Primera Prueba

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Primera prueba. Aparecí en una sala oscura, la única luz era desde arriba. Frente a mí había un tablero cuadriculado, como de ajedrez, suspendido en el aire. Me acerqué y coloqué una mano sobre el tablero y se revelaron figuras en este, justo frente a mí. En el lugar de los peones se encontraba Said, las torres eran Ryan, los alfiles eran mi tía Nicky, la reina era Margarash, los caballos eran representados por Black y, finalmente, el rey era Cris. De lado contrario habían piezas normales de ajedrez, eran de cristal. De la oscuridad un hombre resurgió, no podía ver su rostro pues tenía una máscara negra que cubría la mayoría.

―Esas son mis piezas. ―dijo señalando las piezas frente a mí.―

Entendí enseguida. El jugaría con mis seres queridos, y yo, tenía que matarlos. En ese momento, era muy claro para mí que mi teoría funcionaría. La maldad inquebrantable sería mi mejor recurso. Cambiamos de lugares.

―Cuéntame, Gabriella ¿Has jugado ajedrez antes? ―dijo con notable desinterés―

―Si. ―mantenía mi seriedad― Pocas veces, pero sé controlar el tablero.

―Eso es lo que crees. ―dijo con una sonrisa, una sonrisa, no burlona, no grande. Una sonrisa segura.― Todo lo que sabes, aquí no te servirá de nada.

Tomó una de las figuras de Said y la sacudió, eliminando un poco de polvo. La figura se quejó.

―¿Empezamos? ―dijo con la misma sonrisa amistosa―

―Adelante. ―Te doy el primer turno. Damas primero. ―extendió la mano hacia el tablero con cortesía―

Tuve que pensar muy bien mi primer movimiento, sería vital para el resto de la partida. Tomé a uno de mis caballos y lo hice pasar al frente.

Su turno. Tomó una Said del lado izquierdo del tablero y la hizo avanzar un espacio.

Mi turno. Hice a mi caballo avanzar, a un cuadro de distancia de toda la fila de Said. Tal vez un acto valiente, más bien un acto estúpido.

Su turno. Una Said se movió justo al frente de mi caballo. Era obvio que esa Said intentaba evitar que pasara, pero los caballos son las únicas piezas que pueden pasar por encima de todas.

Mi turno. Tomé un peón y lo hice pasar dos espacios. Intentaba usarle de carnada.

Su turno. Tomó una de mi tía Nicky, la hizo avanzar un espacio en diagonal. Un movimiento sin mucha importancia.

Mi turno. No podía tender trampas, así que movería una pieza nueva, sin importancia.

Su turno. Me tomó desprevenida cuando el hombre movió mi tía Nicky hacia mi caballo. No había notado esa jugada.

Mi tía Nicky levanto el puño y derribó al caballo. En ese mismo intante sentí un agudo dolor en la costilla derecha. Antes de mover mi pieza, coloque mis manos en mi costilla. El dolor era muy agudo.

―Tus seres queridos te están haciendo daño. ¿No harás nada al respecto, Gabriella? ―rió―

Mi turno. Molesta por su comentario, tomé a mi peón e hice que eliminara a mi tía Nicky, pero no esperaba la manera en la que sucedió. Se acercó a ella, sacó su espada, y cortó la cabeza de la figura. Sangre se derramó sobre el tablero, y la pequeña figura ahora estaba inerte. Miré la escena con horror, esto sería los que soportaría todo el juego. Sufría dolor físico, o psicológico. No había elección.

Su turno.

Mi turno.

Su turno.

Mi turno.

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