Ella no lo ve

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Avanzan más aún pero llega un momento en el que el viento no pasa desapercibido, 

se hace cada vez más intenso. 

La niña se desanima porque le cuesta seguir avanzando, el viento no se lo permite. 

En un momento ella suelta la mano de Jesús para protegerse del viento, 

se centra en sus pensamientos e intenta subir por su propia cuenta al escalón que sigue, 

pero no puede hacerlo, no sola. 

El viento se convierte en una fuerte tormenta, la niña no puede ver hacia ningún lado.

 La niña se encuentra tan preocupada por intentar subir al siguiente escalón 

que no ve que Jesús aún mantiene su mano extendida hacia ella y pasa lo evidente... 

la tormenta la empuja y la hace descender.



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