Los gemelos

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Era martes 8 de septiembre del año 2025, el primer segundo de la vida de los gemelos Conor: Cooper y Tom, con tan solo tres segundos de diferencia sus relojes genéticos estaban perfectamente sincronizados, misma edad desde su nacimiento, idénticos físicamente, sin tal diferencia física que los distinga uno del otro, lo único que los podía diferenciar era su psicología, tenían distintos gustos e incluso diferentes formas de hacer las cosas.

Tan solo una semana después de su nacimiento tuvo que pasar para que sus padres se pelaran todos los días debido a problemas de engaños e infidelidad ocasionando el descuido de sus hijos gemelos.

Cooper, quien era el más travieso, gateaba hacia el patio de la casa, donde vivía su familia, todas las noches para observar las luminosas estrellas que aclaraban la oscura noche en el Universo.

Una de esas tranquilas noches, a sus siete años, pudo observar su primera estrella fugaz pidiendo, como ya era costumbre de los Conor, un deseo.

-¡Quiero ser un astronauta cuando sea grande!-.

Gritó de felicidad con mucho anhelo. En eso llegó su hermano a desilusionarlo.

-De que sirve ser un astronauta si en el espacio no puedes mandar a nadie-. Dijo Tom, pues a él le gustaba mandar, ordenar y dar reglas a las personas lo cual no le gustaba mucho a su gemelo ni a sus padres, sin embargo nunca cometía algún error cuando ordenaba o mandaba, lo daba todo en específico de una manera convincente; era como si Dios le hubiera dado ese don.

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