ø Un desconocido excitado ø

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Escuché un ruido a mis espaldas, y miré hacia atrás. 

Era el de los rulos chocolate, y en el piso frente a él yacía una pila que contenía mi ropa, doblada. Sus manos, muertas a los lados de su cuerpo. Su espalda encorvada, y su boca abierta en una infinita "O".

"Olvidé llevar una toalla" hablé inocente, y me cubrí mi sexo con ambas manos, levantando y luego volviendo a bajar mis dos hombros. 

"T-ten" contestó, a penas consiguiendo hablar, acercándome la montaña que contenía mis prendas. El muy homosexual estaba obnubilado por mi cuerpo, y tengo que admitir que eso me pone. 

Mi madre siempre dijo que no tengo miedo, ni tampoco demasiado sentido común, y el hecho de que esté totalmente tranquilo estando desnudo en frente de un extraño, lo prueba.

"Gracias" le sonreí, realmente agradecido, pero a la vez con picardía, consciente de que para agarrar lo que me estaba entregando debía dejar mis partes a la vista.

Entonces me dirigí a su cuarto, meneando mi cuerpo de lado a lado como toda una zorra. Tener tantas hermanas mujeres ayuda bastante a que sepa como serlo.

Observé su inmenso placar y su cama matrimonial, perfectamente tendida. 

Me puse mi ropa de a poco, muy, muy muy de a poco, con la esperanza de que el atrevido ex-boxeador se atreviese a meterse en el cuarto y hacer que este día valga la pena. 

Pero no lo hizo. 

Al darme cuenta, terminé de vestirme ofendido, y caminé hasta el living donde él estaba. "¿Qué demonios, hombre?" protesté, y él giro hacia mí, incómodo y confundido.

"¿Todo eso de entrar al baño y mirar mi cuerpo como si fuese un pedazo de carne y ni siquiera vas a intentar besarme?" ¿a caso me estaba quejando de que el desconocido no me violó? Jesús, que necesitado.

"Y-yo" quiso hablar, pero se lo impedí.

"Oh, ya déjalo" me rendí "no me interesa. Solo creí que me habías traído aquí para tener algo de sexo" me encogí de hombros y me moví hasta la mesa ratona donde estaba el teléfono para llamar a mi mamá y marcharme de una buena vez.

Cuando colgué y volteé mi cuerpo, el estaba postrado detrás. Su cara, a centímetros de la mía, y su respiración agitada.

Me miró tan fijamente a los ojos que creí que su mirada me iba a desintegrar, y antes de que pudiese emitir sonido, sus labios se destrozaban ansiosos sobre los míos "Eso es justamente para lo que te traje aquí" dijo cuando nos separamos en busca de aire, y me tomó unos segundos entender a lo que se refería.

Cuando lo hice, algo dentro mío se encendió, y supe entonces que él no era simplemente un desconocido, y que ya sea por culpa del destino o de la suerte, había terminado en su apartamento por más de una razón.

Tomé su mejilla sin pensarlo, con mi fría y temblorosa mano derecha, y lo besé eternamente. 

Pasó sus manos por debajo de mi camisa, hasta mi espalda, causándome un escalofrío, y con un solo movimiento me levantó, poniendo mi delgado cuerpo sobre sus caderas.

Me giró en el aire, como un prometido a su futura novia, y eché la cabeza hacia atrás, sonriendo con los ojos cerrados, como un niño.

Si iba a entregarle éste espléndido y trabajado físico a alguien que conozco hace menos de un día, al menos lo iba a disfrutar.

Cuando bajé mi cabeza para mirarlo él sonreía de lado, con tristeza en la mirada y los ojos aguados, y me bajó de sus caderas despacio.

"Mierda, chico, eres hermoso" dijo, ahora con seriedad y una resolana de esa misma tristeza "pero creo que deberías irte" 

"¿Qué?" no comprendí, y hablé con la voz algo quebrada, lo cual es patético.

"Lo siento" miró hacia abajo, y sin dejarme hablar prácticamente me empujó hacia la salida, y me cerró la puerta en la cara.

Abandonándome allí, en medio de la calle todavía empapada por la lluvia, excitado hasta la médula y sin comprender qué era lo que acababa de suceder.



ø BY MISTAKE ø larryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora