Cuando el grupo LEX viaja a Corea del Sur por un concurso, jamás se imaginaron las consecuencias que tendría su estancia allí. Ahora, dos años más tarde, las chicas vuelven a coger un avión por el mismo motivo que tiempo atrás. Y aunque todo es como...
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─¡Lith por el amor de dios, deja de hacer sonidos satánicos!─ gritó enfurecida Lissy mientras intentaba perfeccionar uno de los pasos que no le salía. A su lado Vee estaba jugando con el móvil entretenida o eso intentaba aparentar ya que los nervios no la dejaban concentrarse en nada y por otro lado Xia leía desde el pequeño portátil que le habían dejado. Lith le sacó la lengua en respuesta a las palabras de Lissy y siguió viendo un dorama en el monitor que había en la sala.
En menos de dos horas iniciaba la primera etapa del concurso, dos horas para acabar de perfeccionar pasos, comprobar que tenían todo lo necesario, revisar ropa y complementos y demás cosas. Pero por el contrario que otros grupos, LEX se veía tranquila a simple vista, como si fuera otro día más en donde no habían salido de la sala de ensayo que había en el mismo edificio y que les prestaban el CEO del concurso hasta que éste finalizara. Toda la gente que pasaba o asomaba la cabeza en la sala se sorprendía por el relax que había en ésta, pero la cosa era muy diferente, estaban nerviosas aunque no lo querían demostrar porque eso significaba debilidad, una debilidad que no querían que los extraños viesen ni sintiesen, por eso aparentaban como si nada importante pasaba ese día.
Vee no había tenido demasiado tiempo en pensar lo sucedido 4 días atrás con Jimin, ni con la pulsera, ni siquiera con el beso. No quería llenar su mente de cosas que en ese momento no era importante, tenía claro que quería ganar y el pensar en todo eso y en las soluciones para ello no era algo prioritario en estos momentos, ya tendría tiempo en cuanto acabara el concurso.
─¡Bien, ya me he cansado de este ambiente!─pronunció Lith mientras de un salto de colocaba de pie y hacía que todas les prestaran atención─Voy a por algo de comer que muero de hambre, ¿queréis algo?
─¡Coca Cola!─ gritaron las tres restantes al unísono y Lith esbozó una sonrisa. Sin duda eran el equipo "Coca Cola en vena" y esa, era la prueba de que siempre lo sería.
Lith salió de la sala de ensayo directa a la pequeña cafetería que tenían las instalaciones 2 plantas arriba de donde se encontraba ella.
Mientras iba silbando una canción y caminaba tranquilamente con las manos en los bolsillos de la chaqueta de tenis que llevaba puesta, escuchó una voz que se le hizo muy familiar al otro lado del pasillo. Esa voz sabía que la había escuchado antes ya que, no es fácil olvidar a una voz chillona y con ese timbre tan peculiar, pero Lith no le puso cara hasta el momento que cruzó el pasillo y se encontró a 5 chicas de pie en mitad del camino discutiendo como si les fuera la vida en ello. Rápidamente se escondió detrás del muro que separaba ambos pasillos y asomó levemente la cabeza observando la escena: Dos chicas estaban gritándose palabrotas unas detrás de otras, otra chica estaba intentando calmarlas y a su lado, una cuarta reía a todo pulmón mientras que una quinta estaba sentada en el banco más próximo a ellas sin prestar demasiada atención.
Lith se quedó mirando la silueta más relajada de todas y cuando ésta elevó la cabeza, los cabellos rubios teñidos dejaron ver su cara haciendo que Lith ahogara un grito, un grito de sorpresa, un grito de odio y un grito de venganza.
