Capítulo 2: Familia

372 10 6
                                    

-¡Señorita despierte!¡Dese prisa!- dice una voz.

Lo que me despierta esta vez no son las pesadillas, sino la voz de una doncella sacudiéndome.
- ¿Mmm?¿Qué pasa, qué hora es?- pregunto adormilada.
-Las ocho y media señorita...
- Ah, pues qué bien... Espera,¿LAS OCHO Y MEDIA?- Grito alucinada. De todos los días en los que podía quedarme dormida, tenía que ser hoy. Vale que suelo quedarme dormida, pero tenía la esperanza de que hoy no me pasaría. ¿De qué sirve tener pesadillas si luego te quedas dormida? Mientras cojo el uniforme del armario, maldigo - Maldita sea, tenía que ser justo hoy... Mierda, mierda, mierda...

Me pongo el uniforme rápidamente y bajo corriendo las grandes escaleras hasta el salón, ganándome varias miradas reprobatorias por el camino. Una vez allí, tuerzo a la izquierda y llego hasta el comedor, donde varias personas dejan de comer y se me quedan mirando.

Esa es mi gran familia: mi madrastra Miranda, mis medio hermanos Lucy y Toby, mi hermana Leonor (o Lía, como solemos llamarla) y el imbécil de mi hermanastro Mark.

Mi madrastra es bastante maja. Supongo que es como mi madre y la quiero un montón. Es bajita y regordeta, con una cara redonda y grandes mejillas sonrosadas. Es rubia con unos preciosos ojos verdes, y su sonrisa puede alegrarle el día a cualquiera.
Lucy y Toby tienen 6 años, son rubios como su madre y tienen los ojos azules de mi padre. Son muy traviesos, y siempre me ayudan a gastar bromas a la gente, especialmente a Mark. Son los niños de mis ojos, aunque mi preferido es Toby, ya que tiene un brillo en la mirada que enamoraría a cualquiera.
Después está mi hermana Lía. Ella es...¿cómo decirlo? Perfecta. Es alta y delgada, con unos increíbles ojos azules. Es guapísima, y su pelo caoba le cae en suaves ondas que le llegan hasta los hombros. Respecto a su personalidad, es inteligente, amable, comprensiva, generosa... En definitiva, no tiene un solo defecto. No lo voy a negar, me da un poco de envidia.
Y por último y menos importante, está Mark. No hay palabras para describirlo. Bueno, sí que las hay, al menos físicamente. Seamos sinceros, el chico está fenomenal: alto, moreno, ojos verdes, guapísimo... Así a la vista parece alguien perfecto y encantador, hasta que abre la boca. Es ahí cuando se convierte en lo que es: un imbécil. Es  desagradable, borde y especialmente creído. Vamos, un gilipollas.
A mi padre apenas lo veo por su trabajo, pero siempre se asegura de que me tome la dichosa pastilla. A veces creo que quiere más a la pastilla que a mí.

En cuanto me siento en la mesa, Mark empieza:
- Buenos días, doble A. He oído que ayer montaste un follón en el baño relacionado con la sangre. Qué pasa, ¿ahora eres la próxima Carrie? Pues ya sé qué sorpresa darte en tu cumpleaños- dice con una sonrisa en la cara.

Menudo imbécil. Nuestra enemistad no es nada nuevo, viene de hace bastante tiempo. Cuando tenía doce años y ví a Mark por primera vez, creí que era mi amigo imaginario(son idénticos, enserio.) y me lancé corriendo a darle un abrazo. Y claro, como no era él, me miró como si fuera un bicho raro y me preguntó que de qué loquero había salido. Obviamente, ese comentario me cabreó bastante, por lo que empezamos  a discutir e insultarnos. Minutos más tarde, cuando me tranquilicé lo suficiente como para no intentar saltar encima suyo, me explicaron que él era el más popular del colegio (del curso no, ya que es dos años mayor) y yo quedé como la rarita del curso. Creía que no lo iba a volver a ver, pero tres meses más tarde nos dieron la "feliz noticia" de que íbamos a ser hermanastros y a tener, un año más tarde, hermanos comunes.
Desde entonces se dedica a hacerme la vida imposible y a ponerme apodos absurdos, ya que es una manera de poder insultarme sin que Miranda le riña. El más antiguo es doble A, que significa acosadora agresiva. Si, la originalidad no es lo suyo.

- ¿Pero qué dices?- le contesto mientras le miro pidiendo que se calle, ya que Miranda me está mirando de forma extraña.- No tengo ningún problema, solo es falta de sueño. ¿Y cómo lo sabes?
- Te recuerdo que mi cuarto está al lado de ese baño, por lo que oí tu grito. Esperaba que se te hubieran llevado, pero lamentablemente, sigues aquí.-suspira.
- Maldito gilip...- me callo rápidamente, se me olvidaba que en presencia de Miranda no se pueden decir ese tipo de cosas, ya que "no son propias de una señorita". Aunque bueno, yo también tengo mis apodos. Sonrío y echo una mirada rápida a los niños, y ellos asienten.
- Claro que si, tienes toda la razón- respondo- Espera, ¿cómo te llamabas? Creo que era Marco...
- ¡POLO, CABEZABOLO, PICHA PEQUEÑA Y HUEVOS DE PLOMO!- gritan Lucy y Toby a la vez.
Ay, me acuerdo de esa rima. Me la enseñó una amiga mía, y siempre se la canto porque sé que le molesta que le llamen por su nombre completo. Además, a Toby y a Lucy les encanta.

Bipolar (Perfecta Imperfección #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora