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5.- Añade tierra y hojas que hayan recogido cerca de la rama o corteza, de manera que el terrario tenga un grosor de 5 - 7 cm.

6.- Humedece ligeramente esta mezcla y forma pequeños montículos para simular las irregularidades del terreno.

7.- Rompe un trocitos de rama o corteza y depositado en el terrario. Procura que sea lo más grande posible, pero sin que quede apretado.

8.- Planta unos cuantos musgos y pequeñas plantitas que hayas recogido en las inmediaciones de la rama o corteza. Ponlas en el terrario tal y como crecen en la naturaleza. Presiona con firmeza las plantas para que queden bien sujetas y riegalas un poco. El terrario debe conservar la humedad, pero sin anegarse.

9.- Tapa la boca del recipiente con un retal de tela y sujetalo con un aro de goma.

10.- Una vez en casa, coloca el terrario en un lugar en el que haya luz natural, aire fresco y una temperatura de entre 18 y 24°C. Evita la insolación directa, el calor seco y las corrientes de aire. Coloca un par de objetos pesados o libros a cada lado del recipiente para evitar que ruede y se caiga.

11.- Cuando hayas terminado de examinar a fondo el terrario, devuelve a sus moderadores a su hábitat original.

Toma nota
Ten a mano un lápiz y un bloc para anotar tus observaciones,
confeccionando una lista o haciendo un esbozo
de todas las criaturas que puedas distinguir. Veamos
algunos de los detalles en los que podrías centrar la atención:

♦¿De que color, tamaño, forma es cada animal, y cuantas patas tiene?
♦¿Donde vive cada bichito?
♦¿Se mueven de un lado a otro o están quietos?
♦¿Como se desplazan?
♦¿Se muestran más activos de día o de noche?
♦¿De que se alimentan?
♦¿Para que utilizan las plantas y la tierra?


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