujer pero no te enojes, yo pagaré todos los respuestos y si quieres uno nuevo te puedo comprar.-me dijo con una sonrisa reluciente y coqueta, pero aún así no me pasaba la rabia. Por más perfecto que sea este imbécil me las pagará.

-¡Idiota!.-me crucé que brazos, doy media vuelta y avanzo hasta mi auto que tenia una abolladura en la parte del frente.

Cuando iba a tomar la puerta para abrirla, me tomaron del brazo, volteé a ver y era el mismo idiota que me había chocado.

-Perdón ¿Si?-.soltó su agarre.- dame tu número y después arreglamos lo de tu auto, ¿Esta bien?.

-No gracias, y espero no volver a verte en mi vida.-subí al auto y lo puse en marcha sin volver la mirada al idiota del cual desconozco su nombre como para buscar la dirección de su casa arrojarle huevos. Me río ante tal pensamiento de una niña traviesa, no haré eso, yo soy puro paz y amor.

Yo sola lo puedo arreglar.

Iba por las avenidas pensando en que era lo que podía hacer para componer mi auto. Como no acepté en darle mi número al salvaje ese para que me lo arregle el coche me las veré yo sola.

Ahora que lo pienso, le haya dado mi número para que me compre uno nuevo, me gustan los Ferrari.

Saco esos pensamientos en cuanto estaciono el auto con la fea abolladura.

Llego a mi departamento y dejo las llaves en la mesa de la entrada, me tire en el sillón y prendo la televisión.

Los golpes en la puerta me sacan de la atención que le ponía a la tv. No esperaba a nadie porque recién eran las cuatro de la tarde. Me levanté y abrí la puerta.

《Oh, no》

Era el salvaje que me había chocado.

-¡¿Tú?!-le mire con el ceño fruncido. No era sierto este idiota no me había seguido hasta aquí.

-Nooo, soy un vampiro que viene a chuparte la sangre y después meterte en un auto nuevo que compre y luego lanzarte por un barranco.-Dijo con una sonrisa de oreja a oreja. Lo fulmine con la mirada. No era gracioso, iba a desperdiciar un auto nuevo lanzándolo a un barranco. Idiota.

-¿Como llegaste?¿Como sabías donde vivía?.-me cruce de brazos.

-Pues, llegué en mi auto que tu arruinastes.-abrí los ojos con sorpresa.-y te seguí, no me diste tu número para que pagara por tu auto y ni siquiera se tu nombre presiosa, me imagino que es uno bonito porque tu eres hermosa.

《JAJAJA, que ni crea que con sus halagos me convencerá》

-Mira salvaje, yo no era la que iba con el teléfono en mano y hablando con una mujer, de seguro le estabas endulzando los oídos, y no quiero nada tuyo, tengo dinero y lo puedo pagar...-la verdad no sabía de donde iba a sacar para componer el auto, podía pedirle a papá que me comprara otro, a el no le importaba, pero ya sería el quinto auto que me compraba en los últimos dos años.-y no te diré nada de mi porque yo no quiero saber nada de ti.-intenté cerrar la puerta pero el puso su pie e impidió que la cerrase.

-Necesito que hablemos, no quiero que me odies por un accidente, no estaba hablando con una mujer, estaba hablando con mi padre que está muy mal y creo que se estaba despidiendo de mi.-Se notaba la sinceridad en sus palabras y en sus ojos color miel. Se me partió el alma al escucharlo decir eso. Para mí, mi padre lo era todo.

-Oh, lo siento no lo sabia.-Le dije y me lanze a sus brazos para brindarle mi apoyo. Al principio se tensó, creo que no imaginaba que iba hacer eso, quizá el esperaba que yo no le creyera, pero después me abrazó de vuelta.

-No hay porque sentirlo bonita, el ya es mayor y tarde o temprano hay que aceptar que las personas que mas queremos se tienen que ir en cualquier momento.-me dijo acariciando mi espalda.

Nos quedamos así unos minutos, luego entré en razón y me separé de el. No era correcto abrazar al alguien así como estábamos, porque apenas lo conocía.

Tomé un mechón de mi cabello y empecé a jugar con él, no entendía el porqué estaba nerviosa.

-Bueno, me llamo Ana Julia Williams.-le extendi la mano en forma de saludo.

Me dio un apretón.

-Sabía que tenías un hermoso nombre como tú bonita, yo soy Damián Cortez.

-Un guto Damián.-sonrío.

-El gusto es mio bonita.-me dio una sonrisa.

-Te irás o ¿quieres pasar para que veamos los nuevos modelos de coches? Me gustan los Ferrari.-dije en tono de burla.

-Puedo comprarte tres si quieres.

-Pues entonces, pasa.-me hice al un lado para que entrase.

-Gracias...-dijo.-Que buen gusto tienes.-Dice admirando todo mi departamento.

-Este es uno de los tres que tengo.-me encogí de hombros.

-¿Tienes tres departamentos?-abrió los ojos como plato.

-Pues si. Mi padre tiene mucho dinero pero yo no he aceptado nada de él porque quiero salir adelante por mi cuenta y solo le acepto cosas materiales y el dinero que yo gano lo ahorro.

-Woaw, tu si que eres una mujer muy rara.

-Papá dice lo mismo.

-Amo lo raro.


Infieles [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora