Capítulo 2: Hip Hop is Dead

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Cuando llegué, todos estaban sentados al rededor de lo que parecía una piscina vacía; riendo y haciéndose bromas los unos a los otros. Namjoon estaba comiendo un chupa chups y sonreía hacia los otros chicos; Jimin y Hoseok no paraban de reír mientras jugaban al juego de "piedra, papel o tijeras"; Jungkook se encontraba detrás de estos dos apoyando como siempre a Jimin, con el que era más cercano; Jin siempre estaba pululando por los alrededores, grabando con la cámara o haciendo fotos, tanto a los miembros como a la naturaleza; le gustaba observar las cosas y casi siempre actuaba en silencio, solitario; Yoongi estaba abajo, tenía en la mano una lata de spray color rojo y pintaba un grafiti en lo que le quedaba de pared. Me acerqué a los muchachos y los miré desde lo que en su día fue un trampolín de piscina. Luego bajé a donde se encontraba Yoongi y lo rodeé por los hombros, entrecerré los ojos para ver cuál iba a ser su próxima obra de arte. Se trataba de una simple pero perfecta clave de Sol y sobre esta había trazado el símbolo del infinito. Toqué la pared y respiré hondo. El amor que Yoongi tenía por la música podía transmitirse en un simple dibujo. Era increíble. Lo mucho que se pude decir con nada.

A Yoongi le gustaba bailar y componer; no era muy bueno cantando, pero rapeaba de una manera excepcional, era bastante perezoso, pero en cuanto se trataba de música, él era el primero en ponerse de pie y participar. Tampoco era una persona que expresase abiertamente lo que sentía pero siempre mostraba una brillante sonrisa cuando cantábamos o bailábamos. Esa sonrisa...

Se borró hace unos tres meses, cuando en uno de los momentos en los que estábamos ensayando un baile en nuestro lugar secreto sufrió una lesión. Recuerdo a Jimin, que a pesar de ser el miembro más bajo, tenía la capacidad de levantar personas y objetos pesados; coger a Yoongi cual princesa y llevarlo hasta la furgoneta del más mayor, Seokjin.

Min Yoongi habría pataleado, dándole golpes leves a Jimin para que lo soltase; pero en ese caso no forcejeó y tampoco protestó; simplemente se dejó caer en los brazos del muchacho hasta que lo montaron en la parte trasera del vehículo. Se había hecho daño en la rodilla y se le había hinchado la zona.

Acompañamos todos a Yoongi hasta el hospital a pesar de que no cupiésemos todos, algunos sentados en la parte trasera, que era la zona de carga. Yo era uno de los que estaba ahí; mirando cómo a medida que el coche avanzaba yo iba retrocediendo con respecto a los coches que teníamos detrás.

Si eso hubiese sido una línea temporal...

Tras tres horas en el hospital Yoongi había experimentado una dislocación de la rótula debido a que debió haber apoyado mal al hacer un movimiento rápido con las piernas. Eso significaba que ya no podía bailar; y que si retomaba aquella actividad, podía volver a recaer.

Cuando volvimos a casa tuvimos que acompañarlo y lo dejamos sentado en el salón.

- Alcohol. - Fue lo primero que dijo en muchas horas. Todos nos quedamos perplejos y Hoseok fue directo al baño a buscar alcohol aunque fue recibido por Yoongi con una sonrisa burlona. Era obvio que no se refería a ese tipo del alcohol.

Le negamos el consumir y su mirada se paseó por todas y cada una de nuestras caras, empezando a reírse como si algo lo estuviese poseyendo. Luego nos amenazó con el dedo e insultó uno por uno; la situación había llegado demasiado lejos. Jimin tenía los puños apretados; por suerte, Namjoon acabó ofreciéndole un trago a cambio de que se tomase una pastilla para el dolor para que pudiese descansar. En aquellas circunstancias tuvimos que decidir quién se iba a quedar con él puesto que a penas se movía y capaz era de hacer alguna locura. Nosotros siempre jugábamos a "piedra, papel o tijeras" para ver quién iba en cada equipo, a quién le tocaba fregar, quien era el primero en una partida, etc; pero esta vez fue Jin el que decidió quedarse.

Recuerdo la cara de miedo que tenía Jungkook al montarnos los cinco restantes en el ascensor. Nadie dijo nada, hasta que llegamos a la furgoneta. Esta vez conducía Namjoon. Y los iríamos a recoger a la mañana siguiente.

- ¿Estarán bien? - Miré a Hoseok, y con la mejor de mis sonrisas le dije que sí, aunque si soy sincero, siempre he sido un gran mentiroso y ni yo soy capaz de engañarme a mí mismo.

Como bien había dibujado Yoongi en su día en la pared de la piscina de un color azul intenso: "el hip hop, ese día, había muerto".


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