Desayuno

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Despertó esa mañana completamente renovado, como si hubiera dormido unas cuantas semanas sabiendo que salvó el semestre y no volvería a ver al odiado profesor de historia hasta el año siguiente, y que al regresar moriría de felicidad porque el desgraciado tuvo un accidente, lo despidieron o una horda de alumnos furiosos tomaron venganza por sus pésimas calificaciones finales.
La vida de un estudiante era difícil, y ya notaba que la influencia de Yūichirō afectaba su manera de ver las clases.

Los días para preparar el desayuno eran repartidos según las obligaciones que le tocaran en la semana. Al vivir juntos era ley que debían organizarse, aun si Yūichirō no era el ejemplo ideal para 'ama de casa'.

...

¿A quién le mentía? Ambos eran un caos en cuanto a organización. Los privilegios de haber tenido una madre como Krul se basaban en ser un niño consentido, aunque por alguna buena razón, quizás arte del destino, no tuvo ningún rasgo que se asemejara al estúpido de Ferid. Tenían una base económica muy estable, y por ende no fue necesario hacer las cosas por su cuenta, ya en su adolescencia aprendió a hacer ciertas labores del hogar con tal de contrastar los hábitos de su novio.

Porque... no entendía como Yūichirō era así, si tenía como padre a un hombre tan estricto como Guren Ichinose. Eso, o en realidad aparentaba lo que no era. En parte pensaba que era gracias al señor Shinya.
Eran una familia peculiar, lo supo desde que conoció en su infancia al pelinegro y lo llevó a su casa.

De repente una idea pasó por la mente.
¡Perfecto para hacer un vídeo nuevo!

Salió de la habitación con la velocidad del sonido, teniendo en manos la ya conocida cámara a la cocina. Ahí estaba Yūichirō tratando de preparar el desayuno.

- ¡Buenos días, Yuu-chan! -sonrió con 'ese' cariño especial que demostraba solo para su precioso ángel- ¿Tienes humor para un vídeo? Venga, sonríe para mi, bebé. -el rubor que se extendió por su rostro no se comparó al enojo que reflejó por sus muestras de afecto.

- ¿Tan temprano vas a molestarte? Que cruel eres.

- No me jodas, Mikaela. -suspiró, revolviendo su cabello con desespero- ¿Por qué...? Son las..., ehm, nueve de la mañana. -apagó el fuego de la estufa, sirviendo en dos platos un vago intento de huevos revueltos y tocino, fritos en una sola sartén.

- Oh, que apetitoso, Yuu-chan. -contuvo sus ganas de admitir que la mezcla de huevos y tocino no se veía del todo bien, pero fue el primero en hincarle el diente mientras procuraba sostener fuertemente la cámara encendida- Tengo de novio un experto cocinero. -canturreo con ganas.

- A veces tengo ganas de golpearte.

- Sé que deseas besarme, no te niegues. -lanzó un beso, un cómico intento de coqueteo mañanero.
Resonaron las fuertes risas de Yūichirō en el audio, realmente fuerte.

- ¿Cómo es que tienes seguidores en Youtube, Mika? -colocó el diabólico aparato cuando el pelinegro se sentó en la silla a su lado, mostrando la imagen de los dos- Es decir, solo subes contenido... típico de ti. -dijo antes de masticar su desayuno.

- Fácil: fanservice. Eso, y la lindura de Yuu-chan.

- A este paso no tendremos un desayuno normal, Mika.

- Nunca tenemos uno, nos hace especiales -encogió sus hombros, restando importancia a ese punto.

- O tu eres idiota. -cerró sus ojos en resignación, inclinándose para besar rápidamente su mejilla- Editarás eso. -sentenció.

- Lo haré. -no dijo más, esbozando una gran sonrisa cuando de repente el vídeo quedó oscuro.

No editó nada.

Mikaela's channelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora