"No era ese chico bueno"

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Canción:

Arctic monkeys -Piledriver Waltz

— ¿Cómo estás, Abalám? Aquí ya hace unas horas fue año nuevo, tuve que esperar para marcar.
—Murmuró con una voz suave, muy propia de ella. Me temblaron los parpados, y tardé en responder.

— ¿Qué quieres, Emma? —Fui directo, no quisiera ser así, quisiera pedirle que venga que me salve, que por favor me ame. Dios, soy tan patético.

—Sophie... Sophie me recomendó llamarte, Abalám, dijo que podrías hacer algo... Bueno, tú sabes, algo malo hoy. —Susurró. En todos estos años, después de todo lo que hice esta es la primea vez que me llama, ¿Por qué ahora? ¿Por qué?

— ¿Cómo es que me llamas éste año nuevo y me has ignorado el resto?
—Pregunté, más bien reproché. Ella suspiró fuerte y tendidamente. Sonreí con cinismo ante su silencio.

—Recién conseguimos tu número... Jesse y yo. —Esas tres palabras me destruyen como la primera vez que la escuché. Cerré los ojos con fuerza para no gritar o tirar algo. Bien, tranquilízate. «Ella está con él, lo asimilaste, bueno, intentaste asimilarlo hace ya mucho tiempo».

—Entones... Darcy está de acuerdo con esto que haces. —Afirmé en voz baja y con descarada con rabia al decir el apellido de él, quien arruino mi vida.

—Así es, le pedí muy duro hasta que accedió de mala gana. —Susurró como intentando sonar cómica, no lo logró. Deseé reír sarcástico ante su intento de sonar como si nada sucediera.

—Estás... Viviendo con él ¿O algo así? —No pude evitar preguntar. Demonios, debería cerrar de una buena vez el pico antes de explotar y mandar amenazas de muerte o algo más de mi viejo yo.

—Sí, estamos juntos. —Hice un puño con una mano y en la que sostengo el celular lo estrujé. Respiré hondo, no puedo controlar este instinto maligno, del que me he escondido todo este tiempo, y solo quisiera lanzar el teléfono desde mi ventana, y yo junto con él.

—Emma, yo... —Cerré los ojos con fuerza cuando mi voz tembló. —Emma, no me quieres cerca de ti, me odias, ¿Recuerdas?

—No te odio, Abalám. —Murmuró ella. ¿A que vino eso? Ella me dijo claramente cuando la intenté llevar lejos conmigo que me odiaba, y que amaba al infeliz de Jesse Darcy, ella me dijo que no era nada para ella, Ella e dijo que me odiaba, carajo.

— ¿Qué quieres, Emma? —Pregunté gélido, pero ardiendo por dentro — ¿Ah? ¿Te gusta sentirme de este modo? ¿Necesitándote?

—No es lo que pretendía, yo solo quería asegurarme de que...—Antes de que continuase con esa incoherencia que Sophie sugirió, yo la interrumpí:

—Creíste que iba a suicidarme. —Hice una clase puchero muy extraño en mí, cuando se trata de Emma, y de en quien me he tratado de convertir, no me reconozco a mí mismo. —Qué poco piensas de mí.

—No pretendía... Creí que al llamarte podrías sentirte bien... Estando tú tan lejos.

—Me gusta lejos. —Gruñí. —Me gusta lejos porque eso evita... —Cerré de nuevo los ojos —Eso me aleja de ti.

Siento esto. —Susurró desconcertada. —No creí que reaccionarías así.

—Emma no quiero pensar mal de ti, jamás lo hice....Pero pienso que te gusta esto.

— ¿De qué demonios hablas? —Ladró aun en voz baja.

—Te gusta que me sienta de este modo por ti. Y eso está mal. ¿No entiendes que no quiero hacerte más daño? —Susurré, cubrí mi rostro con una mano, principalmente mis ojos para no dejar salir ninguna lágrima. —No quiero hacerlo más, quiero pensar que he cambiado, pero vienes tú y haces esto. Estás mal.

La caja de AbalámDonde viven las historias. Descúbrelo ahora