❝ Ella era así porque sí, no había otra razón.❞
Caprice caminaba con los auriculares puestos, la música de Imagine Dragons se reproducía como una de las bandas más escuchadas por la chica en los últimos tiempos. Su cabellera clara se movía con el viento y ella igual, solo que decidía también seguir el ritmo de la música. Los niños la veían y se reía. Otras personas solo la miraban con rareza. Su risa resonaba en cuanto algún niño bailaba con ella, los niños la adoraban.
Caprice era una chica muy linda, e inocente, infantil, dulce y provocaba un sentimiento extraño, o más que nada como indicaba su nombre, un deseo extraño; el deseo de saber por qué era así. Con dieciséis años, no era para nada similar a las demás chicas de su edad. Una de las víctimas de la curiosidad, era Dominique, uno de sus compañeros de clases y también su vecino.
Luego de casi dos años observando el comportamiento de la chica, él se ve con la necesidad de averiguar algo sobre ella. Él necesitaba saber cómo o porque era así...
- ¡Caprice...! -gritó comenzando a correr detrás de ella.
Aún con los auriculares y la música en su nivel más alto, ella lo escuchó y volteó ladeando la cabeza. Dominique se detuvo de golpe, quedando a tres pasos de ella y observó la confusión que había en los ojos avellana de la chica. Ella le sonrió.
-Hola, Dominique.
-Caprice, hola.
- ¿Qué ocurre?
-Dime... ¿Por qué eres así?
Y sin pensar la respuesta, o entender la pregunta al menos, contestó:
-Porque sí.
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