El gemelo

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Cooper realizó sus investigaciones, aprendió mucho de aquella civilización avanzada e incluso logró comunicarse con lo básico de su forma de hablar, sin embargo el nombre de su planeta no era pronunciado por la lengua humana en ningún sentido, así que optó por bautizar aquel gemelo de la Tierra como: "Planeta Conor" en honor a su familia.

Completada una semana de investigación, era tiempo de regresar al Planeta Azul, su hogar. Sin embargo ya no le quedaba oxígeno a su casco espacial, debía hacer algo si no quería morir asfixiado. Le sobraba sólo un cinco por ciento de oxígeno, no había remedio así que giró su casco a su izquierda, quitó el seguro del tanque de oxígeno y se quitó el casco junto con el tanque preparado para morir con su respuesta.

Lágrimas se soltaron en sus ojos, dolor en su pecho acompañado de la visión de su familia, lo que nos hace a todos humanos, la supervivencia. Se tiró al piso, pasó diez segundos sin oxígeno dado por su tanque y casco, hasta que se percató de que el aire de ese planeta era respirable para los humanos, era oxígeno. Volteó a sus lados, se levantó y suspiró muy fuerte aún con lágrimas...

Antes de partir se despidió raramente de aquellas "personas", se dirigió al Discovery II, despegó, atravesó la atmósfera del planeta Conor observando los mismo que vio cuando salía de la Vía Láctea, solo que esta vez estaba saliendo de Sextans A, la galaxia de la nueva vida.

Volvió a viajar de regreso a la velocidad de la luz, pasaron nuevamente dos meses, pero veinte años en la Tierra.

Despertó de su cama que lo cubría de agua para mantenerlo vivo sin comer, se dirigió a la cabina del mando de control de la nave para ir bajando de velocidad poco a poco hasta observar como de un pequeñísimo punto azul, cada segundo se fue haciendo más grande hasta poder observarlo como la Tierra. No pudo evitar las lágrimas de la nostalgia, de la tristeza, de lo que contará y de el placer de llegar a su hogar para ver a su familia otra vez.

Atravesó la atmósfera manejando suavemente la nave hasta aterrizar en la base preparada para él por la NASA; bajó de la nave observando mucha gente que jamás había visto en su vida, otra gente anciana, también notó que el clima se sentía más fresco, no había tanta contaminación como antes, había tecnología avanzada y saludó al nuevo director de la NASA. Cooper se sentía extraño confundido; el nuevo director le dijo que en la Tierra han pasado 40 años desde la partida de él, pero que para él pasaron solo dos meses debido a la velocidad y la gravedad; esto no le sorprendió tanto a Cooper hasta que le informaron que muchos de sus familiares habían fallecido incluyendo a sus padres; soltó una lágrima de la tristeza, le preguntaron que había pasado con Brand, pero él no respondió, después una señora que había interrumpido en la oficina le informó que el presidente de los Estados Unidos lo quería ver diciéndole también que aquel presidente era el mejor que habían podido tener en el país, reelecto dos veces. Cooper accedió a dar a conocer sus experiencias después de estar con el presidente.

Al llegar a la sala de reuniones en la NASA, donde había llegado el presidente, Cooper observó a un hombre muy viejo de unos setenta y cinco años de edad dándole la espalda con las manos en las bolsas del saco que traía puesto. Aquel anciano volteó, caminó hasta él; pidió a la señora, que había encaminado a Cooper, que los dejara solos un momento, ella accedió, entonces el presidente se acercó más hasta que en el oído de Cooper dijo... -Te he extrañado mucho hermano-.

FIN

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