Capitulo Siete: el encanto de la música

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Al día siguiente el ambiente en casa estaba lleno de tensión, se había vuelto una costumbre familiar. - ¿están listas? - pregunto mi padre - ¿nos volverás a llevar tu?- pregunte un poco sorprendida, pensé que no quería verme después de lo que le dije - Si, tengo que recoger unos papeles que se les olvidaron a mis hijas, al parecer no les puedo confiar nada últimamente- me ruborice, en serio esto no lo iba a olvidar pronto mi padre. -Cuando salgan Ian vendrá por ustedes, tiene instrucciones estrictas de no ir a ningún otro lado más que los que yo les dije, si requieren algo más se lo dicen su Nana y ella me lo informar, ____ comienzas a las dos en disquera, lleva ropa cómoda pero no muy casual- él se despido y se adelantó al colegio , las miradas de muchas madres de familia se fijaron en él, mi padre no era viejo y a decir verdad era muy apuesto, además si lo veías de lejos te daba un aire que te intimidaba de inmediato, bueno también si lo veías de cerca.

-Lo siento- la voz de Thania interrumpió mi curiosa observación, la mire extrañada -ya sabes, por todo lo que provoque - -lo único que importa es que te divertiste y que cumpliste tu sueño, vamos adentro, no quiero llegar tarde-

Las clases pasaban lento, llego la hora de la clase de lectura y redacción, veíamos escritores de la época del romanticismo, la maestra era muy agradable -muchachos quien ha leído a Edgar Alan Poe- el nombre me golpeo de pronto, claro que lo había leído era de mis escritores favoritos, pero no era por eso, -Alan- -Dijo algo señorita _____- la mirada se mis compañeros se clavó en mi -sí, que yo conozco su obra- dije para librarme de cualquier cosa - Ah muy bien- casi había olvidado mi descubrimiento de la noche anterior, en este momento estaba brincando de alegría de no habérselo dicho a Thania, no me hubiera dejado en paz, creo que sería mi pequeño secreto. Ahora tenía un conocido famoso que me recomendó un libro que resulto ser buenísimo. Además era imposible que me lo volviera a topar.

Ian llego a la hora de salida, llegamos a casa, me cambie como mi padre me indico cómoda pero no muy casual y nos dirigimos a la disquera. Me pregunto qué cosas tendría que hacer, probablemente me pondría a limpiar la disquera de pies a cabeza, o que les sirviera los cafés a toda esa gente. Fuera lo que fuera, lo tenía merecido.

Camine el largo tramo y entre a la disquera, era la primera vez que venía aquí, me acerque a la recepcionista, una chica alta, rubia natural al parecer, con unos ojos increíbles. - Hola mi nombre es ____ Díaz.- apenas iba a decir que venía over a mi padre, cuando me dijo que me esperaban en el cuarto de que estaba a la izquierda -Muchas gracias- Camine y abrí la puerta, ahí se encontraba padre -puedes entrar te estaba esperando, mira aun no llegan las personas con las que trabajaras, sube al segundo piso ahí encontraras un estudio y un recibidor, en un momento te alcanzamos.- dijo mi padre casi sin mirarme. - Muy bien te espero- Salí de la habitación y me dirigí al ascensor, era muy pequeño, seguramente no mucha gente trabajaba aquí. El ascensor llego al piso dos y observe el recibidor, era muy grande tenía una pequeña sala y una mesa de centro repleta de botellas de agua y bocadillos ligeros, pero lo que más llamo mi atención fue el piano, estaba al otro extremo de la habitación. La última vez que vi uno fue hace meses, mucho antes de mudarnos, mi padre no quiso llevar el nuestro con nosotros, no sé si fue por comodidad o porque le recordaba a mi madre, ella era una diosa tocándolo, y todo lo que sabía de música lo había aprendido de ella y de algunos cursos a los que me habían obligado entrar cuando era pequeña, a decir verdad después me enamore perdidamente de ellos. La curiosidad me gano, me acerque al piano, era hermoso, negro con teclas de marfil recién pulidas, brillaba. Me senté en el banquillo y toque algunas notas. Era increíble, por inercia comencé a tocar aquella melodía que me gustaba tanto, mi madre me habia enseñado a tocarla,  ella tenia una fascinación por esa canción,  las palabras salieron de mi boca y empece a cantar.




Lazos de amor : CD9 y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora