2. OS: Un día en el acuario

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Del capítulo siete de Cómo robar un Uke.

Si bien era cierto que existían siete maravillas en el mundo, ese lugar debía ser una de ellas. La iluminación reflejaba en las grandes paredes de cristal grueso y transparente que contenían miles de peces de todos los colores, reflejando a su vez la luz de un color azulado, que le daba un aspecto diferente al acuario. Sin embargo, lucía tan hermoso que Rin se quedó sin palabras. Y para alguien que la mayoría del tiempo hablaba por los codos, eso era mucho.

No era como si nunca hubiese ido a un acuario, pero se sentía como si así fuese. La estructura debía estar violando algunas leyes de la física, pues arcos de cristal que eran utilizados como tanque también rodeaban las entradas de diferentes secciones. Así que sobre la cabeza del pelirrojo también había agua y peces.

─Anda, ya paga ─Exigió el pelirrojo, impaciente por salir de la fila y vagar libremente por el lugar, que destilaba una luz azulada. Haru sonrió y comenzó a sacar el dinero con más lentitud, obteniendo una mirada divertida de la encargada─. Eres tan lento ─se burló desesperado, dejando caer la cabeza en el hombro contrario. La respiración del pelinegro se cortó momentáneamente, sintiendo un cosquilleo en la punta de sus dedos. Rin acomodó su barbilla y miró el dinero─. Ya está, solo dáselo ─Haru obedeció. La chica tras el mostrador, un poco apenada por la escena, contó el dinero con rapidez y entregó las entradas.

─Disfruten el paseo. En el restaurante del jardín interno hay un descuento de pareja en platillos dobles─ Haru sonrió internamente, qué conveniente.

─No somos pareja ─Rin, sonrojado, se alejó del pelinegro y lo señaló─. Él está disponible.

─Gracias ─masculló Haru, tomando al pelirrojo por el codo y jalándolo tras de sí, dejando un poco confundida a la empleada─. Hablaste de más, idiota.

─Pero... Estaba nervioso. Lo siento ─dijo apenas, consciente de lo ridículo que había sonado.

En realidad, a Rin lo tenía sin cuidado la pequeña burla que la supervisora había hecho cuando Haru estaba pagando. Era consciente de que ambos, la mujer y el pelinegro, estaban divirtiéndose a costa de su propio entusiasmo. Pero, ¿y qué? Estaba en el mejor acuario del mundo.

─Bien, pero vas a tener que tomar mi mano ─exclamó de pronto Haruka, sacándolo de sus pensamientos.

─ ¿Eh? Eso es estúpido, Nanase ─respondió torciendo el gesto. El aludido se encogió de hombros, deteniéndose en uno de los estanques y observando un pez que nadaba cerca del cristal─. Tengo novio...

─Vaya, eso también es estúpido ─Rin no contestó, él también lo había pensado: había sonado ridículo─. De todas formas, tengo hambre y tendré que pagar por dos comidas, así que quiero ese descuento.

─No tengo que comer, Haru.

─Quiero el descuento, así que limítate a tomar mi mano ─el pelirrojo masculló en voz baja mientras entrelazaba sus manos

Vete al infierno.

─No me maldigas en inglés.

─Tú no me mandas, ¿sabes?

─El insulto no cuenta si no lo entiendo, ¿sabes? ─Rin chistó y miró el acuario.

─Esto es tan romántico ─musitó suspirando. Haru bajó la barbilla y apretó los ojos con fuerza. "Vamos, Rin. No lo digas" rogó en su interior─. Ojalá Sousuke hubiese venido ta... ¡Ow! ¿¡Por qué me pellizcas, imbécil!?

─No digas su asqueroso nombre ─no permitió que el pelirrojo se defendiera, lo jaló con fuerza y lo arrastró por el largo pasillo rodeado de agua.

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