Stephan
¡Qué bien sienta que una tormenta de ruido te despierte por la mañana!
Nótese mi ironía.
Giro la cabeza en la almohada, percantándome de que esos ruidos (claramente intencionados), venían de la habitación de enfrente. Con un movimiento ágil arranco la manta que cubría mi cuerpo casi desnudo y me dirijo a la habitación de la causante.
Doy varios golpes en la puerta, más fuertes de lo que pretendía, he de decir.
Nada. No me abre... Llamo de nuevo y se escuchan varios golpes. Pongo la mano en el pomo de la puerta dispuesto a abrirla, pero antes de que lo haga aparece ella ante mí. Está con un pincel en la mano y unos cascos. Abre los ojos mirándome y yo me empiezo a reír. Le quito un casco de un tirón.
- Verás ya sé que estoy bueno, pero ¿podrías de dejar de mirarme así? Se te cae la baba- Se pone roja ante mi comentario y yo no puedo dejar de reírme.
- Puede que estés acostumbrado a que babeen por ti, pero yo no me fijaría en tí ni en tus sueños.
- Sí, claro- Paso por su lado, empujándola por el hombro, como ella hizo el día anterior conmigo. Me adentro en su cuarto y veo un caballete con un lienzo. Vaya, no lo ví el otro día... Me quedo observándolo con cuidado, hay algo familiar en él.
- Oye, ¿qué haces?- De pronto su cara se interpone.
- ¿Sabes que me has despertado, verdad?- Su cara pasa del enfado a una pequeña sonrisa.
- Ehm... Sí.
- ¿Se puede saber por qué?- Digo esta vez sin sonreir.
- Verás- Se aleja de mí y deja a un lado su iPod- Si quieres vivir aquí tienes que madrugar. ¿Pretendes quedarte todo la mañana en la cama sin hacer nada?
- Puede ser- Me encojo de hombros y le sonrío de lado.
- Vaya, vaya...- Esta vez está lavando en un pequeño cuenco varios pinceles y yo me voy acercando amenazadoramente- ¿Así que eres un mantenido?
No me puedo controlar y la agarro del brazo, haciendo que se caiga el cuenco lleno de agua y todo lo que estaba sosteniendo.
- ¿¡ Qué mierd** haces!?- Mira el suelo manchado y me mira con odio- ¿Qué vas a hacer? ¿Me vas a pegar? Venga, adelante. Así tendré una excusa para que te echen de aquí.
Frunzo el ceño mientras la miro directamente.
- ¿Quieres guerra? La vas a tener- A continuación salgo rapidamente, dejándola plantada en el sitio y me visto rapidamente en mi habitación. Bajo con paso decidido y me encuentro en el comedor con Rick y su esposa. Con una sonrisa, me siento en frente de ambos.
***
- Entonces sólo te falta la firma de mi mujer y la mía y ya la tienes completa, ¿verdad?- Me pregunta Rick, con mi matrícula en mano.
-Así es- Le sonrío. Mientras éste firma, aparece el "ogro rubio" de la casa y se sienta también en la mesa, esta vez sin mirarme siquiera. Me quedo mirándola, cosa que sé que le incomoda.
- Kat- La llama su padre, mientras su esposa me entrega la matrícula ya completa- Acuerdate que ahora Stephan se va contigo, tienes que acompañarle para que entregue el papeleo y de paso le presentas a tus amigos, le enseñas la Universidad...
Antes de que ésta diga nada, me adelanto.
- Por supuesto Rick, será un placer, Kat y yo nos hemos hecho muy amigos en tan solo un día. No hemos parado de hablar, ni qué decir de cómo me recibió. Me prestó un libro, me enseñó su habitación... Ah- Esta me mira fijamente- Hasta me ha despertado esta mañana para que no llegara tarde.
- Vaya, ¿en serio?- Dice Rick sin poder creerselo- Así me gusta hija. Esta deja de mirarme para lanzar sus ojos pardos sobre su padre, y asiente con una pequeña sonrisa. Ambos nos quedamos solos.
- ¿Qué planeas Stephan?- Dice con gesto preocupado.
- Vamos- Le respondo cortante y me dirijo a la cochera.
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La Máscara
Romance"Eres la única persona que consigue que me quite la máscara..." Catherine Jones, más conocida como Kat, es una estudiante de Bellas Artes. Su vida es monotonía cosa que detesta profundamente. Ella quiere una vida que el día a día le traiga momento...