Me había preparado mi desayuno como todos los días, pero en cambio en vez de un café hoy me había hecho dos. He estado esperando este día desde que me aceptaron en la Universidad de Standford, cuando recibí la carta de acceso empecé a gritar cual loca de la colina. Quedan a penas dos horas para que me mude a la residencia de Standford, estoy muy ilusionada y a la vez muerta de miedo ya que no se me da muy bien eso de hacer amigas. Siempre acabo teniendo problemas con ellas, espero que esta vez no me ocurra eso. Acabo mi desayuno y me dirijo hacia mi habitación para cerrar mi maleta y revisar si llevo todo en mi bolso.
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Ya estoy subida en el taxi hacia la Universidad, cada vez me aumentan más los nervios y ya que tengo una hora de trayecto decido ponerme los audífonos y dejar que la música corra por mis oídos.
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-Mamá, mamá ¿Dónde estamos?¿Y por qué llevas mi maleta?-le pregunté.
-En un centro comercial cariño, no es nada importante mi cielo.-respondió.
-¿Y por qué hay tantos nenes sin sus papás?
-Judith cariño, deja de preguntar que voy a hablar con una señora.-me dijo entre dientes.
-Vale mamá, te esperaré en el parque con los nenes.
Pasó un rato y ya me había cansado de jugar y como mi mamá no aparecía fui a buscarla. Estuve un rato buscándola, hasta que vi aparecer a la señora con la que había estado hablando mi mamá, me acerqué a ella.
-Disculpe señora.-le llamé.
-Si dime.-me contestó.
-¿Ha visto usted a mi mamá?-le pregunté. Una señora rubia, muy alta, con vestido rojo y zapatos de tacón negros.-le aclaré.
-Sí, claro. Me ha dejado ahí una maleta rosa con tu ropa.-me dijo y yo la miré extrañada.
¿A qué se refería esa señora? Me estaba empezando a asustar.
-No sé a que se refiere, yo solo quiero ir con mi mamá. ¿Me podría decir donde se encuentra?-le pregunté.
-Mira querida, esto es un centro de adopción, su madre la ha abandonado y no la va a volver a ver jamás, es decir, no vuelva a preguntar por ella nunca más.-escupió.
-Pero, pero...-empecé a decir, pero me cortó.
-Ni pero ni nada niña, ya no va a volver a ver más a su madre y no volverá a tener familia hasta que una la adopte. Ponte el maldito pijama y vete a dormir, tu habitación es la 112.-me dijo y se largó.
Empecé a llorar desconsoladamente, no me podía creer que estuviera en un centro de adopción con mi maleta rosa preferida en la mano. No me podía creer que mi madre, sangre de mi sangre me hubiese abandonado con 8 años.
Llegué a la habitación 112 y seguía llorando, me senté en la cama y seguía llorando, no podía parar y fue entonces cuando de golpe se abrió la puerta y apareció un hombre y me pegó una torta.
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El taxista me despertó de mi pesadilla espantosa y fue entonces cuando me dí cuenta de que estaba sudando y llorando, el taxista me miró extrañado y me ofreció un clínex. Le pagué lo que le debía y me bajé del taxi avergonzada.
Ya había llegado a la Universidad y me veía terriblemente mal. Saqué el plano de mi bolso y busqué los servicios. Una vez sabía donde se encontraban los baños, me dirigí corriendo a ellos, esquivando a todo el mundo.
Una vez en el baño, saqué mi neceser del bolso y empecé a retocarme y a secarme las lágrimas, fue entonces cuando me dí cuenta de que había olvidado mi maleta en el taxi. Esto no podía ir peor. Entonces me dirigí corriendo hasta donde me había dejado el taxi y en ese momento choqué con un chico musculado, tatuado, sexy y guapo, muy guapo.
-¡Podrías mirar por donde vas, y dejar el teléfono tranquilo!-le espeté.
-Si no corrieras por los pasillos, irrespetuosa.- escupió y se fue.
¿Me está llamando irrespetuosa a mi? ¿En serio? ¿Y este perro-flautas quien se cree que es para insultarme?
Llegué donde me dejó el taxi y ahí estaba. ¡Gracias a Dios!
-Me salvaste la vida.- le dije con una sonrisa.
-No hay de que señorita, se la ve un poco nerviosa.-me dijo.
-Ja ja ja, si bastante la verdad, muchas gracias de verdad-le agradecí y me despedí.
Después de recuperar mi maleta me dirigí a secretaria a por mi horario y la llave de mi habitación. Estaba muy nerviosa por quien me iba a tocar en mi habitación, espero que congeniemos muy bien.
Me dieron la llave de habitación y para colmo me había tocado el número 112, esto no me traía buenos recuerdos.
Llegué a mi habitación, abrí la puerta con la llave y no había nadie. Era sencilla, dos camas, dos pupitres y un baño mediano. Como fui la primera en llegar me dispuse a elegir cama. Una vez dejé los trastos me tiré encima de la cama, eran las nueve y media, hasta las diez y media no eran las presentaciones a si que,me puse la alarma y me dispuse a dormir.
Espero que les guste, con todo mi cariño.
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No soy una de esas.©
RomanceJudith es una chica que no ha tenido ninguna experiencia en el amor. Jake es todo lo contrario. Judith es simpática, cariñosa, comprensiva y muy inocente. Jake es malo, frío, desagradable y tiene un lado muy oscuro. Judith, ha sufrido bullyng, su m...