-Nueva casa-

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Stephan

Me encontré con una imagen que me dejó preocupado, Peter y Adams se encontraban cerca de la ventana abrazándose el uno al otro. Adams lloraba desconsoladamente, sin embargo, Peter era menos sensible que su hermano menor y siempre afrontaba los problemas sin echar ni una lágrima por los ojos.

Lo habían pasado verdaderamente mal... Recuerdo que cuando llegué al centro, ambos ya vivían allí y me acogieron como si fuera otro más de su pequeña familia.

Parece que Peter me vio y soltó a su hermano con cara de tristeza, nunca antes había visto tanta tristeza en él.

-¿Qué ocurre?- Me atrevo a preguntar, acercándome a ellos.

-Han adoptado a Adams- Me giro hacia él con una sonrisa pero Peter no me deja hablar- La familia no me quiere a mí, sólo a él.


Se instala un aura de tristeza en el espacio en el que estamos. Peter y Adams, desde que los conozco son inseparables. Adams es mucho menor, tiene 15 años, pero Peter tiene la misma edad que yo. Sabíamos que este momento llegaría. Una familia rara vez adopta a un adolescente, pero nunca adopta a una persona casi adulta.


-Peter pronto serás mayor de edad y saldrás de aquí. Estoy seguro que podrás reclamar su custodia al ser hermanos- Le consuelo.

-Sabes que no Stephan. Eso no le conviene a él... Tendrá una buena familia, y yo habré salido de aquí sin techo alguno y sin trabajo- Ahora se dirige a su hermano- Adams ya te lo he dicho. Tienes que ser fuerte, iré a verte todo lo posible, nos mantendremos en contacto.

-Pero... No quiero irme sin ti.

-Ahora tienes que estudiar y conseguir un buen trabajo. Todo cambiará cuando seas mayor- Adams asiente y se dispone a recoger varios libros de su repisa.

Me giro hacia Peter y le susurro intentado que Adams no se percate- ¿Cuándo se va?

-Mañana mismo- Y acto seguido sale de la habitación.


Salgo de la habitación hecho una furia. ¿Cómo pueden permitir que separen a dos hermanos? Aquí te acostumbras de pequeño a no apegarte a nadie, porque sabes que algún día se lo llevarán y nunca más lo verás. Pero cogerle cariño a alguien es inevitable... Y menos a mis dos mejores amigos.

Decido salir a una pequeña terraza. La luna ya se deja ver en el cielo y el ambiente es bastante húmedo. Consigo apoyarme en la barandilla y varias lágrimas descienden, las cuales limpio rápidamente. Escucho como abren las rejas detrás de mí y me giro. Consigo ver a Lizzie entre la oscuridad y se acerca a mí.


-Me he enterado de lo de Adams... Supongo que tú también- Se sitúa a mi lado.

-No es justo- La miro- ¿Por qué separar a dos hermanos?

-Step la gente no es consciente de lo que sienten los demás. Sólo miran por lo que sienten ellos mismos... Es algo que tienes que aprender.

-Yo no soy así. Ni Rick. Ni tú.

-Quizás debemos cambiar para no pasarlo mal.

-A lo mejor los que tienen que cambiar son ellos. No quiero cambiar, ni quiero que cambies Lizzie. Me gusta cómo eres- Me mira con una sonrisa y vuelve la vista al frente.

-Te voy a echar de menos- Entonces no sé ni cómo ni por qué pero me giro hacia ella acorralándola en la esquina del pequeño cubículo. Ambas respiraciones se mezclan y la beso ferozmente. Lo necesito. Estoy asustado, más que cuando llegué aquí con 7 años. Se llevan a Adams, no sé qué pasará con Peter, y yo me iré...

***

Me despierta el ruido de algo cayendo al suelo, me incorporo y veo cómo Adams recoge el trofeo que le dieron hace años cuando organizaron unas Olimpiadas. Se incorpora y coloca una de sus manos en la mochila que descansa sobre la cama. Me levanto y me tiro prácticamente encima de él. Nos abrazamos por no sé cuánto tiempo.

Fuera nos esperan Peter, Lizzie, Rick y algunos amigos que Adams ha hecho a lo largo de su estancia aquí.

Después de una larga y emotiva despedida vemos como Adams se aleja en un coche...

El resto de días transcurren lentos. Me siento en un ambiente raro... La mayoría del tiempo lo paso con Lizzie, la cual está continuamente diciéndome cosas que nunca me había dicho, dándome caricias y sobre todo besos. Me hace bien estar así con ella. Los ratos que no estoy junto a ella me decido a rellenar la matrícula de la Universidad, la cual dejo casi lista para enviar, ya que me faltan datos como los nombres de mis tutores legales, residencia, etc. También paso a empaquetar mis cosas, ya que me mudo en poco tiempo.

Respecto a Peter... No lo veo casi nunca, se pasa todo el día no sé dónde, y cuando llega la mayoría de noches es para caer en la cama y echarse a dormir.

***

Me levanto temprano para terminar de meter unas camisetas que dejé fuera de las maletas. Veo que Peter sigue tirado en su cama, así que antes de que venga Rick a recogerme decido salir fuera a fumarme un cigarro.

Cuando entro de nuevo en la habitación descubro a Lizzie hablando con Peter.


-Buenos días- Digo cerrando la puerta con mi pie.

-¿Nervioso?- Se acerca Lizzie con una sonrisa amarga y me abraza por la cintura. Yo la observo desde arriba.

-Yo diría ansioso- Reímos los dos. Observo a Peter, el cual está dando varias vueltas por la habitación. Lizzie decide abandonar el cuarto y nos deja a solas.

-Hey... ¿Sabes algo de Adams? ¿Has hablado con él?

-Sí. Hablo por WhatsApp. Dice que está muy bien, la familia le trata bien y dejan que siga hablando conmigo.

-Eso está bien Peter. Poco a poco podrás conseguir más cosas, estoy seguro que te dejarán visitarle- Le sonrío.

-Te voy a echar de menos Stephan... Creí que no, por todas las gilipolle**s que nos has hecho siempre- Ambos reímos- pero tu ausencia se va a notar.

-Yo también te voy a echar de menos. Vendré a veros a Lizzie y a ti. Además os tienen que dejar venir un día a "mi casa"- Hago comillas y río- ... y a Adams.

-Esperemos que sí hermano- Se acerca a mí y me abraza.


Ambos salimos y esperamos junto a Lizzie a que Rick llegue.

En menos de lo que imagino ya estoy de copiloto en el coche, viendo por la ventana las grandes casas repletas de familias, niños jugando, perros...

Rick aparca el coche fuera de una casa de ladrillos rojizos, que a simple vista parece bastante grande. Tiene un patio delantero, donde se puede ver una cochera y varios columpios para sentarse. Cuando pasamos dentro, me reciben una mujer bastante agradable y guapa, y un chico que a simple vista me recuerda a Adams.

Me enseñan mi habitación, la cual se encuentra en la tercera y última planta, donde sólo hay 2 habitaciones más. Me tiro sobre la cama y me flipa lo cómoda que es, doy varias vueltas y me río al comprobar que los muelles apenas hacen ruido.

Después de sacar la ropa y dejarla ordenada en el gran armario decido salir. Entro a una de las habitaciones y compruebo que es el baño, así que me adentro en la otra, la cual está situada justo en frente de mi cuarto.

Nada más entrar me invade un olor a vainilla muy característico. Las paredes están pintadas de un celeste que inspira tranquilidad. Hay un ventanal justo en frente de la cama, con unas cortinas blancas que se mueven al compás del viento. Veo varios papeles por el suelo, junto a una pila de libros. Cierro los ojos inspirando ese aroma que al parecer descubro que me encanta... Pero los abro de inmediato al escuchar un portazo y una voz femenina:

-¿Se puede saber qué haces aquí?



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