Capítulo 16: amor de padres

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El renacer de la primavera trajo consigo una cálida bienvenida a otra época del año, donde todo parecía tener un color más vivo. Esa época del año llamada primavera donde la gente parece estar más feliz, esa época donde se abren nuevos comienzos. 

Cadence llevaba un tiempo encontrándose mal, tenía cambios de humor, mareos, mucha hambre...A Franky le asustaba un poco cuando pasaba estar de normal, a furiosa.

Cadence: ¡TRÁEME BATIDO DE ARÁNDANOS!

Franky: Pe-pero si no te gustan los...

Cadence: ¡QUÉ LO TRAIGAS!

Franky: S-sí, ya voy... 

Pero todo lo malo que sufrió Cadence -Y Franky-  valió la pena y dio lugar a un precioso huevo, (No hay que olvidar que son aves)  cosa que alumbró la vida de Franky y Cadence, impacientes para ver la cara al futuro pequeño pingüino, o pingüina que ahí se hallaba. Los días pasaron lentos, y el médico revisaba a ese pequeñín cada 2 días. Todo iba muy bien, y ambos se turnaban para cuidarlo , cuando uno se iba al trabajo, el otro lo cuidaba. 

Un día que Franky cuidaba al huevo, fue a visitar a sus amigos, cosa que no hacía desde hace tiempo, ya que Cadence le tenía algo ocupado con sus síntomas y tal. Lo trajo en una linda cesta cubierto de mantas.

Bob: ¡Franky! !Cuánto tiempo! 

Franky: ¡Sí! Lo siento, estaba ocupado cuidando de Cadence...

Petey k: *le da un aletazo* No nos vuelvas a abandonar así. ¿¡Me has oído!? 

Franky: ¡Au! *se pone la aleta en la mejilla* Ay Petey , tan encantador como siempre.

Petey k: Y que lo digas *Se ríe*

G Billy: No le hagas caso. ¿Cómo estás? He oído que ya habéis tenido el huevo. 

Franky: ¡Sí! Cadence y yo estamos contentísimos.

Petey k: Aww, se parece a ti.

Franky: Pero si aún es un huevo...

Petey k: lo sé

Franky: ¡oye!

Bob: no le hagas caso, te ha echado de menos xD anda, pasa...

Pasaron un rato charlando y riendo. Franky tenía que marcharse ya, por que Cadence vendría pronto, y ella no quería que saliera del iglú con el huevo. Pero de repente, sin querer, Franky al levantarse tiró la cesta al suelo, escuchando un fuerte crujido que le rompió el corazón y se le heló la sangre.

Franky: ¡NOOOO!

Los chicos acompañaron a Franky al médico iglú, donde un especialista de bebés los atendería. Franky estaba horrorizado, preocupado, y triste. Mandó a Bob llamar a Cadence para contárselo, y ella vino enseguida, con lágrimas en los ojos, y se reunió con Franky. El mundo de los dos se estaba derrumbando a sus pies, y no podían evitarlo.

Cadence: te dije que no salieras del iglú con él

Franky: Cadence... Lo...lo siento, de verdad... 

Cadence: ¡Es por tu culpa! ¡Tienes toda la culpa!

Cadence no pudo evitar llorar, a la vez que abrazaba al huevo. Franky no pudo contener las lágrimas y se odió a sí mismo, cayendo en una profunda depresión. Quería que todo fuera una pesadilla, acabar con ese sufrimiento, por su culpa había pasado esto, y Cadence no se lo perdonaría jamás. Abrazó también al huevo, y ambos esperaron a una señal que les dijera que seguía vivo. El médico les dijo que era algo impredecible, que no era seguro si sobrevivió el pequeño pingüino. Cadence y Franky le dieron todo el amor que tenían al pequeñín. Todo ese amor que podrían habérselo dado mientras crecía y se convertía en un pingüino adulto. Ya no podrían ver su cara, ya no podrían verle jugar, como aprendía a caminar, a hablar, no podrían soportar su adolescencia, ni ayudarle en los momentos malos. Todo ese amor que estaban dando, era también una última despedida.

Pero entonces pasó algo inesperado. De todo ese amor y calor, una pequeña pingüina asomó la diminuta aleta, y le tocó el pico a Franky. Todos se quedaron sorprendidos, y llenos de alegría y alivio. El médico inmediatamente la sacó del huevo con cuidado y mientras la pequeña lloraba, la aseó, y enrollándola en una suave manta, se la entregó a los aliviados padres.

Pingüi-médico: tomad *les sonrió* Es una chica 

Franky: Caden...¿Como le llamamos?

Cadence: *sonríe* Candy

Franky: *le sonríe y le besa*

En ese intenso beso, eran dos padres contentísimos de que su pequeña pingüinilla hubiera sobrevivido. Los dos la envolvieron en un cálido abrazo, dándole de nuevo todo su amor, y prometiéndole que la cuidarían y la apoyarían en el presente y futuro. Mientras los demás observaban aquella hermosa escena, la pequeña Candy descansaba feliz en brazos de su madre y envuelta por los brazos de su padre. Unos padres que la amarían para siempre.  





Cadenky, un amor verdaderoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora