"Si ese plan no funciona"

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Canción: 

Arctic Monkeys - Only ones who know

Aun estando libre, completamente libre, sin estar vigilado, sin siquiera libertad condicionar, me siento atrapado, soy como un ratón en un mundo al que desconozco donde no pertenezco a Emma, donde no puedo tenerla cerca de mí, y en verdad está haciéndome mucho daño.

Me desconozco a mí mismo, ni siquiera siento que deba ejercer mi profesión, ¿Cómo le llaman a esas personas que después de mentir tanto se creen sus propias mentiras? ¡Mitómano! Soy un imbécil mitómano que aún siente, debe ser psicólogo. Ahora que me voy lejos planeo finalmente estudiar psicología, aunque es irónico que alguien como yo ayude a personas a resolver sus problemas.

Por mera coincidencia, a dos días de abandonar la ciudad donde vive la chica que no merezco, me veo a mi mismo visitando por lo menos por última vez cada calle que conozco en mi auto, ya ligeramente viejo.

Si no fuese por aquel buen abogado que conocí tiempo atrás, y mis contactos relacionados con la policía, seguiría más tiempo tras las rejas, tal como merezco, sin embargo, aquí estoy, encendiendo el parabrisas en una tarde lluviosa en la gran ciudad.

Marqué el teléfono de Thompson, para despedirme.

—Si estás en problemas por culpa de la muchacha, olvídalo. —Sonreí ante su acusación muy merecidamente justificada.

—No, idiota, me voy de la ciudad. —Will guardó silencio por unos segundos, pero luego de suspirar, respondió:

Si ese es tu plan... Sabes que siempre te apoyo. ¿A dónde vas? —Preguntó en voz baja. Miré el semáforo en rojo, y un anuncio avisando que estoy saliendo de la ciudad.

—Lejos, supongo, no tardo en salir de la ciudad. —Murmuré.

— ¿Llevas algo que te recuerde a Emma? —Preguntó como queriendo evitar hacerlo.

—No. —Respondí. —Nada. —La desolación en mi voz hizo temblar mis manos al recordarme a mí mismo que ella está lejos y con alguien más.

—Eso es, chico. —Dijo. —Igual ha pasado suficiente tiempo ¿Verdad? No te afecta, ¿O sí?

—Will, ¿Te llamo después? —No quise tocar mucho el tema.

Está bien. Con cuidado. —Respondió y colgó.

Mi mente me pidió una y otra vez que no la llamara, pero al final todo obedecemos al corazón. ¿Cuál es el villano, entonces? ¿El cerebro por enfriarte o el corazón por quemarte?

Marqué al número que Emma tiene ahora, lo cambió tres veces en los últimos años por mí, puesto que a pesar de verme en la cárcel, pude encontrar la manera de tener sus números.

— ¿Diga? —Respondió su dulce voz, ahora un poco más adulta, menos inocente, pero de todas maneras siempre dulce

—Sé que he llamado más de lo que necesitas de mí. —Murmuré con voz temblorosa.

—Llamaré a la policía.

—Realmente no importa. Estoy yéndome, pequeña Emma. —Sonreí lentamente.

— ¿Lejos? —Preguntó.

—Sí, muy, muy lejos. —Respondí con voz entrecortada.

—Bien. —Respondió de manera fría.

—Aún si tú me hubieras elegido, te habría sacado de esta ciudad. Aún si las cosas hubieran sido diferentes te habría llevado a conocer todo el mundo.

La caja de AbalámDonde viven las historias. Descúbrelo ahora