Capítulo 11

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Rin podría estar desarrollando un serio tic nervioso, expresado en aquella ceja que temblaba con frustración.

No era que el lugar no le gustase, ¡porque le encantaba!

Pero Sousuke enserio lo estaba tratando como a una chica. O al menos así lo sentía el pelirrojo. Por un lado, le encantaba que se mostrara tan atento hacia él. Pero por el otro... ¿Quién demonios decidió que él sería la chica de la relación? Es más, ¿por qué no podía ser simplemente una relación de hombres y ya? Nadie había escrito que uno de los dos debía hacer el papel de mujer.

No había reglas en una relación homosexual.

Sin embargo, cuando Sousuke pasó un brazo sobre sus hombros y lo atrajo hacia sí para besarle la cabeza, Rin no pudo evitar olvidar el lío que había en su mente. Se dejó besar mientras observaba a un gatito que también estaba mirándolo. Estiró el brazo, en una clara invitación, y el pequeño animal, con alegría, se trepó encima suyo. Rin cargó al invitado y lo acarició con ternura, rascándole suavemente el costado de la cabeza y escuchando el ronroneo.

El pelirrojo intentó prestarle el gato a Sousuke, pero este negó suavemente. No le apetecía cargar a aquella cosa. Rin rodó los ojos.

─Si no te gustan los gatos, ¿por qué estamos en un café-cat?

─A ti te gustan esas cosas peludas ─musitó en respuesta mientras ponía la mano en el cuello de su cita y lo acariciaba suavemente─. Además no es que no me agraden... Solo prefiero... Ya sabes, otro tipo de gato ─tomó un mechón del cabello de Rin y lo jaló con delicadeza.

─ ¿Uno sin pelo? ─preguntó el otro. Por un momento estaba malpensando lo que Sousuke estaba diciendo, pero... Vamos, ¿quién lo compararía con un gato? Sobó el lomo del animalito que cargaba y lo pegó a su pecho, haciendo que la cabeza del pequeño pegara con su barbilla. El pelinegro hizo lo propio, enredando su brazo en la cintura de Rin y jalándolo más hacia sí.

─No exactamente... ¿Ya viste quién está en la mesa de allá? ─El menor asintió.

─No los mires demasiado. Ellos creen que no los hemos visto.

En una esquina del local lleno de pequeños gatitos, Momo estaba sonrojado, mirando al piso con inquietud mientras, a su lado, una chica con un largo cabello plateado y un vestido vagamente ajustado jugaba con sus manos en un movimiento nervioso. Su rostro, completamente sonrojado, demostraba el bochorno que estaba pasando. Sus ojos azules vidriosos por lágrimas de vergüenza, tenían maquillaje sobre los párpados mientras apretaba los labios, pintados con algo de brillo, suavemente.

Momo se armó de valor. Consciente de que los chicos ya lo habían visto y reacio a dejar que su senpai pasase por algo tan vergonzoso como ser descubierto, juntó sus fuerzas e hizo a un lado su orgullo, posando la mano sobre la de Nitori y entrelazándola.

El acto hizo que el corazón del chico que vestía de chica comenzase a latir rápidamente. El sonrojo aumentó en la pareja, mientras una de las encargadas se acercaba a tomar la orden, claramente enternecida por la escena. Parecían un par de adolescentes en su primera cita. Y bueno, eso no estaba lejos de la realidad. Arriesgándose un poco, la encargada se dio el lujo de ser algo entrometida, dispuesta a ayudar al tímido chico a avanzar con su pareja.

─Disculpe la molestia, ¿podrían pasar a uno de los sofá? Vamos a arreglar esta área.

─Eh... De los... Sí... no hay problema ─tartamudeó Momotarou, jalando la mano del peliplateado y guiándolo a uno de los sillones cerca de Rin y Sousuke. Podían escuchar su conversación, pues sus voces eran graves. Pero lo más seguro es que ellos no pudiesen oírlos─ ¿Quién diría que las extensiones le hacen parecer una chica realmente, Nitori-senpai? ─el aludido torció el gesto suavemente y tomó un mechón de cabello.

Cómo robar un Uke |HaruRin|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora