Capitulo 2.

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Era mi primer día y estaba muy nerviosa. Como cada mañana me duche, me puse unos boyfriend, un top negro y las superstar blancas y negras y baje a desayunar. Mi nueva familia ya estaba allí.

—¿Estas nerviosa? -Nada mas entrar Dallas me preguntó.

Asentí sonriendo y me senté a desayunar. Cuando acabamos Karen nos llevo a la universidad a Danna y a mí.

Cuando llegamos al campus me quede con la boca abierta, era enorme. Al bajarnos del coche nos dirigimos al edificio principal, allí se encontraba dirección, secretaría, la cafetería y el salón de actos. Después de 1 hora de charla nos dieron nuestros horarios y nos dirigimos a nuestra facultad.

Me encontraba caminando mientras oía a Danna cuando me encontré con aquellos ojos, unos ojos claros con una pizca de superioridad y seguridad.

— Ryder West. Es un chico problemático, vive en una fraternidad, no se lleva bien con sus padres. No te conviene...

Deje de mirar aquellos ojos y me centré en los de Danna, ¿cómo sabía tantas cosas de ese chico?

— Y.. ¿Tu lo conoces?

Sus facciones pasaron de serias a divertidas.

— La pregunta es... ¿Quién no lo conoce?

Las últimas palabras de Danna se quedaron en mi cabeza toda la mañana y mis ojos buscaban encontrarse otra vez con los de aquel chico. Después de una larga mañana nos fuimos a casa en metro. Yo no estaba acostumbrada a metros, mis padres me llevaban a todas partes, la verdad es que no tenía queja de ellos pero necesitaba un año de libertad. Todo esto de la beca se me ocurrió porque tuve un problema ¿y que mejor que irse a la otra punta del mundo para desconectar?

A las seis de la tarde mi puerta retumbó, al otro lado de la puerta escuche la voz de Danna y le dije que pasará. Cuando entro no lo hizo sola, a su lado había una chica, de piel blanca, pelo negro y ojos verdes.

—Hola Abril -pasaron las dos- quiero presentarte a Laura, es mi mejor amiga, se que os llevaréis bien.

Me levante de mi cama y me acerqué a darle dos besos.

— Hola, soy Abril, encantada.

Su sonrisa era tímida, pero cálida a su vez.

— Soy Laura, encantada igualmente.

Estuvimos toda la tarde hablando las tres. Al final se nos ocurrió la genial idea de ver una película y por la hora Laura se quedo a cenar y dormir.

Antes de irme a la cama me dirigí al baño. Cuando iba a entrar me crucé con Laura.

—Buenas noches... -se despidió ella-

Al ver que no había nadie en el pasillo me acerqué a ella y le pregunté por aquel chico, Ryder. Laura me dijo que era un buen chico, que ella no lo conocía muy bien, bueno, nadie, solo sus amigos.

Al irme a cama estuve pensando un rato sobre él hasta que me quede dormida, realmente sus ojos se habían penetrado en mí.

A la mañana siguiente me di una ducha de agua fría, aunque empezará el otoño, aquí en California casi ni se notaba. Me puse unos pantalones negros, una camiseta blanca y una chaqueta vaquera. Me eche base y un poco de rímel, no me gusta ir muy maquillada porque pienso que luego a la hora de arreglarme no se me notaría casi mi maquillaje si todos los días me vieran con él.

Después de arreglarme me calcé y baje a desayunar con todos. Al cabo de media hora nos fuimos a la universidad.

Al llegar me separé de ellas, quería ir por mí lado para apañarme, no iba a depender de Danna el resto del curso. Busque mi casillero durante unos 5 minutos, cuando abrí la puerta vi una bolsa dentro, la abrí y allí se encontraba el uniforme de gimnasia. Deje mis libros dentro y al cerrar la taquilla unos gritos me sobresaltaron, me giré y para mi sorpresa tenía enfrente el baño de los chicos. Me puse la mochila sobre los hombros y me fui a clase.

A la hora del recreo fui a la cafetería, pero por ningún lado encontré a la chicas así que no tuve más opción que comer sola. Busque la mesa mas alejada y me senté a comer.

—¿Te importa si me siento? -Oí una voz masculina sobre mi cabeza.

Cuando levante la cara me encontré con un chico, que por cierto, me sonaba mucho su cara. Me quede callada unos minutos pero luego reaccione.

—Si, claro. No creo que a mis amigos invisibles les importe.

El se echo a reír y se sentó enfrente.

—Soy Simon, he visto que estas sola y me he decidido por sentarme hoy contigo, no tengo la cabeza como para aguantar a los idiotas de mis amigos. -Dicho esto señalo una mesa.

Cuando me giré hacía esa mesa lo volví a ver, pero esta vez nuestros ojos no conectaron, los suyos estaban perdidos.

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