Tetera de porcelana.

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20 de abril del 2044

EXTRAÑOS CILINDROS METÁLICOS AVISTADOS EN LAS CERCANÍAS DE DULLHAM CROSS.

Civiles pertenecientes al pequeño poblado de Sierra Escocesa fotografían la presencia de extraños objetos cilíndricos, aparentemente hechos de metal, ordenados de manera circular alrededor de una pequeña vivienda. Los habitantes cercanos entrevistados desconocen completamente su origen y aseguran que las moles podrían alcanzar los 4 metros de altitud y 2 de diámetro. Calientes al tacto e imposibles de remover, han causado desconcierto alrededor de toda la U.G.S. Científicos han tomado iniciativa, pero sin embargo, aún no se puede conf-

El resto de la noticia fue arrancada.

~•~

Las noches en la casa de Rafael Gerald eran frescas y tranquilas, como los días. Aunque (repito) el concepto de tiempo no es muy popular en épocas como estás, a horas de la tarde, a él le gusta disfrutar de una buena lectura, ver la calma de una Carrie durmiente, o simplemente escuchar a las ranas croar. Esta noche era ninguna de las tres.

Con los dedos sangrantes, se esforzaba en dar forma las patas de un tanto maltratado osito de peluche. ¿Por qué semejante torpeza de repente? Él era el único encargado de arreglar de cualquier prenda en la casa. Sin embargo, hoy se sentía más cansado de lo usual y un dolor creciente se alojaba en su sien.

Extraño, pensó.

Rafael decidió posponer el proyecto, al menos hasta que se sintiera más coordinado para coser o que el dolor de cabeza remitiera. Escondió el osito en una caja donde había una gran cantidad de ropa sucia. También decidió que mañana lavaría ese ridículo montón.


Por ahora, a descansar.

Entró a una habitación distinta en el dormitorio en el que estaba (si es que así puede catalogarse). Puede que en tiempos remotos haya sido un baño; ahora, era un conjunto de espejos (rotos o no) y cajas con diversos artículos de limpieza personal, navajas de afeitar, jabón, hilo dental, desodorante y cepillos de dientes, muchos cepillos de dientes.

Él suspiró y tomó uno, comenzando su pasiva labor. Se apoyó en la ventana y miró el paisaje con algo de nostalgia. Desde que la guerra terminó, la naturaleza se abrió paso por la ciudades, lenta pero constantemente, siendo la noche su santa patrona. Luciérnagas revoloteaban en las cercanías de la grieta y más de una vez avistó un venado de cola blanca escabullirse por las murallas abandonadas, abedules quebraban el viejo cemento con sus raíces y en pequeños bancos de agua se escuchaba el rumor de los sapos. Sin esas odiosas luces de ciudad, las estrellas brillaban con furor y la luna daba el toque mágico al paisaje. Era hermoso, pero, Rafael, por primera vez en años, se sintió sobrecogido.

¿Cuándo fue la última vez que vio a otro ser humano vivo?

La luz de la vela que se reflejaba en los cristales de las gafas del hombre se extinguió, con un suave soplido. Rafael sentía el estómago revuelto y un ardor terrible en los ojos.

Se enjuagó la boca con rapidez y volvió al "dormitorio". Gimió al ver la calma inocente de una Carrie dormida, envuelta en mantas de lana y acurrucada sobre cojines. La vista nublada de Rafael le permitió ver que su hija estaba abrazada de un objeto inusual; se sacó las gafas y se encuclilló a su lado. Carrie abrazaba la misma tetera de porcelana que llevaba en la mañana. Extrañado, dejó sus gafas a un lado y apartó la tetera del pecho de la pequeña, la cual hizo un pequeño tilín.

Rafael removió la tapa de la tetera. Había algunos figurines, monedas... Y fotografías. Una en particular le llamó la atención.

La visión de una bajita y rechoncha María Gerald embarazada le llegó como una bofetada.

En silencio y con el ardor renovado en los ojos, guardó la fotografía en la tetera y la dejó al lado de la mano de Carrie. Aún no la había superado.

Rafael tomó las gafas y se paró con cuidado, acercándose nuevamente a la ventana. Ahogó las lágrimas y el ardor de sus ojos empezó a remitir; el hombre comenzaba a tranquilizarse.

Pero, a través de los vidrios empañados, más allá del Chatarrero, más allá de la grieta; una nueva visión le movió el piso a Rafael Gerald.

En el horizonte, el cielo se alzaba con un resplandor verde.

Para Carrie.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora