Capítulo 12

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Rin observó a los chicos frente a él con incruelidad. La tristeza se había marchado dando paso a la confusión y molestia.

¿Le estaban tomando el pelo?

¿Lo creían idiota?

Haru se dignó a mirarlo mientras Makoto parecía interesado en la pared.

─Te aseguro que no era lo que pensabas.

¿Cómo habían llegado a esa situación?

SSSSS

La cita iba bastante... regular. Había empezado bien, con los gatitos. Pero a medida de que el tiempo transcurría, algo estaba cambiando. El ambiente de ambos, más bien.

Rin se sentía extraño. Sentía que las manos de su mejor amigo y reciente ex novio estaban viajando a lugares a donde no tenían derecho de ir. Y aún menos en público.

Lo peor sucedió cuando fueron a comer. El restaurante no era el mejor, pero tampoco era malo. De hecho, a Rin le agradaba. Pero había muy poca clientela ese día debido a la tormenta. Se sentaron en una mesa bastante apartada a petición del mayor. Rin lo entendía. Porque sabía que Sousuke aún no aceptaba del todo su gusto por los hombres.

El pelinegro, con un suspiro, observó a su cita, sentado a un lado suyo, antes de pasear la vista por el lugar. Sus ojos de abrieron con asombro al observar un par de chicos frente a ellos.

A tres mesas de distancia, Makoto sonreía a Haru con amabilidad.

Debía evitar que Rin los viese.

El motivo por el cual la sangre de Sousuke estaba hirviendo era desconocido para el mismo. Pero presentía que no tenía del todo que ver con Rin.

─Sou, suéltame ─musitó Rin con un rastro de dolor en su voz. El ojician volteó rápidamente.

No era que hubiese olvidado que acariciaba la pierna de su mejor amigo. Claro que no. La sensación de tocar a Rin era tan buena que simplemente no podía ignorarlo.

Lo que sí había olvidado era el límite en el cual Rin sentía dolor. Es decir, el pelirrojo soportaba la forma brusca de ser de su mejor amigo e incluso resistía más que otro en una pelea cuerpo a cuerpo en contra suya a pesar de la diferencia en masa y altura de ambos. Pero supuso que incluso él tenía zonas más... sensibles.

─Lo siento, apreté un poco de más ─Rin apretó los labios. Su respiración se agitó mientras intentaba calmar su furia.

─ ¿Qué demonios...? ─escupió antes de exhalar todo el aire y tranquilizarse─ De todas formas, no tienes que acariciarme. Mucho menos en público.

─Rin...

¡Dios! ¡Qué exasperante! Suspiró. Bueno, era culpa suya, por fijarse en su mejor amigo. En un hombre, demonios. Mientras observaba al pelirrojo, Sousuke pensó que quizá, y solo quizá, era un amor pasajero. Aún si era así, no iba a dejar que un Haru y Rin existiese, por nada del mundo... Quizá no era un enamoramiento tan profundo.

El sentido de sobreprotección y posesividad que lo embriagaba al estar junto a Rin había hecho que creyera que lo amaba. Y quizá era así, porque así lo sentía. Pero había momentos en que no podía evitar negárselo a sí mismo. Es decir... Quizá era que Rin se comportaba como una chica... Quizá simplemente estaba confundiendo todo. Amor y deseo, se parecían, ¿no?

El cuerpo fuerte y formado, pero que le parecía frágil y hermoso, de su mejor amigo lo atraía como la luz a un insecto. Estaba tan embelesado por lo que Rin era que tal vez pudo haber confundido las cosas. Posiblemente su destino si era una chica. Rin debía ser algo pasajero. Negó internamente. Estaba muy confundido. Sobre todo en esos momentos en los que lo único que él quería era tomar al menor y arrancarle la ropa.

Cómo robar un Uke |HaruRin|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora