ALEXA (+16)

CAPITULO 20

NEGACIÓN

Me paseo por la habitación, estoy inquieta y sé el motivo, hace una semana que no veo a Ian. No he atendido sus numerosas llamadas, ni contestado sus mensajes, tampoco he querido verlo, no desde aquel día. Sé que actúo mal, que él no ha hecho nada, sólo me ha dicho lo que siente, lo que no entiendo es ¿Por qué me ha afectado tanto? Sólo a una persona le he dicho que lo amo y está muerto, su sangre cubre mis manos.

Me siento confundida, es obvio que tengo sentimientos hacia él pero ¿Lo amo? Todo es tan confuso. No tengo mucho tiempo de pensar en eso ya que la puerta se abre de golpe y aparece Ivanna sobresaltada.

-¿Qué? -Le pregunto al ver su expresión.

-No voy a volver a ver a Chris. - Me dice al momento que se lanza en mi regazo y comienza a llorar.

-¡Oh Ivanna!

Acaricio su cabello y dejo que se desahogue para que me cuente qué ha ocurrido. Cuando se calma se sienta a mi lado limpiando las lágrimas con la manga de su blusa de algodón.

-Estos días con él han sido maravillosos, no te lo puedo explicar, me siento completa.

-Conozco el sentimiento. -Le afirmo.

-Estuvimos juntos, ya sabes, juntos. - Me mira esperando mi reacción.

-Hicieron el amor. -Aclaro.

Ella asiente con la cabeza y su mirada se dirige al suelo.

¿Y qué ha sido tan terrible?

-Al contrario, !Oh demonios! es como si nos acopláramos de una manera tan perfecta, y con él siento cosas, me invaden estas sensaciones que nunca he experimentado con nadie.

Sonrío ante su comentario, claro que sé de qué habla.

-Entonces ¿Cuál es el problema?

-Te parece poco que sea un licántropo.

-Al menos es puro y no un convertido, o un humano. -Agrego, sin poder ocultar mi tono de aflicción.

-Van mal las cosas entre Ian y tú.

-No estamos hablando de mí.

No le había dicho nada a Ivanna sobre mi repentina separación de Ian.

-Alexa, no me cambies el tema, dime.

Sonrío con amargura y ahora soy yo la que mira hacia el suelo.

-Me confesó que me ama. -Le digo y la miro de reojo.

Ivanna coloca ambas manos sobre su boca a manera de asombro.

-¿Y qué le has dicho?

Me encojo de hombros indiferente.

-¡No le contestaste nada! -Me reclama.

-Shhh baja la voz, se te olvida dónde estamos.

-Lo siento, te parece si continuamos esta conversación afuera de la mansión.

-¿Qué piensas del calabozo? Nadie va por esos rumbos. -Sugiero.

Ivanna se encoje de hombros, y se acerca a la ventana.

-¿Por la ventana? -Le reprocho.

Se vuelve a encoger de hombros y agrega: - Es más divertido. - Y sin más se lanza, conmigo atrás.

Rodeamos la mansión y encontramos la puerta secreta que va a los calabozos, está cubierta con una tupida enredadera, pocos conocen sobre su existencia. Entramos aprisa y empezamos a caminar a lo largo de unas inclinadas gradas de piedra en descenso. Llegamos al final a un corredor, nos parece bien el lugar, los rayos del sol se colaban débilmente.

-Cuéntame. -Me dice mirándome.

-Lo haré, pero primero háblame sobre Christopher, si estaban tan bien ¿Por qué dejarlo?

-Por la misma razón que no ves a Ian desde hace varios días.

La miro sorprendida, no creí que se diera cuenta.

-Al menos Ian puede ser convertido en vampiro. -Me cuestiona.

-Él no lo aceptaría, y creo que yo tampoco, no soportaría ver sus ojos chocolate cambiar a carmín, además del hecho que sería un impuro.

-Lo amo Alexa, amo a Chris ¿No es una locura? Enamorada de un licántropo. Me pregunto si alguna vez ha ocurrido algo similar, que un vampiro y un hombre lobo sean almas gemelas o un humano y un vampiro.

Me mira al decir esto.

-¿Qué piensa Christopher? ¿Está de acuerdo en no verte?

-Mi explicación fue muy convincente, tanto que al final lo convencí que era lo mejor para los dos. Lo que no sospeché es que doliera tanto estar separados. Es como si me faltara la mitad del corazón.

Observo a Ivanna con detenimiento, de igual forma me siento yo con Ian.

-No tenemos escapatoria Alexa, estamos condenadas a amar a los hombres equivocados.

- O tal vez sea lo contrario, que nosotras seamos las erróneas para ellos. -Le replico.

-Tiene lógica. -Murmura cabizbaja.

Permanecemos en silencio unos minutos, meditando quizás en lo que mutuamente nos dijimos. El sol se ha ido y el día se ha puesto gris, seña que pronto lloverá. El olor a tierra mojada impregna mi olfato, me encantaba la lluvia, me relaja.

-¿Crees que hice bien? - Me pregunta Ivanna dudando si tomó la decisión correcta.

Me encojo de hombros, no lo sé. Me mira con desconcierto y un remedo de sonrisa trata de surcar su rostro pero no se logra formar. Nos quedamos ahí otro momento, ninguna de las dos quería afrontar lo que nos esperaba ahí afuera.