14. Hemmings

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– ¿De qué parte de Inglaterra eres?

Sabía que mi cara era un poema, los ojos de Luke se agrandaron como platos, después colocó un codo sobre la mesa y abanico su mano para tapar su rostro, sabía que esperaba una respuesta mordaz de mi parte pero me estaba conteniendo, él recibió una ligera advertencia de su padre para que bajara los codos de la mesa, primer strike señora Hemmings.

– No soy de Inglaterra señora Liz, soy de Escocia – dije con una calma tan mortal que no creí que fuera capaz de lograrlo sin que mi voz temblara, normalmente a los escoceses nos molestaba que nos confundieran con los ingleses, no es que tuviéramos algo en contra de ellos pero por favor, somos dos países diferentes que les costaba diferenciar aquello.

Sabía que la madre de Luke había notado mi molestia, trague grueso y tomé un poco de soda de naranja que habían servido especialmente para mí en esta cena.

–Pero eres británica – dijo como si fuera idiota, está bien, quizás ahora estaba algo roja.

–Mamá – interrumpió Luke apretando sus dientes - Todos los ingleses son británicos, pero no todos los británicos son ingleses.

Esta vez ella pareció entender y con su tenedor revolvió su ensalada.

Luke me había advertido sobre los grandes ojos observadores de su madre, cada uno de mis movimientos estaba siendo analizado por ella

–Qué harán cuando terminen la ehm, ¿academia? Tengo entendido que pueden escoger entre seguir sus estudios – pregunto el padre de Luke, sus ojos se veían más pacientes y amables.

Luke y yo intercambiamos miradas incomodas.

Esa conversación la habíamos tenido antes y no nos agradaba para nada, ambos teníamos ideas diferentes sobre nuestro futuro, aunque queríamos seguir juntos, nuestros destinos académicos se encontraban a kilómetros de distancia. Así que evitábamos el tema a cualquier costa hasta que llegara el momento de enfrentarlo.

– Estoy en los trámites para aplicar en Oxford, me gustaría estudiar matemáticas – comenté en un murmuro.

Por más que amara la isla necesitaba un bocado del mundo exterior, siempre volvería, quizás hasta podría enseñar en la academia uno que otro año, pero quería ser una profesional, no pretender que era normal porque después de todo ninguno de nosotros lo era, pero si dedicarme a las cosas que siempre me han gustado, aun me puedo dar esos gustos.

Después de conocer a Nastya y ver como lidiaba con ambas vida con una total calma y alegría, decidí que si podía controlar el metal y la electricidad, no había toda que no pudiera hacer.

Luke suspiró, él era otra historia, sabía que en el fondo de su corazón y a pesar del trato de sus padres, quería volver a Australia, sin embargo tenía un gran sentido de responsabilidad con respecto a la isla y sentía que debía quedarse y ayudar lo máximo posible.

–Todavía no lo he decidido - repuso Luke con un ánimo tan muerto que su padre lo miró con cierta compasión.

–Las relaciones a distancia no tienden a ser buenas ideas – dijo su madre con un tono acusador, ella se movió y casi tiraba al suelo uno de sus cuchillos para la cena, con un ligero movimiento de dedos lo retuve en el aire, ambos me miraban algo aterrados.

Sé que Luke me había dicho "nada de poderes a su alrededor" pero odiaba el ruido que hacían los cubiertos al impactar contra el suelo.

–Trabajaremos en eso, sé que podemos lograrlo – continúe la conversación como si lo que acabara de hacer fuera lo más normal del mundo porque para mí lo era.

Electricity.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora