Capítulo 3.- Están aquí

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- ¡¡Llegue amor!!- cerró la puerta dejando su abrigo en el colgador y se sentó en el sillón sacando un sonido de relajación por el día tan extenuante       - Hoy conocí a un niño en el psiquiátrico, se llama Tomás - calló por unos segundos y siguió el pequeño relato - No parecía tener nada malo, pero luego me dijo que veía fantasmas.

Al frente de él se podía ver un pequeño altar con una cruz colgada en la pared en la cual se encontraba su esposa prendiendo una vela.
Steve nunca fue tan creyente pero respetaba las creencias de su esposa.

- Mañana es nuestra cena amor - dijo dulcemente ignorando lo que Steve estaba contando.

- "¿Una cena?"- pensó, no recordaba que su esposa le dijera algo sobre una cena.
- ¿No me digas que lo olvidaste? - Preguntaba aún enfrente del altar.
- ¡Claro que no! Como podría olvidarlo, es en nuestro restaurante favorito ¿Verdad? - respondió rápidamente; siempre iban a ese restaurante a las 7:00 p.m. cuando tenían algo que celebrar o porque simplemente querían romper un poco la rutina diaria

Claire soltó una pequeña risa - Tengo sueño, iré a dormir, hasta mañana mi amor - sopló la vela y de retiró lentamente

- Esta bien mi amor, descansa - se despidió y vio a su esposa ir a su habitación.

Steve estaba un poco cansado, pero aun así decidió ir a ver los archivos de Tomás.
Al día siguiente Steve volvió con Tomás, le intrigaba saber en qué estado mental se encontraría un niño de su edad, así que dejó todo su trabajo a un lado para enfocarse en el niño.
- Hola Tomas - trataba de sonar siempre amable, como con la mayoría de los pacientes que estaba ahí, para no asustarlos.
Tomás solo lo miró e hizo una pequeña reverencia con la cabeza como saludo.

- ¿Cómo has estado hoy?- volvió a sentarse a su lado en aquella banca donde lo conoció.

- Bien, creo - la voz del niño sobaba tan tímida y tambaleante, como si dudara en responder
- ¿Podrías contarme un poco mas de lo que me dijiste ayer?
- ¿Qué es lo que desea saber?
Steve pensó bien en la pregunta que iba a hacer, ya que el niño era muy tímido.

- ¿Qué es lo que ves? - era una pregunta tonta ya que el niño le había comentado que es lo que veía, hecha la pregunta solo tenía que resignarse a esperar la respuesta.
- Ya se lo dije - aún con la voz baja respondió - Veo fantasmas.
- ¿Y estos fantasmas te hablan?
- Si - respondió cortante
- ¿Qué te dicen?
- No lo sé.
- ¿Cómo que no lo sabes? ¿No les entiendes?
- Me dan miedo.
- ¿Entonces solo tratas de alejarte?
El niño solo movió la cabeza afirmando.
- ¿Y alguna vez trataste de hablar con alguno de ellos?
Tomas estuvo apunto de responder pero al abrir la boca la cerró repentinamente al escuchar a su madre llamarlo desde lejos.
- Ya debo irme, ya es tarde - se levantó de la banca y se dirigió hacia su madre, pero volteó y dijo - Ellos están entre nosotros, algunos por que dejaron algo pendiente antes de morir y otros por que no quieren aceptar que ya murieron, dió media vuelta y se fué.

Ese comentario dejó algo pensativo a Steve - "¿Por qué dijo eso de repente antes de irse? - se preguntaba.
Vio su reloj y el niño tenía razón ya era tarde, eran las 7:15 p.m. y Claire seguramente ya estaba en el restaurante.
- ¡¡Maldición!! - agarro su maletín y salio corriendo

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