Sebastian.
Estábamos en la entrada y los mellizos dieron la indicación de entrar, desde que cruzamos la puerta una lluvia de balas nos impacto pero no nos afecto, trate de luchar sin matar a nadie pero ellos no nos lo hacían fácil, cuando Ágata vio que no íbamos a avanzar hasta que el grupo de atacantes no se redujera ordeno empezar a matarlos.
Cuando acabamos estábamos cubiertos de sangre parados en un charco de sangre ligado con cenizas, mientras Bladimir y una chica nos veían desde un punto mas alto.
-veo que la edad no los ha afectado tanto. Nos dijo Bladimir.
-eres un monstruo, ¿que clase de persona toma a un ejército como peones de un juego mortal de ajedrez. Dije molesto.
-uno inteligente, haré que se arrepientan de traicionarme para cumplir con los caprichos de esa niña inútil. Escupió con desprecio.
La chica salio a atacarnos pero termino como carne picada en fracción de segundos, no era un buen plan atacar a 4 personas armadas, peligrosas y armadas.
Los mellizos empezaron a atacar a Bladimir y de inmediato se noto la diferencia de poder pero juntos los mellizos eran una amenaza para el mayor, Daniel lo hirió en una pierna dificultando su movimiento, cuando ya era suficiente, Ágata y yo decidimos ir a atrapar a Bladimir, el peleo con los cuatro por un tiempo pero como la unidad hace la fuerza en poco tiempo Bladimir ya estaba en el suelo.
-matame, prefiero eso a estar en una celda. Me dijo y lo ignore.
-ya esta, ahora hay que llevarlo con la princesa. Dijo Ágata.
-entonces. Dijo Bladimir a punto de acabar con su vida.
-¡no!. Chillo Ágata deteniendo su espada en pleno vuelo.
-¿que tan egoísta puedes ser?, ¿que no ves que tus hermanos y la mujer que te ama han venido defendiendo tu vida?, ¿guardando esperanzas de piedad para tratar de recuperar al ser que perdieron?. Dije enojado, luego de eso dejamos inconsciente a Bladimir y lo llevamos hasta la casa de Marcus.
Una vez allí el fue puesto en custodia, a esperar las órdenes de la princesa, sus hermanos y Ágata estaban en la sala también.
-se que la decisión de mi hermana es crucial para todos pero, tienen que tomar un baño, o los echo. Dijo este viéndonos con asco.
Después de 20 minutos ya todos estábamos en la celda bañados, curados y la mitad de los presentes algo nerviosos.
-me he hecho cargo de este caso personalmente, para la comodidad de todos los involucrados, Bladimir se te haya culpable por romper una de las reglas del código vampiro, por lo tanto estarás detenido y en confinamiento hasta que mi padre pueda darte un juicio justo, aun con el consentimiento de los 3 emperadores y el consejo ningún vampiro además de mi padre puede dar una condena de muerte. Dijo Alejandra con pena a sus familiares.
-¿en donde estará confinado?. Pregunto Ágata.
-aquí, sera mi prisionero personal, el es muy peligroso para solo dárselo a alguien más. Dijo Marcus.
Salimos del edificio dejando a Ágata a solas con su prometido y yo secuestre a Alejandra, con Bladimir fuera de las preocupaciones de ella ahora solo tenia que preocuparme por los cazadores.
Ágata.
Después de dejarnos en las celdas aun con Bladimir atado con grilletes las ganas de besarlo rebasaron mi limite.
-¡te extrañe tanto!. Confesé sentada en sus piernas mientras nuestros labios se rosaban ferozmente.
-fue imposible encontrarte un reemplazo. Dijo y le mordí el labio al punto de hacerlo sangrar por sus palabras, el muy maldito casi 300 años sin poder vernos y eso es lo que me dice, lo mataría si no estuviese tan contenta de tenerlo en mis brazos en este momento.
Daniel.
Estaba aliviado de que por el momento mi hermano estuviese vivo y a salvo, pero al llegar tan rápido y en tan buenas condiciones de nuestra misión, no encontraba nada mejor que hacer un fin de semana que irme a entrenar, si bien habíamos capturado a mi hermano y esos niñatos no eran ni siquiera un calentamiento, mi hermano seguía muy fuerte, tuve que luchar a la par con mi hermana para siquiera llegar a ser una amenaza, sin contar que para atraparlo 4 personas tuvieron que luchar con el, no era para menos, el y el emperador son de la misma época.
Entrenando me encontré con un animal al que me pareció buena idea matar para comer, de por si el animal estaba vendado, seria demasiado fácil.
Justo antes de darle en la cabeza alguien lo quito de donde estaba, ¿pero cual es el idiota que esta tentando su suerte metiéndose con mi comida?, pensé.
Y como una imagen de una película ella apareció igual que ayer con el pelo suelto y esos ojos que me cautivan.
-a ti si te perdono arruinar mi cena. Le dije y por su mirada se veía que no estaba muy contenta.
-¿cual es tu problema?. Me dijo tomando distancia, cosa que corte de inmediato.
-tengo hambre. Dije tomándola por la cintura y quitando su pelo de su cuello.
-puedes comer sin matar, además ese pobre animal esta herido, hay muchos en este lugar, por favor solo busca otro. Me dijo con una voz algo temblorosa y temblando, mientras recorría su cuello encontré un tatuaje que acababa en su cuello.
Las ganas de saber donde nacía ese tatuaje y la forma que tenia completo casi nublan mi mente, estar al lado de esta chica era muy peligroso, si la princesa se enteraba estaba en serios problemas.
-eres como el fuego para mi, peligroso, hermoso y con una alta probabilidad de quemarme. Le susurré.
-nunca me he considerado peligrosa, a menos no para otro individuó que no fuese yo. Me respondió con los ojos cerrados, poco a poco sus piernas iban cediendo y mis manos exploraban su pequeño cuerpo.
-creo que tengo muchas ganas de quemarme. Le dije poniéndome en frente y besándola, ella respondió y paso sus manos por mi cuello, baje a su cuello y la bese por toda la piel accesible en el, cuando tuve ganas de más baje a su pecho y clave mis colmillos en el.
Eso fue todo, gracias por leer hasta aquí y el viernes la continuación, ¿quiero saber hasta donde se quema el profesor?. Adioss.
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universidad de vampiros
Vampireesta no es la típica historia de vampiros donde uno se enamora de un mortal común y corriente, aquí son todos vampiros y de los peligrosos. después de romperme el corazón uno de sus familiares busca mi muerte, y para seguir empeorando las cosas, los...