Pura.

235 32 2
                                    

19

Sabado. Otra vez el maldito sabado, cuya noche cercana al domingo es el recordatario de una pesadilla constante. Mientras llega la oscuridad, debo aprovechar la luz. Ire con Mark de nuevo para darle lo que nunca he dado.

No sé como hacerlo. No tengo amigas que me cuenten, solo tengo vagas nociones romanticas que las peliculas me ofrecen: vino, musica relajante, velas y petalos de rosa; pero son peliculas y la imperfección no es parte de ellas. Supongo que solo seré yo misma y veré que pasa.

Ya empaqué todo lo que consideré necesario. Es hora de irme.

No cumplió mi expectativa y me alegro por ello. Mi expectativa era ese embestimiento fuerte y lacerante al que Richard me somete; pero en cambio él, consistente y suave, me hizo sentir por vez primera lo que la gente llama "hacer el amor", -cursí lo sé-.

Te contaré un poco de como ocurrió, bueno no es que tengas que saberlo, pero lo escribiré de todos modos, ya que hay cosas que vale la pena escribir para sentirlas de nuevo.

Además si tú, Richard, maldito hijo de puta lo lees, quiero que sepas que no fuí solo tuya, si no que está muñeca abrió sus piernas ante otro hombre, uno, que a pesar de su edad, lo puedo considerar así.

Llegué a su casa a la 1 pm. Sus padres a pesar de ser fin de semana, no descuidan su negocio, y ya se encontraban trabajando. Él, al verme sonrió y se mostró algo sorprendido, tal vez pensó que no volvería jamás.

Comimos, jugamos, volvimos a comer, y descansamos un rato en el sillón. Nos sentamos con los piernas sobre el sillón y platicamos unos minutos hasta que yo tomé la iniciativa. Me acerqué más y acaricié su rodilla, algo que le pareció extraño pero no refutó, y continué acercandomé, hasta el punto que me coloque encima de su regazo. Él intento apartarme, pero con mis brazos me amarre a su cuello y confesé:《escucha, tal vez no lo entiendes, pero necesito, deseo, entregarte mi virginidad》

Sabes muy bien lector, que mi cuerpo ya no posee
aquella virginidad fisica; aquella que me fue arrebatada cuando aún desconocía esa palabra existía, pero a pesar de ello, aún poseo una virginidad: nunca he hecho el amor. Y es por eso que me siento tan pura, porque a pesar de haber sido recorrida suciamente en el pasado, mi cuerpo nunca ha sido amado, ni siquiera por mi misma, y quiero entregarselo a él, quiero ser amada por él, el chico con el que conecté mi pasado.

Mark solo me miró fijamente y fue como la primera vez:  reflejarse en un espejo y verse a través de el. Nuestras miradas se entendieron, nuestros cuerpos reaccionaron y me besó. Sus manos recorrieron mi torso y las mías su nuca subiendo a su cabello.  Paramos un momento y pareció dudar, pero me quité el sosten y él solo contempló mis pechos por unos momentos. Yo ya me sentía suya en ese instante y mi cuerpo lo confirmaba. Desabroché su pantalón y me detuvo para indicarme con una mirada las escaleras.

Tomados de la mano subimos corriendo hasta llegar a su cuarto, y en seguida continuamos con los besos y caricias hasta reposar en su cama, y nos perdimos juntos -lo siento, ya no quería seguir haciendo esto tan explícito-.

Al final, nos quedamos viendo hacia el techo y después nos contemplamos en silencio. Me hallaba feliz por sentirme amada, pero triste al mismo tiempo al recordar que no volveré a sentir algo así en en el resto de mi vida. Él acarició mi pelo y una lagrima caprichosa salió rodando, y sin cuestionarme, limpió mi lagrima con su pulgar y rozó mis labios.

Cuando escuché el sonido del auto de sus padres, me levanté, me vestí rapidamente y tomé mis cosas sin darle tiempo de hablar o de levantarse. Le di un breve beso, y me fuí corriendo, huyendo por la puerta de atras, dejando mis lagrimas andar al igual que mus pies.

Ahora, no me queda más que aguardar la noche, la terrible noche que me hará sentir sucia, mas no impura, porque mi pureza le pertenece a Mark, no a Richard.

Teen IdleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora