Capítulo 10: "Real"

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Claudia Sayer

Me levanté sobresaltada. Palpé la superficie sobre la que había dormido toda la noche y me di cuenta de que era el cuerpo de un hombre. Toqué con cuidado su cuerpo y al llegar a su rostro pude sentir una fina y cuidada barba bajo mis dedos.

Zayn, pensé.

Bajé de la cama a tropezones y corrí a encerrarme en el cuarto de baño. Con la respiración agitada y la incertidumbre recorriendo mi cabeza encendí las luces.

Quería ver mi reflejo, quería observar mi cuerpo, tenía miedo. No sabía que demonios había pasado. Zayn me aterraba.

Levanté los ojos lentamente y me miré en el espejo. Pensé que rompería a llorar, pero no.

Todo estaba en orden.

Ni manchas, ni marcas, ni arañazos.

Miles de recuerdos me invadieron. Estaba intentando recomponerme de la impresión cuando la puerta del baño se abrió. Zayn cruzó el umbral, solo llevaba puestos unos holgados pantalones azules. Pegó un bostezo e intentó acercarse a mí.

Me sentí reacia a su toque. No quería que estuviera cerca.

—¿Que pasa? —murmuró confuso.

Había sido un mal sueño. Una pesadilla producto del alcohol. ¡Solo había sido eso! Parte de mi se relajó, me sentí aliviada.

Pero la otra todavía estaba reviviendo aquel momento. Había sido real.
Aún sentía sus manos recorrer mi estomago, sus besos húmedos en mi cuello, el dolor y la rabia en la garganta. Sentía asco.

—Decías mi nombre en sueños, llorabas —se sinceró— me asusté.

Zayn me miró pidiéndome explicaciones, sus ojos negros estaban llenos de preocupación. Intentó acariciar mi mejilla pero no puede evitar echarme hacia atrás.

Lo acababa de ocurrir era una advertencia, un aviso del destino. Tenía que ser eso. Zayn no era para mí, y yo tampoco para él.

—Gracias por cuidarme.

Intenté que se marchara y me dejara sola, pero no conseguí más que mosquearle. Frunció el ceño y dio un paso hacia mi.

—¿Que te pasa? —preguntó irritado— e estado contigo toda la noche después de que llegaras con ese... Idiota, ¿y así me lo agradeces?

—¡En ningún momento te pedí nada!

Zayn me agarró de la barbilla, ejerciendo presión sobre ella, pero no la suficiente como para causarme daño.

—¿Te ha besado?

Sabía que se estaba carcomiendo por dentro, que necesitaba respuestas, pero yo no era nadie en su vida como para reportarle lo que hacia o dejaba de hacer.

—Yo no pregunto sobre Perrie —me excusé.

Zayn acercó más su rostro al mío y me miró suplicante, le dolía la situación, o al menos eso aparentaba.

—¿Te ha besado?

—No.

Cerró los ojos y suspiró, pensándose dos veces si preguntar lo que tenía en mente o callárselo. Sabía lo que pasaría a continuación.

—¿Tú le has besado?

No debe de existir un nosotros, perdóname, Zayn.

—Si.

Abrió los ojos y me miró. Estaba apagado.

—¿Por qué?

—Zack me gusta.

La chica que rompió One DirectionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora