4. Pez fuera del agua

34 2 1
                                    

Oigo sonar la puerta tres veces y escucho la voz de mi madre.

-Stans..hora de levantarse, se te hará tarde.

Como no me gusta hacer esperar a mi madre, me siento en el borde de mi cama, me estiro y coloco mis pies dentro de mis pantuflas recién lavadas y esponjosas. Bajo a la cocina donde está mi madre sacando del tostador los panes para después untarles margarina y mermelada, justo como me gusta, así que al instante me pongo feliz. Mi padre también está ahí en la barra leyendo el periódico y sorbiendo un trago de café negro.

-Buenos días princesa-dice mi padre.

-Hola- contesto dándole un beso en la mejilla y sentándome a desayunar a su lado.

Mi madre tiene la televisión prendida en el canal de deportes, ella cree que viendo eso me motivaré a dar todo de mí en las competencias, sobre todo en la que tengo el día de hoy. Si, olvidé mencionar que practico la natación. Es algo que me ha apasionado desde los 11 años. Antes de esa edad ya sabía nadar, o bueno, lo básico, pero cuando llegué a la pubertad, no sé, creo que hubo un momento de depresión en mi vida que se me fue quitando empezando a nadar, así que básicamente ya tengo 5 años en esto que no me causa ninguna emoción el que hoy sea la competencia final de la temporada.

Una vez que termino de tomar mi desayuno, decido subir a mi cuarto pero a mitad de las escaleras me detengo.

-Papi, recuerdas que hoy es mi competencia, ¿verdad?

-Por supuesto, no me la perdería por nada. Puede que esté muy ocupado en mi trabajo, pero mi familia siempre será lo primero en mi vida- contesta mi padre sonriéndome y dándole a mi mamá la mano. Le devuelvo el gesto y subo a bañarme.

Me baño rápido, salgo, me peino un poco el cabello y me hago una trenza, ya que con el cloro del agua el cabello se me hará chicle. Me coloco mi traje de baño y después me pongo mi uniforme del equipo. Me cepillo los dientes y bajo para decirle a mi mamá que estoy lista.

-Ya ma, vámonos- me despido de mi padre mandándole un beso en el aire, y mi mamá lo hace en sus labios y después nos vamos en la camioneta.

Llegamos a mi escuela, donde será la final de este año y en donde en el estacionamiento hay cientos de carros, ya que los equipos de 6 escuelas más están aquí. Me reúno con mis amigas.

-Hola chicas, ¿listas?- pregunto ya entusiasmada entrando al gimnasio y viendo la piscina con el agua tan transparente y calmada, e imaginándome que en 1 hora estará moviéndose con rapidez por todas las ondas que produciremos los competidores.

-Por supuesto que si Stansie, y a ti ni si quiera preguntarte, no por nada eres la capitana de nuestro equipo- comenta Andrea, una amiga y compañera.

Me dirijo a la entrenadora, quien por lo visto está muy nerviosa, ya que sería una ridicules que perdiéramos en nuestra propia escuela.

-Hay Stansie, que bueno que llegas, estoy fuera de orbita, tengo la cabeza en otro lado-dice ella, agitando las manos con una temblorina extrema.

-Entrenadora, tranquila, todo estará bien, usted nos ha entrenado muy bien, tenga confianza en nosotros y sobre todo en usted.

-Gracias mi vida, ¿te pido un favor?-dice ella y yo asiento con la cabeza- Ten las llaves de mi carro y ve por mi carpeta donde está la tabla para calificar, la tengo en la cajuela.

Tomo las llaves y me dirijo al auto, que por lo visto no es muy nuevo. Abro la cajuela del auto y busco entre todo el "tiliche" que trae mi maestra. La encuentro y cuando la tomo siento algo pesado y un poco afilado en mi cabeza.

La PromesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora