-Hola, ¿podría indicarme a donde debo ir? Soy una alumna nueva.
-Dime tu nombre bonita.
-Soy Sandra Vázquez.
-Hum... Sí, Sandra Vázquez. Aquí estás, ¿Bachillerato científico cierto?
-Así es.
-Pues mira, tienes que salir por esa puerta que ves al fondo, atravesar el césped e ir al edificio que hay justo delante. Allí simplemente tienes que subir hasta la segund planta y tu clase es la tercera puerta. De todas formas pone un cartel arria indicandolo.
-Muchas gracias.
-De nada, que te vaya bien.
La sonrío como muestra de agradecimiento una vez más y por que bueno, es lo que he visto que hace la gente normal para expresar gratitud. Estoy enrollando los cascos para que no se lien cuando los meta en el bolso cuando oigo mi nombre y me giro.
-Sandra ¿verdad?- es la chica de la calle.
-Sí, esa soy yo.-acabo de romper mi código, debería estar enfadada conmigo misma.
-Siento haber estado escuchando la conversación que has mantenido con la mujer, soy Isabelle, ahora estamos empatadas a información.
Otra razón por la que tener simpatía hacia esa chica.
-Encantada.
-Igualmente. Vas a bachillerato y de ciencias ¿no?
-Sí.
-Yo también y soy nueva, y supongo que tu también. ¿Entramos juntas?
-Me parece bien, no me apetece sentarme sola, por más antisocial que sea.
-Me pasa igual. Y además estoy nerviosa.
-Pareces mi doble, anda vamos. Que seguro que ya han empezado.
-Sí, mejor.
Cuando entramos a clase, como suponíamos ya estaban todos sentados y solo quedaba un sitio atrás. Como había pensado las mesas eran para dos así que Isabelle y yo nos sentamos juntas al fondo. La clase era enorme para las veinticinco personas que somos. Es blanca, con una gran pizarra, corredera para causar más impresión, en una pared. Con el suelo blanco también y con un armario marrón de estos que parecen sacados de una casa de personas mayores al otro lado del aula.
Gracias a dios el profesor no hizo que nos presentáramos a toda la clase, me habría muerto de la vergüenza. Casi todo eran chicos, creo que podía contar siete chicas en clase, contándonos a nosotras dos. El se limitó a presentarse y a pasar lista. Cuando llegó mi turno, todo el mundo se giró a mirarme al igual que habían hecho con Isabelle. Yo era como siempre, la última de la lista y cuando todo el mundo se giró, mi mirada se encontró con el rubio de antes así que volví a mirar a la mesa. El profesor continuó con lo típico que se hace el primer día. Nos dió el horario, nos dijo nuestros profesores y claro, no conocía a ninguno pero cuando anunció al profesor de gimnasia todas las chicas se pusieron a reír supe de inmediato que no nos llevaríamos bien.
Antes de que pudiera ser consciente ya habíamos acabado el primer día y ya estábamos recogiendo lo poco que teníamos encima de la mesa. Ahí me acordé que tenía que ir a secretaría a que me dieran los libros de préstamo. Primero Isabelle y yo intercambiamos números y luego nos despedimos hasta mañana. Iba a salir por la puerta cuando, como no, el chico rubio me paró.
-Ey, ahora que ya no tienes puestos los cascos. Encantado Sandra.
-Igualmente... eh...
No había estado atenta a los nombres así que no me sabía el suyo. Debería estar más tiempo en el mundo de los vivos y no me pasarías esas meteduras de pata.
-No estabas en la tierra cuando leían la lista eh...-solo por decir eso ya me caía bien, cosa rara en mi.-Soy Juanma, pero todo el mundo me llama por mi apellido, Herrera.
-Pues encantada Juanma.
-He dicho que todo el mundo me llama Herrera.-dijo sonriendo.
-Ya pero yo no soy todo el mundo.-y devolviéndole la sonrisa y dejándole como un tonto con la boca abierta me fui de allí en dirección secretaría.
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Karma ¿eso existe?
Novela JuvenilEsta es la historia de una chica normal, con una vida para nada normal. En solo un curso escolar pueden pasar muchas cosas y la historia de Sandra es la prueba de ello. Ella empieza el que es su último curso en el instituto siendo una antisocial nu...