Capítulo 4

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-No llores, Jungkook. -sentí que unos brazos fuertes y suaves me rodeaban, estrechándome con fuerza, y un perfume de frutos secos invadió mis sentidos. Jin me estaba abrazando.

-¿Por qué te estoy contando esto? -pregunté en voz alta, entre sollozos. -Tú podrías ser una de esas personas falsas e interesadas… Jin agarró mis muñecas con fuerza y las apartó de mi cara, haciendo que tuviera que mirarle a los ojos obligatoriamente, aunque tuviera la cara llena de lágrimas.

-Yo te comprendo. Soy un actor, y no demasiado bueno. Soy un actor comercial. ¿Sabes lo que significa eso? -hizo una pausa, mirándome compasivo. -Ni siquiera me escogen por mi talento. Sólo soy una imagen, un cuerpo bien cuidado. No quiero que llores por esto, Jungkook.
Cuando dijo mi nombre, sentí ganas de suspirar. Tenía razón. Él podía comprenderme, también podría estar como yo. Pero él era más fuerte que yo.
Sus manos seguían agarrando mis muñecas, y no quería que las soltara, porque me gustaba aquella sensación.
Sin embargo, me las soltó y, acariciándome una mejilla, me limpió las lágrimas.

-Espero que Sodam te lo explique pronto todo… -susurró, y vi que en realidad estaba diciéndomelo como si no le pudiera oír, como si estuviera pensándolo.

-¿M-me tiene que explicar algo? -pregunté, secándome la otra mejilla, sin apartar su mano de mi cara. Tras unos instantes (¿de duda en él?) bajó finalmente la mano, y me sonrió, sacudiendo la cabeza y diciendo:

-Nada, déjalo. Bailas muy bien, ¿sabes?

-Gracias… En ese momento escuchamos la puerta principal abrirse en el piso de abajo.

-Esa debe de ser Sodam. -dijo, mirando hacia fuera. -Anda, lávate la cara.
Me entraron unas ganas inmensas de abrazarle, de sentir su olor y sus brazos a mi alrededor. Pero decidí levantarme de la cama.

-Eh… Jin. -me animé a decir. -He visto cómo mirabas el Cola Cao que me has hecho. ¿Quieres bebértelo tú?

-¡Te lo agradecería muchísimo! Soy casi adicto al Cola Cao. -rió de nuevo.
Cogí la taza y se la di, y él comenzó a beberla enseguida. -¡Muchas gracias! Entré a mi baño y cerré la puerta. De nuevo me miré al espejo. Mi rostro estaba lleno de lágrimas, mis ojos  estaban hinchados, y mi respiración agitada. Y mi mirada… era diferente. Alguien por fin había visto en mí por qué me comportaba de aquella manera, incluso antes que yo. Alguien me había comprendido mejor que yo.

Alguien… me había sorprendido. Aunque aún no me fiaba del todo de él, Jin había sido amable conmigo incluso cuando yo le había gritado y echado a patadas. Y había hablado conmigo… Había elogiado mi forma de bailar… Me sonrojé, y me eché agua en la cara para lavarla y enfriarla. ¿Qué me estaba pasando? De verdad no me comprendía. Tenía que venir un hermoso chico de pelo color cholate y de ojos oscuros para decirme que lo que me pasaba era que temía que los demás no me quisieran. ¿Acaso no podía averiguarlo yo mismo? Estaba visto que no.
¿Y acaso tenía que venir él para que alguien que no fuera mi madre elogiara mi forma de bailar?
Al menos tenía clara una cosa: Kim Seok Jin sólo llevaba dos días, o menos, en mi casa, y ya había introducido unas cuantas novedades, al menos, en lo que a mi mundo concernía. Cuando salí de mi baño, Jin ya no estaba en mi habitación.
Ni él ni su bandeja con mi desayuno.
Bajé a recibir a mi madre, que supuse que estaría aún en la puerta, pero ya estaba en el salón, y cuando llegué sonriendo, ella estaba hablando con él, y me miró, también sonriente. Él aún bebía el Cola Cao.

-Hola, mamá. -me acerqué, y le di un beso en la mejilla. (Claro que a mi madre, no se crean cosas raras EH?)

-Me alegro de que se lleven bien, o al menos no tan mal como antes…

-Se me ha ocurrido una idea fantástica. Esperen, voy a hacer unas llamadas. -hablo Jin  encerrándose en la cocina, con el móvil en la mano.
Mi madre me miró con los ojos brillantes. Seguro que ya sabría lo que el chico planeaba. Pero a mí me daba igual, sinceramente. Me encontraba mejor tanto física como mentalmente y podría enfrentarme a lo que fuera, así que esperé pacientemente, mientras abrazaba a mi madre.
-¡Qué raro estás, Jungkook! -exclamó mi madre, feliz.

-¿A que sí? -reí, besándola en la frente. -No te preocupes, no es nada malo.

-Ya lo veo, parece un buen cambio. -sonrió. -Estoy muy orgullosa de ti. Algún día serás grande.

-Nunca podré superarte, mamá.

-¡Ya lo creo que podrás! -rió. -Sé fiel a ti mismo, Kookie, Nunca dejes que los demás te controlen-¿Y eso a qué venía?

-¿Y esto a qué viene, mamá?

-A nada, hijo, a nada. -volvió a reír. -Ya lo entenderás.-A veces… mi madre me trataba como si fuera un niño, cosa que me fastidiaba bastante. ¿Que ya lo entendería? ¡¿Cuándo?! ¡¿Cuando tuviera canas y estuviera al borde de la muerte?! ¡¡Porque entonces entenderlo no me serviría de nada!! Pero me relajé porque no quería estropear la escena.

-Espero que esta tarde no tengas planes, Jungkook. -dijo Jin, saliendo de la cocina, aún con el móvil en la mano. Por un momento se me cruzaron los cables (¡¡A CUALQUIERA LE PUEDE PASAR, ¿VALE?!!) y el corazón me empezó a latir con fuerza, y me sonrojé, pero cuando añadió: -Tienes una audición. -la sangre me bajó a los pies y casi me desmayo. ¿Una audición? No podía estar más contento.
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El Novio De Mi Madre ~ Jinkook [COMPLETO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora