Capitulo I

14 0 0
                                    

¿Francés? Sí, es francés. A ver, tranquila, recuerda las palabras que sabes en francés. Boutique, croissant (muero por un croissant) le papillon, madame, monsieur collage, cliché, canapé, toliet. Joder, por supuesto que no puedo forma una oración cuerda con esas palabras. Si lo hiciese vendría a ser algo como: Madame, quiego iun collage de canapé an croissant paga ig al toliete, S'il vous plait ¡Venga que me he rimado! Trés bien.

Abro los ojos lentamente y me encuentro cerca de mi con el rostro de castor de un hombre ¿En clase de película me he metido?  ¿Todos los francés tienen cara de castor? Recuerdo al modelo famoso que me gusta, no, por supuesto que no todos tienen cara de castor. Desvío la mirada del de rostro de castor pues ya ha comenzado a perturbarme. Nunca me ha gustado que me miren mucho.
No encuentro nada interesante que ver en esta habitación. Es blanca, tiene un hombre con cara de castor, hay una cama, de hecho, estoy acostada en esa cama, tiene un monitor que pitea logrando no dejarme volver al sueño. Tin, tin, tin, tin ¡Dios! Suena exactamente igual a como suenas las de las películas cuando alguien está en un hospital...
Abro los ojos de golpe. La habitación también luce exactamente igual que a las de las películas. No, no, no. Por favor, no. Por favor.

Las imágenes de la noche me llegan de golpe. Pero...¿Cómo es posible? Durante alrededor de dos años estuve preparando todo para esa noche. Joder ¿Cómo es posible? Había medido hasta la cantidad exacta para quedar noqueada. Incluso, cuando tenía que estar bajo del agua para que mis pulmones no tuviesen la capacidad de recibir oxigeno. Todo, un arduo trabajo por nada ¡Que me jodan! La rabia comienza a subir me de golpe. Cuando estoy molesta aprieto mis dedos contra la palma de mi mano, quiero hacerlo. Sin embargo, la rabia es cambiada por el miedo. Entonces el cuerpo se me paraliza. Si estoy aquí, en un hospital, es porque me han encontrado.  Veo el rostro de mamá, de papá, de mis hermanos, de nenet, de mis amigos. Para estos entonces todos deben saber que ha ocurrido. No hay opción tengo que hacerlo otra vez. Antes había pre-dispuesto que no lograse mi cometido, por lo que había guardo una reserva bajo mi cama. No obstante, estado aquí no tengo nada. Miro a mi alrededor. Podría taparme la nariz y la boca. Sería sencillo. Y tampoco traumático. Esos siempre es importante, no perturbar a nadie.

Intento ponerme de pie pero no puedo porque tengo el cuerpo resentido por haber metido mucha mierda durante estos años. Me duele la cabeza, y encontrar un punto fijo para ubicarme en el plano geográfico de esta habitación me cuesta. Cara de castor nota que he comenzado a ponerme de pie. Se gira y frunce el ceño. No me importa su mirada, a decir verdad no me importa nada. Tan sólo quiero llegar hasta el sector de los baños para tomar lo necesario para taparme las vías. Papel higiénico, mucho de él. No me gusta la idea sofocante de aguantar sin rechistar. Es inquietante, nunca fue ese mi estilo. Mi estilo era  más bien dormirte hasta que todo pasase. Ahora necesito un punto final.

Paso al lado de cara de castor con el cuerpo muy adolorido. No sé si es porque no le importo en lo mínimo o está muy impactado o tengo una alucinación pero él se queda quieto. Me acuerdo de una película en donde una mujer que ha sido secuestrada despierta, y luego sale rápidamente para huir del bando enemigo. Recordar a la mujer me dice que ella estaba solo con una bata delgada. Joder. Miro mi cuerpo y agradezco tenerlo cubierto. Bueno, por lo menos la bata me tapa el trasero y me llega a las rodillas. También agradezco haberme depilado antes de comenzar la misión, pues había supuesto que cuando me encontrasen tendría que hacerme una autopsia y eso. 

Me entran ganas de vomitar. Sin embargo, me aguanto cualquier aproximación de reacción física debido a que estoy por abrir la puerta. No lo logro. En cambio siento un mano que comienza a guiarme de vuelta a la cama. Otra imagen de una película me cruza en mi mente. En esta escena veo una chica loca quien se retuerce mientras pide que la dejen ir. Yo no soy esa chica loca. Además ni siquiera tengo fuerzas para hablar. Escucho como alguien abre la puerta. Por el rabillo del ojo noto que es una enfermera a quien cara de castor le ordena que me de un tranquilizante. Entonces estallo, y me doy cuenta que la chica de la película no se me diferencia mucho.

-Dejadme-Susurro aún sin encontrarme capacitada para gritar.

Siento como la enfermera susurra y me dice tranquila. Como me pide que este tranquila cuando le he cagado la vida a todo mi familia. Joder, joder, necesito ir a por ese papel. Comienzo a desvariar, y la escena de la chica loca quien se retuerce se reproduce una y otra vez en mi mente. Tal vez, no es que se esté reproduciendo en mi mente. Tal vez, sólo soy yo quien no quiere que le duerman.

-¡Dejadme!-Grito y ahora si la voz me sale de golpe, aunque un poco rasposa. Estiro las manos con la esperanza de detener la misión de la enfermera. Sin embargo,  no hay caso porque antes que pueda agregar otra palabra siento los ojos pesados. Luego no se nada más.

Cuando me despierto no me permito realizar la estupidez que hice al despertarme por primera vez. Tengo todas las ideas claras, necesito ponerme de pie. Descubro que antes mis gritos y mi ida al baño puede ser que le hayan puesto pestillo a la puerta de este. Si es así, no me queda más que la opción que lanzarme desde la ventana. Dejaré una imagen asquerosa y desquiciante pero frente a esta situación es más importante el sentimiento egoísta que me ronda. Necesito que nadie me vea así. Actué muchísimo para que todos vean ahora la realidad.
La realidad, esa afirmación me abofetea el rostro obligándome a poner de pie. Sin embargo, no lo hago porque estoy atada. Maldición. Mierda.

¡Que me jodan! ¿Qué hago ahora? Es imposible aguantarte la respiración pues luego te desmayas y reanudas el ritmo normal.  Me hago tiras las muñecas al paso que tiro de lo que sea que me han puesto para sujetármelas. Seguro que si alguien me viese de inmediato pensaría que soy la endemoniada. La chica del exorcista. No importa, la verdad poco me importa.  Y creo que así lo piensan cuando veo un enfermera entrar. Su cara de espanto, bueno de preocupación. Supongo que el ruido de haber ejercido fuerza me ha delatado. El proceso siguiente es el mismo que el de la otra vez. Le inyectan algo a la bolsita donde está el suero. En poco tiempo entra la droga por mi torrente sanguíneo.

Entre mis delirios y la certezas. Susurro incontrolablemente matadme matadme matadme.

Despertarme me regala unos segundos momentáneos que me dejan pensar que estoy en mi habitación, que sigo actuando y que nadie sabe nada. Tengo que ir al instituto, estamos a mediado de noviembre por supuesto que debo ir al instituto. Aún en sueño comienzo a planear mentalmente que haré hoy cuando soy de vuelta a la realidad por la voz de una mujer. Parpadeo y por último me encuentro con un rostro estirado, y un pelo rubio. Muy similar a la bruja del diablo se viste a la moda. Sólo que esta mujer no es una bruja. Por lo menos, sus intentos de ser amena e informarme que me trasladaran a otro lugar intentan quitar esa idea errónea de mi mente.

Entre días inconexos con mi mente. Planes de como volver a cometer mi acometido (intento de acometido) Evito mirar al rostro a mis padres. Por primera vez agradezco el diagnostico de la señora estoy que estallo pero no importa te daré una sonrisa alías estirada,  sicologicamente inestable, inseguridad, baja autoestima, y un sinfín de diagnostico que le sirven a los psicólogos para hacernos creer que un cambio mental es considerable. No soy contra psicólogos pero ¡Joder, yo no necesito uno!  Al fin y al cabo me sirve. Su postura me sirve.

Retiro lo dicho, su postura me servía. Ahora no lo hace, no puede hacerlo cuando mi madre me informa que me llevaran a un centro sanatorio mental, lo que deja entre las palabras un gran cartel de loquero.  Le miro con la cara de mayor odio que puedo. Sin embargo, esta mujer que prefería quedarse a altas horas en el trabajo hace alago de su postura de jefa, me mira con superioridad y sale. Me avergüenzo, desde que he visto solo a mis padres no he sentido más que vergüenza. No hay nada maravilloso en matarse. Siempre lo supe. No se como pueden crear historias con chicas que intentan matarse y encuentran a su chico ideal, idealizan tanto esas historias que me da asco. Yo no sería esa chica. Sería la que le había jodido la vida a sus padres.

ApoptosisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora