II "Blau"

45 7 2
                                    

Capitulo II

-Siéntete como en tu propia casa-. Perséfone sonrió. ¿Eso significa que puedo tomar agua directamente de la jarra? -quiso preguntar, sin embargo Anke ya había entrado a una de las habitaciones y molestarla no tendría gracia si no veía su rostro. Así que sólo caminó hacia la cocina y se sirvió un poco de jugo de guayaba.

-Joder, debiste escribir en la planilla que eras diabética, este jugo está más simple que mi alma-gritó, después de escupirlo de vuelta al vaso y tirarlo en la batea.

-No creo que tengas un alma simple-. La rubia se acercaba con las manos cargadas llenas de papeles y carpetas, también habían algunas cajas y bolsas de regalo-. No me gustan las cosas demasiado dulces, me inclino a lo salado.

-Es una expresión, dudo que lo correcto sea decir que estaba oscuro o amargo como mi alma.

-Yo diría que tu alma es más dulce.

-Eso confirmaría mi teoría de que eres un poco tonta.

La casa de los Blau era sencilla; una construcción de dos habitaciones, un baño y espacio donde estaba la sala de estar, el comedor y la cocina, todo decorado de la forma que Perséfone esperaba: muebles de madera humildes y colores brillantes en las paredes, además de los típicos cuadros de paisajes rurales que podías comprar en la carretera a menos de diez bolívares. Ambas jóvenes se sentaron en la mesa y la mayor quitó el mantel flojeado para colocar los muchos documentos.

-Estas son todas las cosas que mis padres guardaban en su habitación- dijo con pesar. Desde la muerte de sus progenitores no había entrado a esa habitación más que para limpiar, como si mantener el cuarto limpio fuera una especie de culto hacia ellos-. ¿Puedes repetirme para qué quieres saber sobre sus vidas?

-Huber... la última vez que fui a la ciudad estuve en la clínica, donde pude leer repetidamente ese apellido.

- ¿Y eso qué? Son una familia de médicos, todos ellos son muy reconocidos, algunos trabajan en el hospital o tienen sus propios consultorios, no me sorprende que también haya en las clínicas.

Perséfone suspiró y abrió la primera carpeta: donde se encontraba la partida de nacimiento con el nombre de "Anke Blau", nacida el 10-09-1968 en la ciudad de Caracas. Se notaba que era el documento original y no había ninguna otra copia, después se encontraban datos sobre el hospital y los registros sobre la nacionalidad. Ambos padres eran alemanes, pero, al haber nacido en Venezuela, Anke era venezolana.

Tampoco era como si el asunto de la sangre fuera verdaderamente significativo en Venezuela, un país donde el mestizaje era cosa de cada día, y la mayoría era descendiente de al menos un europeo o africano. Era tan común ver a personas pelirrojas o completamente morenos, también había un gran número de extranjeros, entre los que se destacaban asiáticos y árabes. Perséfone pensó, que incluso ella, con su cabello rosado y nacionalidad griega no representaba un tabú o algún problema racista para alguien.

-Huber, ese nombre también me suena dentro del bajo mundo... pero, ¿qué quieren de ti? -Anke revisaba entre las cajas, donde guardaban algunas joyas de oro y cartas románticas, también habían algunas fotografías instantáneas y casetes con dedicaciones románticas hechas en alemán.

-Supongo que mi sangre, ¿no? Tal vez es importante para ellos mantener la descendencia alemana, ya sabes, tener hijos rubios y todo el asunto-. No la miraba a los ojos, su atención de centraba en los escritos tras los casetes, tal vez los entendía, tal vez no, pero Perséfone supo que Anke solo intentaba evitar el tema- No lo sé, tal vez mi madre les debía dinero por lo de papá y...

ANKE BLAU "El trabajo de la bruja"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora