Un Festín De Acontecimientos

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La hora se acercaba, todos los invitados se desplazaron hasta el lugar en el que sería el combite.
Ya habían llegado la mayoría de los invitados cuando unos minutos después el coche que trasladaba a la feliz pareja llegaba, y de las puertas traseras salieron el novio y la novia. Pero inmediatamente después de esto los invitados volvían a acercarse para felicitarles. Mientras tanto...

- Marta, ¿te encuentras mejor?
- A decir verdad, sí. Me pregunto quien sería esa señora, me gustaría agradecerle por esto.
- Ni idea. Pero, ¿Estás segura de estar bien?
- De verdad. ¡Venga vámonos!
- Sí. dijo Mark con un sonrisa mientras contempla como Marta avanza dirigiendose al coche de Mark.
- ¿Mark?
- ¡Perdona! Me he quedado pensativo. ¡Nos vamos!

La sala del combite pronto se llenó, más la estancia no era muy grande, pero sin embargo... Se podían distinguir claramente los diferentes perfumes de cada uno de los invitados.

- Bueno... Va siendo hora de los entrantes. No quiero que nuestros acompañantes en este enorme viaje pasen hambre.

Todo el mundo aplaudió las palabras de Ramón, más claro está que estas eran sinceras, pero a pesar de todo, se sentía mal por lo sucedido con Mark. Se encontraba frustrado, por lo que hizo, y por no ser capaz de contárselo.

Mierda.... ¿Cómo pude intentar eso? ¡Casi mato a mi mejor amigo! Y lo peor de todo es... ¡Que aún lo recuerdo todo!
Sabía, a que hora no coje el coche, y aprobechándome de esos intervalos, corté los frenos de su vehículo... ¡Fui un imbécil!
- Cariño. ¿Qué te ocurre? Apenas has comido de los entrantes y no has comido nada del primer plato.
- Amor... Dígamos que cometí un error y acabo de recordarlo.
- Esque... Estás pálido.

De pronto una voz del salón dijo la palabra mágica de una celebración como esta, "Que se besen". Al oirlo irremediablemente, el resto de invitados comenzaron a decir las palabras mágicas, por lo que la pareja se levantó. Y mientras todo esto pasaba Cintia miró a los ojos de su ahora marido y con la voz mas dulce del mundo le dijo:
- No importa cual sea el problema, siempre estaré contigo, y hoy es nuestro día así que vamos a divertirnos. Y de pronto con una sonrisa, sus labios se juntaron mientras el aplauso de todos los espectadores inundaba la sala.

- ¡¡Cintia!!
- ¡Ana!
- ¿Ana? ¿Eres esa Ana de la que tanto he oído hablar?
- Sí Ramón, ella es Ana. Ana este es mi esposo.
- Ui, parece que alguien no ha perdido el tiempo.
- Em... Gracias. Dijo Ramón con un tono de no haber entendido bien todo.
- No empieces, Ana.
- Perdón. Por cierto felicidades pareja, espero que seaís muy felices, a y... Cintia gracias por buscarme e invitarme.
- Te parecerá increíble, pero te he encontrado gracias a que invité a un viejo amigo y casualmente tiene tu número. Pero bueno no importa el como... ¡Por fin te encuentro!
- Sí, gracias a dios... Por cierto... ¿ Y Marta? ¿Sige con el Doctor?
- Em.... Verás... Es díficil decirlo, pero digamos que ahora está en un sitio mejor.
- No puedo creerlo, entonces ¿Ha venido sola?
- Que va, ha venido con un amigo de Ramón.
- ¿De verdad?
- Sí, y están enamorados pero esque le cuesta manifestar sus sentimientos.
- Bueno, pues será mejor que vaya a verla. Tenemos que ponernos un poco al tanto de todo.
- Te acompaño, tengo que ir al baño de paso.
- De acuerdo.
Oye Ramón, te robo a tu señorita esposa unos minutos.
- Claro...

Entonces, las dos jóvenes se dirigieron hacia la mesa en la que se encontraban Marta y Mark, pero no tardaron en darse cuenta en la presencia de las dos jóvenes, ya que cuando estaban a dos o tres metros, Marta dio un brinco hacía las dos. Dejando a Mark, con una cara de incredulidad enorme.
- ¡Anaaa! ¡Cuánto tiempo!
- Hola Marta, ¿Cómo estás?
- ¡Genial! Bueno.... No, quiero decir... Han pasado muchas cosas...
- Ah... Claro la muerte de Pascual...
- ¡Ana!
- Se me ha escapado, lo siento Marta, se que tienes que estar pasando un duro momento.
- ¿Cómo sabías lo de Pascual?
- Se lo dije yo, pero no quería que lo dijera.
- No importa Cintia. Estoy bien. Pero bueno, Ana... ¿Dónde has estado?
- Estudios y demás, fui a París. Y bueno, necesitaba aclarar algunas dudas de mi cabeza. Pero bueno, no importa. Por cierto, Marta, no estás muy bien cuidada, creo que has puesto algunos kilillos.
- Verás... Esque estoy embarazada, y Mark me está ayudando con el embarazo. Es un gran amigo, por cierto no os he presentado.
- Encantada, soy Ana.
- Igualmente, yo soy Mark.
- Mark...
- Em... Dime Cintia.
- Debemos de hablar a solas.
- ¿De qué?
- Es sobre Ramón.

En ese momento se apartaron algunos metros de allí, y Cintia le contaría su preocupación.
- Se que eres su mejor amigo desde que eraís pequeños, y me preguntaba si lo has visto estraño.
- Pues ahora que lo dices, lo llevo notando extraño durante todo el día. Pero me imagino que serían los nervios de la boda o algo similar.
- No lo creo... Apenas a comido, y lleva así algunas semanas... Me gustaría que hablases con él.... Me estoy asustando, y no es capaz de contármelo. Por favor... Habla con él.
- De acuerdo, lo haré.

Unos minutos después Mark, se dirigió hacia Ramón y le dijo que lo acompañara fuera. Este inmediatamemte asintió.

- De acuerdo.... He de admitirlo.
- ¿A qué te refieres, Mark?
- Que estás actuando muy extraño, y nos estás preocupando a todos.
- ¡No digas estupideces!
- No las digas tú, a ti te pasa algo. Y es hora de que seas sincero.
- No.
- Soy tu amigo, tu confidente, ¡Somos casi como hermanos!
- ..... Pee....ro por eso mismo...
- ¡Dispara! ¿Qué te pasa? ¡Hay dentro tienes una esposa que está preocupada por tí!
- ....
- ¡Debes de confiar en las personas que te apoyan siempre!
- No puedo...
- No importa, siempre seré tu hermano. Y te ayudaré en lo que sea... Pero para eso... ¡Tienes que confiar en mí!
- .... Esque me obligaron...
- ¿A qué?
- *snif* Fui yo... *snif*
- ¡Contesta por favor!
- A cortar... Los frenos de tu coche...
- ¿QUÉ?
- Yo... No quería...
- ¡Pero que has intentado! Coje y sujeta a Ramón del traje, apoyándolo contra la pared, disponiendose a darle un puñetazo.
- De verdad... Que... Yo no quería.
- ¿¡Por qué!? Apretando el puño con ira.
- Recibí una llamada de alguien y me amenazó... ¡Con matar a Cintia!
- Grr..... ¡JODER! ¡Mira, te mereces por una parte que te parta la cara! Pero... He cambiado... Y no podría golpear a un hombre, que es para mi como un hermano... Y encima con esos motivo... Suelta a Ramón, mientras comienza a llorar, a la vez que Ramón.
- Yo.... Lo siento, no pensé bien...
- ... Ramón, eres un gran amigo, de los mejores... Pero yo... Ahora mismo, no puedo estar aquí, con alguien que ha intentado... ¡MATARME!
- Te entiendo... Pero por favor, ¡no me odies!
- Espero, que lo pases bien el día de tu boda. Mis felicitaciones... A...migo, hasta pronto.
- .... ¡Mark! ¡Por favor!

Una amistad rota, por una sombra, que aún no conocemos.
Una sombra que con unas palabras acabaría con una amistad de toda la vida.

Porque aunque no lo parezca, las palabras duelen y pueden calar hasta lo más profundo del ser de alguien.

Porque algunas palabras... Matan

Carta de un silencio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora