VIERNES

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«Yo quiero que vayas».

Me resuena en la cabeza aún esa frase. Ayer cuando volvíamos a casa, Liam fue agradable. ¡Viva! Hablamos de la fiesta de Maggie y yo le dije que Eve y Becka, mis mejores amigas, querían ir. Liam dijo que él iría con total seguridad porque Dave, su mejor amigo, lleva un par de semanas saliendo con Cassie, la mejor amiga de Maggie. El caso es que ambos suponíamos que la fiesta iba a estar bien. Bueno Liam dijo, exactamente: «a menos que se ponga en plan moñas y haya que ponerse gorritos de papel». Yo lo dudo mucho, la verdad, aunque nunca se sabe lo moñas que puede llegar a ser Maggie O'Malley. Me salió un poco de dentro preguntarle si a él le gustaba Maggie. Era una pregunta totalmente suicida, pero la mente de una adolescente de dieciséis pillada del más guapo de la clase suele ser suicida, ¿no? Me miró durante unos segundos y luego alzó una ceja. Bueno, el lado derecho de su única ceja.

«Maggie es bastante moñas».

Quizá con eso me quiso decir que no le gustaba. Pero no dijo más. Liam, a veces, se expresa como un libro cerrado y no sabes muy bien qué quiere decir. Además, volvió a hacer eso de no seguir hablando, que te quedas como si alguien hubiera dado al pause del video beta. Yo miré al suelo durante los siguientes pasos y retomé la conversación como si nunca me hubiese interesado por los gustos de Liam. Le pregunté qué más amigos suyos irían y me dijo que Tony Harper también iría. Y, cuando ya la calle se separaba en dos, me dijo: «Yo quiero que vayas».

Un coro de trescientos veintidós ángeles, arcángeles y santos me acompañaron el resto del camino a casa, en una nube de algodón donde sonaban arpas y violines y olía a pizza recién hecha. Creo que, en cuanto me perdió de vista, fui trotando como Heidy por el monte hasta llegar a mi casa. Abuelito dime tú, por qué huele el aire así. Abuelito dime tú, por qué yo soy tan feliz.

¿Qué tal queda Sally Gallagher? Sigo creyendo que queda mejor Sally Cinnamon, pero podría acostumbrarme a ser la señora de Gallagher. Creo que hay posibilidades. Esta mañana Liam me ha saludado y me ha tirado el plástico del bollo que se estaba comiendo, hecho una pelota, a la cara. Claramente eso es un signo; no sé muy bien de qué, quizá de que le gusta verme enfadada. Pero ya me ha dedicado un segundo de su tiempo. Becka, que iba a mi lado, me ha apretado el brazo hasta que hemos entrado a clase. Creía que se me iba a gangrenar, le he tenido que pedir por favor que me soltara. Ella sabe que Liam me gusta. Bueno, Eve también, pero es que Eve también idolatra a Liam. No hay ninguna guerra, ella lo idolatra como idolatra a Johnny Deep, dice que prefiere sentir amor platónico hacia él. Eve es de la opinión de que Liam terminará siendo modelo de Calvin Klein o algo así. Lo que creo es que se siente demasiado alejada de un chico como él, porque Eve tiene muchos complejos por estar rellenita. En verdad, cualquiera nos sentimos acomplejadas cuando se trata de Liam. Pero Becka, esta mañana, me ha dicho que lo del papel del bollo es una señal de que a Liam le hago gracia. Bueno, ayer me dijo que era graciosa, así que, sí.

Ahora estamos otra vez en el aula de castigo y es la Profesora Patterson la que está tras la mesa. No creo que les haga mucha gracia a ninguno tenernos que vigilar. Creo que está corrigiendo exámenes de cursos inferiores. Por las caras que pone, algunas respuestas deben de ser de lo más divertidas. Es lo que tiene la Historia, que cuando no te la sabes, da mucho pie a inventos. La profesora es más simpaticona y es como demasiado buena mujer. Es de las que en clase no se suele dar cuenta de lo que hacen los alumnos al fondo del aula, o que se preocupa menos por hacernos callar. Liam se aprovecha de esas cosas y le ha hecho la pelota nada más llegar, haciéndole una pregunta de la última lección que hemos visto, como si quisiera demostrarle que es un chico responsable. Menuda pose más forzada. Pero la profesora se lo ha creído y le ha sonreído, explicándole el tema. Gallagher también conquista a las mujeres de cuarenta años, menudo crack. Aunque, tengo que reconocer que me ha venido bien la clase particular. He aprovechado y también me he mostrado muy interesada, aunque a mí me sale de manera más natural que a Liam. Después nos ha dicho que hagamos tarea, por eso ahora estoy escribiendo en el cuaderno.

Me ha llegado volando una nota de Liam y hemos estado contestándonos durante un buen rato. La pego a continuación.

¿Qué haces?

Preguntarme si eres un pelota o un ratón de biblioteca interesado por la revolución industrial.

A mí la revolución industrial me la trae floja. ¿Qué haces?

Estar castigada, lo mismo que tú.

JO JO JO. ¿Qué harás luego?

No lo sé. Los viernes Eve y yo solemos estar en el sótano de Becka hasta la hora de la cena.

¿Jugáis a Cita Misteriosa?

Claro. Y vemos Alicia en el país de las Maravillas una y otra vez.

Alicia en el país de las Maravillas es una fumada de peli, ¿eh? ¡Fumáis porros!

No.

Invitadme.

No fumamos porros, Liam.

Pues invitadme a jugar a Cita Misteriosa.

JAJAJAJAJAJAJAJA Tampoco jugamos a Cita Misteriosa, pero me encantaría verte emocionado por saber quién es el chico que te sacará a cenar. Quizá le diga a Eve que traiga el juego.

Vale. ¿Dónde vive Becka?

¿Vas a venir?

Si me invitáis, sí.




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