Día 3:
Cuando entro a su cuarto lo primero que veo es a April refugiada bajo sus sábanas, llorando y hecha un ovillo en el rincón más cercano a la pared de su habitación. Mi reacción es inmediata. Empujo la ventana, sabía que estaría abierta esta noche, y prácticamente corro hasta que llego a su lado para abrazarla.
- ¿Qué es lo que pasa princesa? ¿Qué está mal? - Susurro en su oído - Calma ya estoy aquí. Dime qué pasa.
Ella simplemente se gira, me mira un momento y luego hunde su carita de ángel en mi pecho para seguir llorando durante largas horas, cuando finalmente levanta el rostro, apenas susurra:
- Ya sería un año si él no hubiera... - no termina la frase y las lágrimas vuelven otra vez. Sea quien sea que le hizo este daño, es un maldito que no se merece vivir en este mundo ni en ningún otro que no sea el mismo infierno. Ni siquiera lo conozco y ya lo odio, sinceramente espero no conocerlo, porque no creo que siga vivo si llego a verlo.
- Princesa - le digo apenas en un susurro - no lo vale. Mírame - pongo una mano sobre su mejilla y uno su frente con la mía. - Quien sea este idiota. No merece ni una sola de tus lágrimas. No se merece nada de ti preciosa. No le des el gusto de que te haga sufrir así. Yo estoy contigo. Todo va a estar bien. Te lo prometo.
Veo su rostro. Incluso con lágrimas corriendo por sus mejillas no deja de ser la chica más hermosa que he visto en toda mi maldita vida, y tengo que resistir la tentación de robarle un beso."Mi maldita vida" pienso.
- April. He estado a punto de morir tres veces en toda mi vida... Creo que tengo más razones para llorar que tú. Por favor, no pierdas tú tiempo llorando por un idiota todo va a estar bien preciosa - digo con mis manos aún en su rostro, hasta que me percato de lo que he dicho. Y ella lo nota. Levanta la mirada y me observa detenidamente a los ojos, pero no lo doy tiempo de hablar.
- Necesito algo de la tienda de enfrente - miento - Vuelvo pronto.
- Por favor regresa - son las primeras palabras que balbucea en toda la noche.
- Lo haré - contesto con una media sonrisa.
Cuando estoy por volver a la habitación de April, veo a alguien intentando subir por su ventana. Me atravieso la calle corriendo y lo halo hacia el suelo. El tipo alcanza a poner una mano en mi hombro y caigo al suelo con él, que trata de lanzarse sobre mí pero giro para evitarlo en el último segundo. Nos incorporamos al mismo tiempo, pero soy más rápido y golpeo su nariz con mi mano derecha, haciendo que sangre, si hay algo de lo que puedo presumir es la dureza de mis nudillos. Hundo mi otro puño en el estomago del asaltante y se dobla en dos. Lo empujo y cae al suelo de cara, rompiéndose la boca, dejando caer más sangre sobre el duro asfalto. Coloco una rodilla en su espalda y cruzo un brazo a través de su cuello.
- ¿Qué quieres? - le grito enfurecido.
- ¡Suéltame! - exige, pero no lo hago, y en lugar de eso aprieto con más fuerza.
- No lo creo - digo.
Me levanto y el tipo intenta incorporarse, pero lo pateo y cae de cara nuevamente contra la fría calle. Tomo una de sus piernas, obligándolo a tensarla, entonces la golpeo hasta que escucho el "crack" de los huesos rompiéndose.
Mientras se retuerce de dolor, saco mi celular del bolsillo y marco los números 9-1-1 confirmo la llamada y un oficial me pregunta si conozco al tipo, contesto que no, luego pregunta si se algo de lo que ocurrió, contesto que no, que venía a visitar a mi novia cuando lo encontré mal herido aquí, finalmente parece conforme y cuelgo la llamada antes de que pregunte mi nombre, estoy por subir nuevamente hacia la habitación de April, cuando alguien me llama desde la puerta principal de la casa.
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Tras la ventana...
RomanceUn día ella lloraba en su ventana. Y sin saber por que él subió a consolarla. Pero una vez estando juntos... Nadie iba a poder separarlos.