Electricity.

Epílogo.

Un año después

Bien, era la primera vez desde la graduación.

Mis padres se mudaron a Inglaterra conmigo, pero mi hermano se quedo en Escocia. El típico cliché de la familia Escocesa que terminaba viviendo en otro lugar del Reino Unido.

En fin, tenerlos cerca era tan acogedor y un alivio, aunque les costó un poco acostumbrarse a que su hija era capaz de conducir un auto sin sujetar el volante, que era capaz de cocinar sin siquiera tocar un utensilio.

Si era algo floja con mis poderes, pero ustedes también lo harían.

Debido a que en mis tierras, bien sea un o la otra el verano es igual a un dia de sol a la semana, así que lo tome como excusa perfecta para tomar unas pequeñas vacaciones tropicales cerca de Tasmania o en Tasmania, como sea ya saben a dónde voy.

El problema es que estaba nerviosa, tenía un año y cuatro días sin ver a mis amigos, sin verlo a él.

Las citas por Skype y Facetime eran tan tiernas y románticas, pero la diferencia de horario era una absoluta tortura para mis embellecedoras horas de sueño.

Mi vuelo era uno especial a la isla de Tasmania, solo los jóvenes pertenecientes a la antigua academia podíamos tomarlo, lo cual implicaba un retraso de dos jodidas horas esperando que el aeropuerto se vaciara.

Había una pareja sentada junto a mí en el área de espera, la mujer tenía a un niño de un año sentado en sus piernas, el chiquillo reía y reía, hasta que de repente cambio de color.

– Joder – susurré, su piel ahora era de un tono amarillo, los padres se inmutaron y siguieron jugando con él. Eso me dijo que todas las personas que estaban conmigo teníamos más en común que querer viajar.

-Si yo también me asuste la primera vez que cambió de color – repuso el joven, lo que me señaló que mi reacción no fue nada discreta – Aun cuando sabes quién eres, te sorprende cuando lo ves en tu propio hijo. Kurt y su nieto nos están ayudando mucho

– Su bebé muy lindo señor – le sonreí y el también lo hizo.

La mención de mi antiguo director y mi amigo hizo que se me hinchara el pecho de emoción.

– ¿Sabes que es lo mejor niña? – repuso y quería remarcar el hecho de que tenía diecinueve y en teoría no era una niña, pero él se adelantó – Crecerá sin tener miedo, porque ya sabe quién es.

Sus palabras las amortiguo el sonido de la alarma que indicaba que nuestro vuelo partiría pronto, pero, no dejaban de sonar en mi cabeza. Una nueva generación que sepa quién es y porque, niños que no tengan miedo de sí mismos. De alguna manera sabia que esto era un nuevo proyecto de Michael, así que me llene de orgullo.

Tomé mis maletas y emprendí mi camino para tomar el vuelo, estaba a un paso más cerca de casa.

Cuando llegue, estaba nerviosa, sabía que sería la primera porque Birdy, Calum, Dylan y Luke habían tomado vuelos más irregulares por la diferencia de horario, aunque Luke venía de Australia trato de que congeniara con el mío y logro un retraso evidente de casi un día.

Estúpido rubio.

Una vez retiradas mis maletas de la sección de equipaje emprendí mi camino por la estación, me abrumaba saber que no vería a mis amigos sino hasta mañana.

A lo lejos podía ver una silueta vagamente familiar, la luz del sol no me dejaba ver la cara del chico, seguí caminando hacia él ya que me supuse sería mi chofer.

Hasta que me acerqué un poco más.

Y sonrió.

Solté mi equipaje y comencé a correr como nunca, él hizo lo mismo.

Sus brazos rodearon mi cintura y me levantaron para poder verlo de frente, su vello facial era tan rubio que lo hacía ver aun mas adorable, el arito en su labio estaba de vuelta y su cabello se encontraba despeinado.

Pero lo mas hipnotizante y lo que nunca cambiaría serían sus ojos.

– Estuve esperando todo el día – susurro y lo abracé aún más. – Un año, unos días, un par de horas y sigo amándote Aria Mason.

–Y yo sigo amándote Luke Hemmings.

–Como si nada hubiera cambiado.

–Como si nada hubiera pasado.

Las amo;-; ok?