II

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Día dos:

Me muevo un poco en la cama hasta que me golpeo con algo... o más bien, la pierna de alguien sentada a mi lado. Cuando mi mente se despeja, los recuerdos me golpean como bombas explotando todos al mismo tiempo en mi cabeza. Cuando abro los ojos, ella está ahí. Sentada, luciendo hermosa y sonriendo. No entiendo la razón de su sonrisa, y comienzo a pensar que está chica sufre problemas de bipolaridad, hasta que sus palabras aclaran todo, despejando cualquier duda de mi mente.

- Si te quedaste - me dice, con una mirada que muestra el más sincero agradecimiento - sus labios se acercan nuevamente a mi mejilla y me besa. Sonrío ante el gesto y luego se lo devuelvo.

"¿Pero entonces no fue un sueño?" Pienso mientras siento la esperanza formándose en mi pecho.

- Buenos días princesa - le digo con una amplia sonrisa - ¿Amaneció mejor la adorable chica que lloraba como loca la noche de ayer o acaso eres su hermana gemela? Porque, a menos que estuviera drogado, la chica que conocí ayer no tenía una sonrisa tan bella como la tuya.

Sus mejillas se tornan rojas, sin embargo el color de su piel (algo parecido a la canela pero un poco menos oscuro)no permite que se note demasiado. Aún así el sonrojo es evidente, sus ojos brillan con la luz del sol que se filtra por la ventana y, miles de pensamientos cruzan mi mente. "Se ve jodidamente hermosa" Pienso, y es la verdad, no tengo razones para negarlo.

Miro mi reloj: 7:00 de la mañana. Será mejor que me vaya antes de que alguien me observe saliendo de su habitación.

- Debo irme - le digo

- Tienes razón, es mejor que nadie te vea saliendo de aquí. Mis padres ya se fueron, si te vas corriendo puedes irte por la puerta principal ¿vale? Pero antes déjame decirte algo:

» No sé cómo te llamas, no sé quién diablos eres o porque te deje entrar en mi habitación el día de ayer, pero sentía que debía hacerlo; solo sé que me ayudaste, te mojaste por mi culpa y aún así decidiste ayudarme, hacerme compañía y no sé porque o qué diablos te pasa.... Pero muchas gracias, muchísimas, muchísimas gracias... Ángel. - dice ella y me envuelve en un abrazo fuerte mientras susurra otro "Gracias" en mi oído.

- Soy John Parker. No tengo idea de porque me permitiste entrar, desde que te vi, supe que debía ayudarte, y eso fue lo que hice... creo, y no te preocupes, no tienes nada que agradecer princesa, ya te lo dije, yo te cuido. Estarás bien.

La suelto y ella abre la puerta que da a la calle, esto parece una misión de escape. Sonrió ante la ridiculidad de la situación. Cuando me avisa que puedo irme, me acerco a la puerta, le doy un beso en la mejilla y corro, literalmente hasta un par de calles más allá, a una parada de buses donde finjo maldecir porque el autobús me ha dejado.

Lo primero que hago es llamar a Santiago, necesito ayuda y él es de las pocas personas en quien yo confío.

- Viejo... ¡¿No estás muerto?! - dice cuando contesta. Y me rio ante el comentario.

-  Oh vamos, claro que lo estoy. Te llamo desde el otro mundo...

- ¿Hay comida allá?

- Si que la hay. Y una madre que va a matarme si descubre que pase la noche consolando a una chica y no en tú casa.

- ¿Pero qué...? ¿Te quedaste con ella? ¿Debo cubrirte? No hay problema pero me debes tú almuerzo de los próximos dos días.

- ¿Te conformas con un par de sodas?

- Que sean tres.

- Eres genial amigo - digo finalmente y cuelgo la llamada antes de dirigirme a casa.

Tras la ventana...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora