¿Qué hace él aquí? ¿Me ha seguido? No entiendo nada, después me dice que yo soy la rara pero yo nunca lo perseguiría cuando va a algún sitio.
- ¿Y tú quién eres viejo? ¿Su padre o su novio? - Alex le empieza a hablar burlón y se nota en sus palabras lo molesto que está por la interrupción de Ruben.
Lo que tengo claro es que yo no me voy a quedar a ver como dos idiotas discuten y probablemente terminen armando escándalo. Mejor aprovecho la distracción de ambos y me marcho sin que ninguno se de cuenta.
Mi día por hoy ha sido suficiente. Me siento realmente cansada después de tantas cosas raras que han pasado en sólo 24 horas. Quiero dormir de una vez y no despertar hasta que a esos dos se hayan olvidado de mi existencia.
Después de varios minutos caminando hacia ni yo se dónde empieza a sonar mi teléfono. Ruben. Pesado, no se cansa.
- ¿Qué?
Vale, he sonado un poco cortante pero no tenia ganas de mas tonterías por hoy.
- ¿Dónde estás? - su voz suena también seria y cortante, ¿ahora se ha molestado él?
- Déjame maldito acosador, no me sigas, ¿qué te importa dónde esté?
- Imbécil.
- ¿Qué? ¿Cómo te atev... - suenan dos pitidos y cuando miro el teléfono me ha colgado. Pues vale. Mejor.
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- Lauri preciosa, vamos despierta.
Intento abrir mis ojos pero todavía estoy demasiado cansada, aunque no puedo seguir durmiendo porque se que esa cálida y dulce voz solo puede ser de mamá.
- Mami... ¿Qué haces aquí? Te he extrañado tanto...
Me abrazo a ella por unos momentos y me separo, mirándola.
- Veo que te has olvidado - me sonríe tranquila y me sigue mirando. ¿Qué se me ha olvidado? - Hoy es el día que nos vamos de viaje con la familia. Tu padre, tu hermano y tus tíos han ido en coche para preparar la casa cuando lleguemos. Nosotras y tus tías vamos a ir en autobuses.
Oh no... ¿Porqué no me pasa nada bueno en estos días? Es decir, no es que no me gusten los viajes, pero no me gustan con la familia. Es frustrante que a estas alturas aún me den órdenes, me tengan controlada y me sigan tratando como a una niña pequeña.
-¿Es obligatorio ir? - Por preguntar no pierdo nada, quizás me pueda librar de esta.
- Laura... No empieces. ¿Acaso no tenías ganas de vernos?
-Sí, claro que sí. Por supuesto que las tenía. Pero...
- Pero, ¿qué?
- Nada... - no tengo excusas para negarme. Además supongo que a mamá le hará feliz estar con nosotros algunos días. Solo deseo que se me haga leve.
Me pongo a guardar la poca ropa que supongo que utilizaré para salir cuanto antes y no hacerlas esperar más. No creo que nos quedemos mucho tiempo, tampoco creo que salgamos de fiesta ni nada de eso para tener que coger ropa formal, aunque guardaré alguna por si quieren salir a cenar fuera algunos días. El resto de mi ropa será como siempre ropa de andar por casa, los trajes de baño y pijamas. Con cada prenda que meto en la maleta, menos ganas tengo de ir.
- Ya estoy lista, nos vamos cuando querráis.
Mis tías me miran sonrientes, bastante agradables aunque de pocas palabras. Ahora queda esperar que termine mamá de hacer lo que sea que esté haciendo en la cocina. Siempre que viene a casa, nos regaña tanto a mi hermano como a mi por tener algo desordenado en casa, por más insignificante que sea. Por eso no me gusta que nos visite sin avisar. Aunque... pensándolo bien, si yo debería saber que hoy era el día que nos vamos de viaje, seguro me habrá avisado, pero como siempre, todo se me olvida.
Tengo que intentarlo una vez más, realmente no quiero ir.
Voy hacia donde se encuentra mamá y pongo mi muy conocida cara de pena que suele funcionar para todo. Me mira poniendo los ojos en blanco, como si ya supiera lo que le voy a decir.
- ¿Qué te mantiene tan atada aquí que no quieres ir? O más bien debería preguntar... ¿Quién?
¡¡¿¿QUÉ??!! ¿Se ha vuelto loca? Ya se está imaginando cosas extrañas de nuevo. Mi madre siempre piensa que estoy en la edad de enamorarme, de estar con un chico, de pasar de todo por estar con esa persona especial y bla bla bla. Pero de nada sirve que le diga que ni tengo ni quiero nada porque nunca me cree.
-Mamá, ya sabes lo que pienso de las relaciones.
-Ay.. Pero estás en la edad, y no me molesta que quieras ocultarlo, pero ten cuidado, no hagas tonterías.
Lo que decía, totalmente imposible decirle lo contrario porque ella va a seguir pensando lo que quiera. Y pensándolo bien, quizás me sirva hasta para usarlo de excusa para quedarme aquí.
-Bueno entonces... ¿me puedo quedar? Prometo que no me pasará nada, cuidaré de mi y de la casa, te lo prometo. - intento de nuevo ponerle cara de pena y... AL FIN parece que va a ceder.
Me mira durante muchos, largos e insufribles segundos sin decir nada hasta que al fin tiene intención de hablar.
- Está bien, pero ni se te ocurra tener el móvil lejos de ti o no cogerme las llamadas cuando te las haga ¿me oyes?
Y conseguido. Sabía que podía. Bueno, en realidad estaba un noventa por ciento segura de que no me iba a dejar, pero lo que cuenta es que al final me ha dejado.
-Lo prometo mamá.