Día 8:
"Poner mi vida en juego..." eso fue lo que le dije a April, tal vez no sea alguien que haya vivido mucho, pero si lo suficiente como para saber lo que eso significa, de cualquier forma, debo hacerlo, arriesgarme por el bien de April, Santiago, Adela, de mi madre y de todas las personas que quiero.
Camino por la calle. Una última vez. Una última pelea. No importa cuántas veces haiga peleado y ganado, la única que importa es esta.
- Así que has venido eh – solto Stephen – nunca en mi vida conocí a nadie tan estúpido como tú.
- ¿Seguro? – pregunte riendo a Stephen que trataba de verse imponente, pero no funcionaba conmigo, lo he vencido más de una vez, no tengo miedo alguno de él.
- Aquí termina todo – rugió él mientras sacaba un arma de fuego cargada. – última pelea.
- Última pelea. – fueron mis palabras y tomé dos armas de mi cinturón, una en cada mano.
Antes de que Stephen pudiera siquiera apuntar su arma, dos balas salieron disparadas en su dirección, sin embargo, sabía que no iban a matarlo. Simples balas para simular el efecto de muerte el tiempo suficiente. Cuando estas golpearon el abdomen del muchacho, comenzó el desastre. Todos sus compañeros se lanzaron hacia mí, con golpes, ningún arma mortífera, solo herramientas de construcción o alguna pieza de viga metálica.
Comencé a disparar a diestra y siniestra, sin importar a quién, mientras me abría camino hacia fuera del callejón de la muerte, el callejón oscuro, que salvó a mi madre, pero me condenó a mi a vivir una pesadilla con todos aquellos criminales como personas más cercanas durante años, hasta que conocí a Santiago, y luego conocí a April... y decidí que todo debía terminar ahí. Ellos se merecen a un buen amigo que no los meta en problemas, y eso es lo que quiero para ellos.
Mi mente era un remolino, al igual que yo moviéndome en círculos para dispararle a cualquiera que se metiera en mi camino. Y entonces algo me golpeo, fuerte haciéndome caer sobre mi estómago, volviendo negra mi visión y todo desapareció.
HXP
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Tras la ventana...
RomanceUn día ella lloraba en su ventana. Y sin saber por que él subió a consolarla. Pero una vez estando juntos... Nadie iba a poder separarlos.