Capítulo 2

18 3 0
                                    

Caminé, caminé y caminé hasta llegar a casa.  Fui hacia la puerta y metí la mano en el bolsillo para sacar la llave, pero como siempre, la olvidé así que toqué el timbre. Marta abrió la puerta, era la ama de casa, mamá y papá siempre estaban en el trabajo, solo venían a casa de noche, para cenar, dormir y al despertar van al trabajo y de vuelta la misma rutina.

-¿Ya estas mejor, Matt?- preguntó, me hizo recordar que ocurrió ayer -Lo siento, no quería...-

-Lo sé, no pasa nada- dije para que no se sintiera culpable.

Me adentré en la casa, subí las escaleras paso por paso, escuchando el ruido del rechinar de los escalones. Al llegar arriba, doble a la izquierda para ir a mi cuarto. Con cada paso que daba sentía una carga encima. Abrí la puerta de la habitación y entré. Corrí a la cama, me tiré y comencé a llorar. Pensar que yo era su amigo y me sentía así de mal, no podía imaginar a su mamá. Lo peor de todo es que se iba a casar con mi tío en dos semanas. Luego de tanto pensar, me quedé dormido.

Recuerdo que soñé sobre una mancha negra, escondida detrás de una cerca, esas cosas que rodean nuestros parques traseros, luego todo se tornó borroso y desperté.

Era día de escuela así que tuve que desayunar lo más rápido posible, el desayuno lo había preparado Marta. Ya estaba cambiado porque me había dormido con ropa. Salí de casa luego de despedirme de Marta. Agarré la bicicleta, era un regalo de mis padres que me fue dado cuándo era pequeño. Hablando de mis padres, ni me enteré si habían venido a la noche. Pero no me interesó, ya estaba acostumbrado.

Pedalee lo más rápido para poder llegar temprano, se me estaba haciendo tarde. Lo peor de todo es que tuve que pasar por la casa de mi amigo, él era mi vecino.

Llegué 5 minutos más temprano, mi mejor amiga Bella me estaba esperando en la puerta del colegio. Frené y me baje de la bici y fui hacia ella.

-Te seré sincero, no tengo palabras- le dije mientras le besaba la mejilla.

-Lo sé, mejor no hablemos del tema- dijo mientras nos apartábamos uno del otro -Entremos, se nos hace tarde, y sabes como es Mrs. Evans-

Asentí y la seguí adentro del colegio. Tuvimos que subir las escaleras de entrada. Pero no más que eso, nuestra aula era la segunda a la derecha. Entramos, Mrs. Evans no estaba en el aula, nos sentamos. Otros chicos ya estaban ahí.

Luego de 2 minutos entró.

-Alumnos, no hay palabras que expliquen mis sentimientos ahora pero las cosas pasan. La vida no es siempre color de rosa y la muerte es un hecho que todos vamos a enfrentar y no hay manera de obviarla- dijo Mrs. Evans cuándo entró en el aula -Bueno, cambiando de tema, saquen sus libros de historia y abran los en la página 45-

<¡Había estado tan ocupado con el tema de la muerte que me olvidé por completo de los libros!> Me pare y fui hasta su escritorio.

-Disculpe Mrs. Evans me olvide el libro en el locker, ¿Podría ir a buscarlo?- pregunté aunque sabía que si iba, me tendría que poner un menos en esa agenda en la que todas las profesoras ponen las notas.
Pero ella asintió y no dijo nada.

Salí de la clase, todo parecía tan silencioso y sereno que me daba hasta miedo dar un paso porque no quería hacer ningún ruido. Abrí el locker que tenía un candado con una clave que solo yo sabía... bueno, yo, y Peter.

Agarré el libro de historia y al cerrar la puertecita del locker, algo pasó por detrás mío, acabando con la serenidad del momento, la serenidad del pasillo.

Luego lo vi. Era él. No era Peter, NO, era él.

Yo Lo Vi  [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora