Capítulo 2.

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Voy abriendo poco a poco los ojos, la tenue luz que había en la habitación me hacía dar más sueño, pero era hora de levantarse.

Miro a mi costado y veo a Damián echo bolita, tiene una manera tan rara de dormir que me da ternura y gracia al mismo tiempo.

- Bueno días amor, ya levanta, es mi primer día de trabajo junto contigo y no quiero llegar tarde cielo, vamos, arriba.-le di en su trasero para que se despertase pero no abrió siquiera los ojos para hablar.

- Ana, lo siento lo había olvidado, hoy no voy a la empresa porque estamos a comienzo de la colección y yo solo aparezco cuando van por la mitad, sabes cual es mi puesto no.-me dijo aun dormilón acostándose de barriga.

No lo puedo creer.

Iré sola.

- Si sierto, lo había olvidado, pero por lo menos ve y dejame al edificio y me acompañas a entrar ¿Si?.-me recargue con todo mi peso sobre su espalda.

Suelta un suspiro.

- Estoy cansado amor, tu gastas todas mis energias me dejas exhausto y anoche me diste duro contra el muro.-dijo a carcajadas.

- ¿Yooo?-dije en tono dramática.

- ¡Nooo, yooo!.-me sigue la corriente, aún después de tanto tiempo no puedo creer que siga siendo sarcástico.

- Bueno está bien, duerme maldito salvaje.-Me separé de el bajandome de su espalda de la que me encontraba hace unos instantes.

Sentí como me jalaba de nuevo a la cama.

- Lo se soy bien salvaje.-Dijo este y de introdujo en mis piernas, quitando de un tirón mis bragas y entrando en mi con una fuerza espectacular.

Entierro las uñas en las sábanas, sé que a este paso tendré que comprar nuevas mudadas.

- No Damian ¡Ah! tengo que irme, apartate.-dije apenas, gimiendo de placer que este me brindaba.

Me besaba con desesperación.

- D-damián.-Logro decir cuando se separó de mi boca.

Entraba y salía sin permiso de mi. Me arrancó la blusa y empezó a jugar con mis senos.

- Damian, para mi amor.-Suplico, pero a la vez

- Después que me digas que me amas.

- Te odio.-susurre entre jadeos.

Me miro a los ojos.

- Te has ganado un castigo.-Dijo antes de besarme otra vez en la boca con pasión e ir bajando por mi cuello, mis pechos, mi vientre hasta llegar a mi sexo ya húmedo tras un largo camino de de besos entre mordiscos.

Jugaba con mi sexo como le daba la gana, metía y sacaba le lengua de este. Yo lo único que podía hacer, era gemir.

De golge subió hasta mi boca y entró en mi sin piedad. Estuvimos así hasta que llegamos al climax de placer. Cayó rendido a un costado mio con la respiración entrecortada.

- Se me hizo tarde iré a bañarme.-me envuelvo en la sábanas mientras él me mira.

- ¿Por qué?-Me pregunta con una sonrisa pícara.

- Porque no iré al trabajo oliendo a sudor.-pongo en blanco los ojos.

- Ese es el perfume del amor, Ana.

- Qué asco.-arrugo la nariz y me doy la vuela.

Me metí directamente a la ducha para darme un ligero baño, no me tomé la molestia de quitarme la ropa por que no traía nada sobre mi.

Infieles [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora