"Cavé mi propia tumba" fue lo que pensó Sebastian al salir de su casa. Su novia lo tiene exasperado. Llevaban 3 meses y se había vuelto una total celópata. Por si fuera poco, era una insaciable. Le pedía todo el tiempo, aunque por otra parte lo mantenía en muy buena forma. Era un milagro que no se lo pidiera frente a sus padres, aunque era un poco difícil puesto que ellos viajan constantemente y él pasaba la mayor parte del tiempo solo. Ella está claramente obsesionada y eso le preocupaba. Ya estaba cansado y quería cortar la relación.
El colegio queda a cinco cuadras de su casa, pero tuvo que correr porque ya era la hora de entrar.
-¡Amoooor!- le gritó a lo lejos Paulina, que corría para llegar a él.
-Pau, ¿podemos hablar un minuto? - La miró seriamente, lo cual la preocupó bastante.
-¿Pasa algo? - la voz le temblaba al igual que sus manos.
-Pasa que no me dejas en paz, jamás puedo tener un tiempo para mí y el escándalo de ayer me colmó la paciencia, UNA MUJER PIDIENDO UNA DIRECCIÓN NO ES UNA ACOSADORA- empezó con calma pero poco a poco fue perdiendo la compostura.
-¿Qué quieres decir?- le miraba ella, haciendo pucheros y con los ojos cristalizados (era una manipuladora de primera).
-Quiero decir que esta relación llega hasta aquí, ya no te soporto-
Tenía miedo pero ahora ya todo está hecho.-Me las vas a pagar idiota, nadie me rechaza de esta manera- dicho esto, se fue al baño y Sebastián a su salón. No había clases a la primera hora por falta de profesor así que no tuvo problemas
-¿Oye, qué te pasó?- dijo Ian desde el asiento de al lado. Es su mejor amigo, pero ahora no tiene ganas de hablar con nadie, así que sólo negó con la cabeza, acto que pareció entender y sacó su celulár para hablar con alguien, mientras Sebastián intenta imitarle pero su teléfino no estaba. Revolvío todo pero al poco recordó su verdadera ubicación. El bolso de Paulina. Ella lo guardaba de vez en cuando para ver si no hablaba con mujeres por detrás suyo. Estaba pensando en cómo recuperarlo cuando vio que su amigo se extraña de algo, luego lo mira seriamente y le pide que vayan al baño para poder hablar en privado.
Al llegar, inmediatamente, su cara asustó a Sebastián. Acto deguido cerró la puerta.-¿Tienes algo que decirme?- Preguntó serio, jamás lo habia visto así, parecía que contenía su ira
-Nada... terminé con la Pau, no creo que sea algo tan terrible.. - dejó la frase a medio terminar porque vio como Ian iba perdiendo el control
-¡NO HABLO DE ESO, ELLA YA ME LO DIJO. QUIERO SABER SI LO QUE PUBLICASTE ES CIERTO, Y SI LO ES, QUIERO SABER POR QUE MIERDA NO FUÍ EL PRIMERO EN ENTERARME!
-Ok... aquí hay algo que no me cuadra...- Al ver que no entendía Ian le mostró la publicación y casi se va de espaldas.
Ahí claramente Sebastián decía que era gay, mostrando pantallazos de conversaciones sacadas de contexto y fotos arregladas, y no solo era una sino varias publicaciones, leyó cinco y le entregó el celular en estado de shock a su amigo. Acto seguido se golpee la cara para recuperar la compostura.
-Eso no es cierto- dijo, casi suplicando- si fuera cierto serías el primero en saber, lo juro- algo en la cara de Sebastián convenció a Ian. También le contó toda la situación, y luego de una buena explicación, Ian le pidió disculpas.
Al salir del baño, aún no había nadie. Se apresuraron a llegar al salón donde todos los quedaron mirando sin excepción. Al parecer, Paulina se encargó de informar a todos.
Unas mujeres los miraban tapándose la naríz y algunos hombres los miraban de forma inquietante, pero a medida que pasaban las horas, ambos se dieron cuenta que a quien miraban era a Sebastián. Siempre lo habían mirado raro. Su pelo negro hacía resaltar demasiado su tez marfil, y para colmo, tiene los ojos de un tono violáceo lavanda, haciendo que tuviese un aspecto muy atractivo e inusual, lo cual desde siempre atrajo tanto a mujeres como a hombres. Pero esto era distinto. Unos hombres lo miraban descaradamente y otros incluso se atevían a coquetearle, incluso su amigo parecía mirarlo de reojo.
Sebastían estaba tan nervioso que, a la hora del almuerzo, fue al baño a comer. Al llegar notó que no era el unico que tenía esa extraña costumbre. Un hombre, al parecer, un poco menor que él, comía una ensalada en un banquillo donde habían unas pequeñas duchas. Su aspecto era realmente demacrado: su pelo rubio estaba algo desordenado, al igual que su ropa y tenía algunos moretones. Sus ojos no quedaban atrás, con sus ojeras pronunciadas, realzando el maravilloso color celeste claro de los mismos. Sin saber por qué, se acercó apresuradamente para ver cómo se encontraba, asustándolo un poco.
-¿Qué fue lo que te pasó?- preguntó, sentándose a su lado y sacando su almuerzo
-Yo... este... unos compañeros de curso me pasan pegando y diciéndome... por favor, no me hagas nada- hablaba atropelladamente y apenas se le entendía
-¿Y tus papás no hacen nada?- le volvió a preguntar, esta vez estupefacto. No entendía como nadie parecía hacer algo al respecto
-Ya están al tanto de todo... dicen que esto me ayudará a forjar caracter- afirmó el pequeño, bastante serio
-eh...-
-Alexander, voy en segundo, tú debes ser el del otro segundo que todos hablan, el "Cola violeta"- al ver que su compañero se desanimaba, añadió apresuradamente- pero yo no creo en esas cosas... los rumores de pasillo se expanden rápido pero suelen olvidarse de la misma forma - a lo que Sebastián agradeció profundamente, puesto que eran las primeras palabras de aliento que recibía o, al menos, el único que le había creído a la primera
-Gracias, si quieres, puedes juntarte conmigo durante los recreos, Ian y yo somos bastante fuertes... no creo que te vayan a molestar más- luego de eso comieron y hablaron toda la hora de almuerzo, hasta que sonó el timbre y ambos fueron a sus respectivos salones, a seguir viviendo sus respectivos problemas.
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Hola, espero que estén bien, primero quiero decir que ésta es la primera vez que escribo algo aquí y quiero saber de verdad que les parece, agradecería mucho sus comentarios.
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No te confundas
RomanceSebastian es un joven de 15 años al que se le ha dado todo en bandeja de plata, pero todo cambiará cuando un rumor se expanda por todo el colegio.