Ya habíamos hecho la maleta, me había despedido de mi madre. Estaba un poco insegura pero ya le había convencido para que me dejase. La verdad es que mi madre me dejaba de todo. Era una chica muy caprichosa, pero sólo por buenos motivos.
Sandra y Samuel ya estaban esperándome en el coche. Yo estaba despidiéndome de Lucía.
- Me gustaría a ver ido pero mi madre ni me deja - se quejaba Lucía
- No pasa nada, volveré pronto y espero que con Ray
- Ya verás como sí, bueno dame un beso y que salga todo bien
Tras despedirme de ella, coloqué mi maleta en el maletero y me senté delante. Al parecer a Sonia le encanta ir detrás en el coche, una manía suya.
- ¿Estáis preparadas chicas?
- Sí
- Pues nos vamos
Samuel arrancó el coche y nos llevó hasta el aéreo puerto. Cuando todo estaba preparado, fuimos a buscar el avión.
- Ostia, ¿cual es nuestro avión? - preguntó Samuel preocupado
- ¿Es ese no? - pregunté
- No, es ese - dijo Sonia
Estábamos echo un lío, así que le preguntamos a un hombre cual era nuestro avión y nos señaló a uno que estaba a punto de irse.
- ¡Oh no!
- Venga, correr
Salimos disparados quedando al hombre con la palabra en la boca. Todos corrimos con nuestras maletas hasta el avión, la gente se nos quedaba mirando con cara extraña. Parecíamos locos.
- Venga, que ya llegamos - gritó Samuel
¡Era un milagro! Habíamos llegado, sólo faltaba un minuto para que despegase.
Como eran asientos de tres, nos sentamos los tres juntos. Yo me quedé dormida mientras que Samuel le agarraba la mano a Sonia que le daba mucho miedo el avión y se mareaba. ¡Ojalá estuviera aquí Ray! Estaríamos abrazados, él me quitaría los miedos, sería todo perfecto.
Tras una media hora de viaje más o menos, llegamos.
- Chicos, ¡estamos en Mallorca!
- Sí, ¿ahora a dónde vamos? - preguntó Sonia
- Son las 11 de la noche, tenemos que ir a un albergue o algo. Hay que dormir. Mañana nos espera un gran día - aclaró Samuel
Entramos en un albergue que había cerca del aéreo puerto. No estaba mal, el problema es que se escuchaban los ruidos de los aviones. Como las habitaciones eran de dos, Samuel y Sonia se quedaron en una y yo en otra. Si hubiese estado Ray, estaría en mi habitación. Dormiríamos juntos, abrazados.
Me duché, me puse mi pijamas y me metí en la cama. Estuve un rato pensando en todo, en lo que estaba haciendo por Ray, en que haría cuando nos viese, en cuánto le echaba de menos...hasta qué me quedé dormida.
- ¡A despertase! - me gritó Sonia
- Ya voooy
Me vestí y cogí mi maleta. Las dos nos fuimos al bar del albergue. Allí nos esperaba Samuel. Por el camino, estuvimos hablando.
- Anda que el ruido que hicisteis ayer Samuel y tú...- dije riéndome
- Que va, se quedó dormido nada más llegar
- Sí si
- ¡Qué tonta!
Llegamos al bar y desayunamos una catalana con un zumo de naranja. Después, nos fuimos a preguntar lo de los coches para poder ir a la casa de la mujer. Teníamos apuntada su ubicación pero tendríamos que buscar a alguien que nos llevase hasta allí.