Coloco la llave en la cerradura, al abrirse la puerta, dejo mi bolso en la mesa que está cerca de la puerta con mis cosas: Una botella de agua, mi tutú rosa, mis zapatos de ballet y una toalla para secarme el sudor. Me siento muy agotada, últimamente los ensayos en la escuela de baile han aumentado, por suerte sólo quedan dos meses, dos meses para graduarme y así tener mi propio estudio de ballet, al final el esfuerzo valdrá la pena, pero por ahora sólo quiero dormir, dormir y dormir un poco más. Me acerco a mi sofá y me recuesto, me quito mis tenis y los calcetines también, tengo ampollas en las ampollas de los dedos, también bastantes cortadas, al recostarme veo una foto de mamá sonriente al lado mío, cuando yo tenía seis años. «Todo es por ella».
-Hola, Jamye -dice una voz masculina detrás de mí.
-Dallas, deberías dejar de entrar así a mi casa, un día de estos me va a dar un infarto -lo regaño, él se acerca a mí y besa mi frente.
Dallas es mi mejor amigo, vecino, confidente, cocinero, pañuelo de lágrimas, él es de todo, hasta un hermano mayor, es toda mi familia, es todo lo que tengo, aunque a veces me asusta al entrar tan sigilosamente a mí casa.
-Bueno, debiste haberlo pensado antes de darme una copia de las llaves de tu casa -se sienta en el sofá y coloco mis pies en sus piernas-. ¿Te duelen mucho, verdad?
-asiento-. Bastante, lo único que me consuela es que sólo quedan dos meses para graduarme
Dallas toma mi pie derecho y me da masajes, tiene manos de ángel, además debe de tener estómago de acero para soportar el hedor y sudor de mis pies, después de bailar tanto deben oler horrible, aprecio que él sea tan amable conmigo.
-Dios, tus masajes me encantan, ¿Que haría yo sin ti? -pregunto, es verdad, no sé qué haría sin él, recuerdo que un día que estaba deprimida se vistió de chica y me levantó el ánimo, terminé riendo hasta que me salieron lágrimas por los ojos, además que todos los chicos creían que era chica, se veía muy guapa.
-Podrías pagarte una entrada a un spa o pagar a alguien para que venga hasta aquí y te hagan el tratamiento completo -ríe, y toma mi otro pie.
-No es mala idea, me he sentido tan agobiada últimamente -suspiro, siento como si algo aplastara mi pecho, me siento muy fatigada-. Encima la señorita Williams me ha dicho que tengo que hacer dieta, dice que una bailarina es delgada, frágil y debe ser ágil, en pocas palabras me dijo gorda sin gracia
-¿Gorda? ¿Tú? -deja mi pie y se levanta del sillón al instante, creo que viene uno de sus ataques de ira-. Esa maestra esta ciega, claro si por eso usa gafas, Jamye... -se detiene a pensar sus palabras y logra hablarme con voz más paciente-. Que no se te ocurra bajar ni un solo gramo, eres la bailarina más hermosa del mundo y ella tiene envidia
-suelto una risita-. La más hermosa del mundo, el ciego aquí, eres tú, la verdad creo que si debería bajar un poquito -toco mi abdomen, a veces no como a tiempo y como lo que sea, lo tengo hinchado-. Quizá tres kilogramos y me vea un poco mejor
-¡Ni se te ocurra! -dice y agita sus manos en el aire, yo suelto una carcajada-. Hablo en serio
-Está bien, escucha... -pienso en otro tema que no sea el de mi peso, al instante surge una idea: "Mi cumpleaños"-. En unos días es mi cumpleaños y...
-me interrumpe-. Lo sé, ya lo tengo todo planeado, vamos a pasar el día juntos y no voy a aceptar un "No" por respuesta
-Quería decirte que éste año no quiero hacer nada, quiero quedarme en casa y mirar la televisión, o leer un poco, quizá vaya a correr o me quede en casa practicando
-Jamye, ya tengo una sorpresa para ti -hace unos pucheros y se ve adorable-. Lo planeé durante un mes y también estuve ahorrando para tu regalo -suspira-. No me hagas esto

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I'm Strong
RomanceCuando era pequeña siempre había creído que mis padres estarían a mi lado eternamente, tenía la idea de que ellos eran una clase de humanos sobre naturales con la capacidad de ser inmortales y que nada les haría daño, también pensaba que puedes ser...